Según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente,hoy en día, cada tercera persona en el mundo no tiene acceso a formas avanzadas de energía.
Desde 1949 se inició la conmemoración del Día Mundial de la Energía, con el fin de promover el uso de recursos alternativos y reducir el impacto de energías no renovables.
La energía renovable es una pieza fundamental para frenar el cambio climático, evitando el aumento de la temperatura en el planeta, lo cual conlleva a un gran riesgo para las personas, los animales y las otras formas de vida que habitan la tierra.
La senda hacia una transformación de la economía descarbonizada está clara y reforzada por muchos gobiernos y entidades multilaterales.
En los países de América Latina y el Caribe las energías renovables aportan un 33% del suministro total de energía, un número mucho más alto que la media global (13%). La transformación de la matriz energética hacia un sistema más sostenible es muy importante para conseguir incrementar el bienestar.
Según Kristin Dietrich, directora del Máster en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), el bienestar ambiental repercute directamente en el mercado laboral, entendiendo que esta relación varía dependiendo del país.
Se prevé que para el 2030 la transformación energética logrará un incremento en la empleabilidad de casi el 10,5%, lo cual beneficia directamente la economía de los países; así mismo, las nuevas generaciones juegan un papel fundamental en esta transición pues permiten impulsar los
proyectos y dinámicas que se construyen alrededor de este.
Ahora mismo, un 71% de los jóvenes afirman su voluntad en una participación activa en el cambio.
Numerosas empresas del rubro de las energías renovables han redirigido cuantiosas cantidades de dinero de Europa a Estados Unidos.
La razón principal son los generosos incentivos a las energías limpias que el gigante del norte ha implementado en el último tiempo, con el fin de atraer a la mayor cantidad de actores del área y que se instalen definitivamente en sus tierras.
De hecho, sólo en el último semestre, fabricantes y promotores mundiales de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) ya proyectan decenas de miles de millones de dólares en nuevas inversiones en Estados Unidos, impulsados netamente por las subvenciones americanas.
La proyección se alimenta en la cifra récord de inversión mundial alcanzada por el sector en 2022, que superó el billón de dólares.
Esta situación ha desencadenado que el Viejo Continente, así como Asia, evalúen crear sus propios incentivos para las energías limpias, con el fin de, no solo retener, si no que continuar atrayendo inversión de renovables.
Se debe considerar que la energía solar y eólica superaron por primera vez a los combustibles fósiles en Europa, logrando un 22%. Un elemento que incentiva esta respuesta es la oportunidad de tener mayor independencia de los combustibles rusos.
“Desde nuestro país vemos con buenos ojos esta “competencia” por las inversiones en energías renovables. Nos pone en una buena situación, ya que tenemos el potencial, gracias a nuestras características de terreno y clima, para ser un proveedor líder de energías limpias e hidrógeno verde”, señala Mario Gómez, commercial manager de Solek.
El Senado acaba de despachar a la cámara baja un proyecto que promueve el almacenamiento de energía eléctrica y la electromovilidad, documento que expone la necesidad de modificar la regulación en vistas al cambio de matriz energética.
Bajo este contexto, los investigadores del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería, ISCI, Ronald Fischer y Rodrigo Moreno, también académicos de la Universidad de Chile, realizaron un estudio que revela la necesidad de cambiar la regulación en materia de generación distribuida.
Como observa el estudio, el modelo regulatorio chileno está basado en la empresa modelo, que impone al inversionista condiciones específicas que no son las operan en la realidad.
Fischer lo define del siguiente modo: “El problema es que la empresa real tiene una historia de inversiones pasadas que le impide tener las eficiencias de la empresa modelo. En el pasado existían aspectos del proceso regulatorio que balanceaban este efecto, pero hoy se han eliminado, lo que deja en evidencia esta deficiencia del esquema de empresa modelo.”
Los resultados de la investigación señalan que es necesario proteger este tipo de inversiones, con el foco futuro, pues, al asegurar una rentabilidad a la empresa, ella puede mejorar la tecnología para incorporar fuentes de energía sustentables, por ejemplo.
En la misma línea, un segundo trabajo realizado por los académicos sobre transmisión energética observó un problema que va en una dirección similar, pues: “a diferencia del pasado, actualmente el regulador determina las inversiones a realizar en el sector. Por lo tanto, es innecesario introducir riesgos en la remuneración de activos para dar señales de inversión eficiente.”, señala Moreno.
Investigación que añade más razones para proteger este tipo de inversiones e incentivar la inyección de recursos en estas áreas por parte de privados.
Sobre los desafíos, la académica de la Universidad Internacional de Valencia, también destaca que parte de la participación de las nuevas generaciones y del involucramiento como sociedad en una transformación tan importante, nace en la educación para generar concientización y entendimiento de las repercusiones de las energías renovables.