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Experta en educación propone acortar la brecha entre la formación académica y la demanda laboral Educación

Experta en educación propone acortar la brecha entre la formación académica y la demanda laboral

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La propuesta que hace es adecuar las mallas curriculares, sin perder de vista la calidad de la educación superior, manteniendo los estándares de acreditación.


Adecuar las mallas curriculares de las casas de estudios superiores a las reales necesidades técnicas del mercado laboral es una necesidad imperiosa detectada en el mundo educacional universitario.

El análisis corresponde a Pricila Kohls-Santos, doctora en Educación de la Universidad Católica de Brasil, quien expuso durante el XII Congreso Latinoamericano Sobre el Abandono en la Educación Superior (CLABES), realizado en la Universidad Católica de Temuco (UCT). El encuentro se realizó durante dos días y contempló la participación de expertos provenientes de 13 países de América y el Caribe.

La doctora en educación plantea que “la brecha es la distancia que hay entre la formación universitaria y la necesidad real de la práctica profesional, en el contexto del mundo laboral”.

Entonces, el desafío es la emergencia de instancias de diálogo entre la esfera académica y el ámbito laboral, de manera que aunando criterios se elaboren las mallas curriculares para los nuevos profesionales en formación.

La idea, planteó la experta, es que “la empresa (mundo laboral) pueda plantear sus necesidades y que la universidad le pueda escuchar, pero con los oídos abiertos al cambio. No es que la empresa va a dictar las reglas; sino que van a presentar las necesidades y la universidad va a adaptar lo que es lo académico con esa necesidad. Ese acercamiento es la clave para el éxito académico”. 

Esta unificación de criterios, además, funcionaría como estrategia para disminuir los indicadores de deserción académico universitario, toda vez que se estarían cubriendo necesidades tanto del profesional como del mercado.

Fomentar la creatividad

Otra responsabilidad de las universidades y que es relevada por la investigadora, responde a formar profesionales con una alta capacidad de emprendimiento e innovación, generando oportunidad laboral a partir de la creación de necesidades.

Explicó que las casas de estudios superiores “tienen un papel importante en la formación para emprender, porque no necesariamente el estudiante que sale de la universidad tiene que ir a buscar un puesto fijo en una empresa o institución. Puede él mismo emprender en algo para su propia evolución, crear su propio mercado”.

El problema es que aún existe distanciamiento entre la proactividad para generar necesidades laborales, pese a que permanentemente se habla de innovación y sustentabilidad.

La propuesta de la doctora es, entonces, hacer que los estudiantes busquen también sus propios emprendimientos; que generen otras formas de reinvención e innoven el mercado de trabajo, creando necesidades.

Precisó que “el éxito académico no es la graduación, no es terminar el programa o la carrera. El éxito académico es saber comportarse; es estar afuera de la universidad, representando su formación y siendo también un buen ciudadano. Eso es algo que promociona también a la propia universidad, porque cuando este estudiante logra el éxito o una posición laboral o emprende algo, eso también es parte de la formación que tuvo, entonces se proyecta también una imagen de la propia universidad”.

Como último eslabón en la buena formación académica, plantea la necesidad de reforzar el desarrollo de habilidades blandas en los futuros profesionales, de manera que estén en óptimas condiciones no solo para trabajar en equipos, sino para la interacción en el día a día con sus pares, con profesionales de otras disciplinas o como un integrante más de la sociedad globalizada.

“Por ejemplo, lo que nos dicen las empresas es que llegan los estudiantes con mucho soporte teórico, pero que no saben, incluso, conversar entre sí; que no saben trabajar en grupo; o quieren hacer, solamente, lo que ellos tienen en su cabeza; entonces tienen dificultad para escuchar al otro”. En ese contexto, la experta concluye que es un tema del que la academia debe preocuparse… y ocuparse.

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