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Los mejores centros de salud de América Latina: Clínica Alemana lidera entre los hospitales Efecto Placebo

Los mejores centros de salud de América Latina: Clínica Alemana lidera entre los hospitales

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En Chile respondieron la encuesta 735 profesionales sanitarios. Algunos de los principales hallazgos son: La Clínica Alemana lidera entre los hospitales. A pesar de la crisis por la que ha pasado, la Clínica Las Condes está dentro de las que tienen mayor prestigio en América Latina (en el top 10).


Desde hace 16 años se realiza el Ranking IntelLat de los mejores hospitales (también clínicas) de América Latina. Es el estudio más exigente en cuanto a la información que se recolecta de los centros hospitalarios, que en total responden 163 preguntas y abren más de mil datos.

El fin es analizar e identificar cuáles tienen mejor desempeño en gestión general y clínica en nueve dimensiones: seguridad y resultados clínicos; personas; creación de conocimiento; eficiencia; tecnología; telemedicina y home hospital; sostenibilidad; experiencia del paciente; prestigio local y regional.

  • Este año –el ranking se publica hoy–, el Hospital Israelita Albert Einstein de Morumbi en Sao Paulo lidera la medición general. En su presentación web resalta sus acreditaciones, cosa que no se ve mucho en nuestra región. El Einstein, como lo llaman, es el primero también en conocimiento, prestigio, personas, telemedicina y experiencia del paciente.
  • En segundo lugar figura el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo, que además es primero en la dimensión de tecnología.
  • Y en tercer lugar se ubicó el Hospital Italiano de Buenos Aires, que lidera en las categorías de seguridad y sostenibilidad.
  • En cuarto lugar está el Hospital Moinhos de Vento de Porto Alegre; en quinto, el Hospital Alemán de Buenos Aires; en sexta posición, la Fundación Cardiovascular/Hospital Internacional de Bucaramanga, Colombia; el séptimo lugar lo ocupa el Centro Médico ABC de Ciudad de México;  octava resultó la Clínica Imbanaco de Cali, Colombia; noveno está el Hospital Punta Pacífica de Ciudad de Panamá; y en décimo lugar, el Hospital Clínica Bíblica de San José de Costa Rica.

El único hospital o clínica nacional en el ranking es el Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río, en el lugar 40.

El ranking también incluye un estudio de las principales “marcas” de hospitales en nueve países (gráfico 1, gráfico 2, gráfico 3). Este se realizó a través de una encuesta respondida por más de 8.600 profesionales de la salud de América Latina, que entregaron su percepción sobre los hospitales de la región. En Chile respondieron la encuesta 735 profesionales sanitarios. Algunos de los principales hallazgos son:

  • La Clínica Alemana lidera entre los hospitales.
  • A pesar de la crisis por la que ha pasado, la Clínica Las Condes está dentro de las que tienen mayor prestigio en América Latina (en el top 10). Sin embargo, en Chile, la institución cae al séptimo lugar en prestigio y es superada por Clínica Alemana, UC Christus, Clínica Santa María, Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Hospital Luis Calvo Mackenna y Hospital Guillermo Grant Benavente (Concepción).

Falta transparencia y acreditación

¿Por qué solo un hospital chileno está en el rankingSimplemente porque ningún otro participó de la encuesta. Es importante mencionar que ser parte de este estudio es voluntario, pero los mejores hospitales de la región participan para compararse con los mejores y también contra sí mismos. En todo el mundo, estar en los rankings da prestigio y demuestra transparencia. En Colombia, a diferencia de Chile, 28 hospitales mostraron sus datos.

¿Qué ocurre en Chile, a diferencia de Colombia, donde también hay problemas presupuestarios, que casi no existe disposición a transparentar información?

  • Colombia cuenta con un sistema de acreditación nacional –Icontec, validado por ISQUA, que es un estándar internacional europeo, creado en 1985 en Italia, al alero de la OMS– establecido en todo su sistema hospitalario y que incluye a todos los hospitales del país. En Chile, solo los hospitales públicos alcanzaron a acreditarse por el sistema chileno, promovido por la Superintendencia de Salud desde 2009 y que tuvo un impulso en 2016 por la incorporación de la Acreditación en la Garantía de Calidad exigible en el Decreto GES.

¿Qué pasa con los centros de salud en Chile? Responden Ricardo Zisis y Luis Felipe Abarca, director ejecutivo y director de Estudios, respectivamente, de IntelLat:

“El sistema de salud chileno cuenta con buenos indicadores y sus profesionales son bien valorados a nivel internacional, además de que algunos de sus hospitales están entre los de mayor prestigio en América Latina. Sin embargo, pocos se someten a la presión externa (como se le llama en la literatura), a los procesos de acreditación o el benchmarking (comparación de resultados clínicos), que según la literatura contribuyen de manera relevante a mejorar la calidad. Por ejemplo, solo un hospital chileno (la Clínica Alemana de Santiago) actualmente cuenta con la acreditación de la Joint Commission International (JCI), la acreditación de mayor prestigio en el mundo, de origen estadounidense, que se enfoca especialmente en seguridad del paciente”.

  • A modo de comparación, Bangladesh tiene 2 hospitales acreditados en JCI, y España, 36. Otros países de América Latina tienen más instituciones acreditadas. A continuación, la cantidad de instituciones acreditadas por país, a noviembre de 2024: Argentina: 5; Aruba: 1; Bahamas: 1; Bermudas: 1; Brasil: 75; Chile: 1; Colombia: 6; Costa Rica: 2; Ecuador: 1; Islas Caimán: 5; México: 11; Nicaragua: 1; Panamá: 2; Perú:13; República Dominicana: 1.

En Chile tampoco hay instituciones certificadas en la acreditación de experiencia del paciente Planetree. Esta es una acreditación relativamente nueva y solo 4 hospitales de América Latina cuentan con este sello. Tampoco hay hospitales carbono neutrales, como sí los hay en el resto de la región.

¿Cómo elegir dónde operarse, por ejemplo?

“Por lo general, los pacientes van donde mejor les cubre su seguro de salud, esa decisión no se basa en datos confiables. Desde una mirada más bien comercial, las propuestas de valor de los hospitales solo se sustentan en la percepción de calidad, que adolece de mucha asimetría de información. Por ejemplo, una persona de la tercera edad con una patología crónica se puede afiliar a una isapre porque tiene convenio (o incluso es dueña) con un prestigioso hospital (clínica, para ser más claro), pero en realidad los médicos con las especialidades y con la mayor experiencia sobre esa patología están en otro hospital”, señala Luis Felipe Abarca.

El estudio plantea:

  • La acreditación fija estándares en estructura, procesos y resultados de acuerdo con los diversos tipos de hospitales y las poblaciones a las que atienden, según un tercero imparcial, que permite generar procesos de mejora continua en la calidad.
  • La transparencia cumple un papel similar y tanto la acreditación como la transparencia permiten a los pacientes poder formarse un juicio en relación con las características de las instituciones hospitalarias y qué exigir al respecto en los diversos servicios que reciben, contribuyendo a crear una cultura de mejora continua en la calidad de la gestión hospitalaria. Todo esto beneficia a las instituciones, a los profesionales, a los pacientes y a sus familiares. En último término, lo que no se mide, no mejora.  

Ricardo Zisis explica:

  • “En último término, puede que una persona decida por un hospital solo porque está más cerca de su casa, porque se lo recomendó un amigo o porque cree que es un buen lugar para atenderse, porque sus campañas de publicidad le hacen pensar que es una institución seria. Pero en ninguno de estos casos hay datos objetivos, confiables, que justifiquen los respectivos juicios», dice Zisis.
  • Y agrega: «¿Por qué, entonces, decisiones tan importantes no se fundamentan en datos e información de calidad? El tema de fondo y lo malo de que los hospitales no se acrediten y no haya un sistema nacional de acreditación de calidad extendido y al que adhieran todos los hospitales (y no solo los públicos), es que no hay una cultura de calidad extendida en todo el sistema. Porque la calidad hospitalaria va mucho más allá de los servicios de hotelería –lo que es parte de lo que se llama la experiencia del paciente– o que los edificios sean bonitos y que los hospitales tengan robots, que a veces incluso no se ocupan».
  • «De hecho, muchas veces son cosas que no se pueden ver a simple vista, como las tasas de mortalidad, de infecciones y reingresos, de las que casi no se habla. No hablan los hospitales y tampoco los médicos, tampoco las autoridades de salud”, advierte.

Quedan muchas preguntas sin respuestas: ¿qué tanta investigación hacen los hospitales chilenos, qué tan eficientes son, cuál es la calidad de las principales especialidades, cuáles son las dotaciones de médicos y enfermeras, y de qué especialidades y subespecialidades?

Y también: ¿cuánto invierten los hospitales en tecnología y en experiencia del paciente y en reducir sus emisiones, qué tan eficientes son los hospitales privados (clínicas), cuáles hacen ensayos clínicos, especialmente dirigidos a los pacientes cuya última esperanza puede ser uno de estos estudios?

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