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Día Internacional de la Actividad Física: cómo y por qué empezar a moverse hoy Salud

Día Internacional de la Actividad Física: cómo y por qué empezar a moverse hoy

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El Día Internacional de la Actividad Física busca concientizar sobre los beneficios de moverse a diario. Desde mejorar la salud cardiovascular hasta combatir el estrés, el ejercicio es una medicina preventiva que todos pueden adoptar.


Este 6 de abril se celebra el Día Internacional de la Actividad Física, una jornada que busca promover el movimiento como un pilar fundamental para una vida saludable. Más allá del deporte competitivo o de una estética determinada, la actividad física regular es una herramienta para prevenir enfermedades, mejorar la salud mental y fortalecer el bienestar general. Sin embargo, en un mundo cada vez más sedentario, donde el tiempo frente a pantallas se multiplica y los desplazamientos activos disminuyen, este llamado a moverse cobra más importancia que nunca.

La conmemoración fue impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2002, como parte de su estrategia global para disminuir el sedentarismo y promover estilos de vida activos. Según la propia organización, la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial, contribuyendo a enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

Por qué moverse es más que hacer deporte

Luis Silva, kinesiólogo y magíster en Rehabilitación, Readaptación y Reintegro Deportivo de Alto Rendimiento, explicó que celebrar esta fecha es clave para generar conciencia. “Es de vital importancia celebrar este día para generar conciencia a la comunidad de lo relevante que es tener una actividad física activa para nuestra salud física y mental”, asegura.

Silva destaca que los beneficios de moverse regularmente son múltiples. A nivel corporal, ayuda a prevenir y controlar enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes, mientras que en el plano emocional puede actuar como un antidepresivo natural, gracias a la reducción del cortisol, la hormona del estrés. Además, señala que el deporte estimula la disciplina y fortalece los buenos hábitos.

Cómo salir del sedentarismo

Uno de los mayores desafíos es justamente romper la inercia del sedentarismo. Ya sea por falta de tiempo, motivación o inseguridad, muchas personas no saben por dónde empezar. Frente a esto, Silva recomienda priorizar el disfrute y la constancia por sobre la intensidad. “Cuando el propósito es querer dejar la vida sedentaria, cualquier tipo de actividad es buena. Es importante que el paciente pueda realizar una actividad física que le guste, para que no se transforme en un fastidio, sino en algo agradable que lo motive a ser constante”, enfatiza.

Caminar, bailar, nadar, andar en bicicleta o practicar yoga pueden ser excelentes opciones para comenzar, siempre adaptadas al nivel de condición física y posibles restricciones de cada persona.

La OMS recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para adultos, lo que equivale a 30 minutos durante cinco días. Pero para quienes inician desde cero, esa meta puede parecer lejana. Silva propone un enfoque más alcanzable. “Lo ideal es realizar actividad física al menos tres veces por semana. Cuidando también la alimentación, que no es un dato menor en este proceso. Si conjugamos bien estas dos aristas, los avances serán mucho mejores y satisfactorios”, explica.

Esto quiere decir que el movimiento y la comida saludable no deben pensarse como esfuerzos aislados, sino como aliados complementarios en la búsqueda del bienestar.

El movimiento también es vital en la tercera edad

En el caso de personas mayores o con movilidad reducida, el kinesiólogo recalca que el simple hecho de moverse ya es beneficioso. Lo importante es mantener la funcionalidad y no perder rango de movimiento en las articulaciones, lo que permite preservar la autonomía y calidad de vida. “Para las personas mayores, los ejercicios deben ir orientados a mantener los rangos articulares funcionales”, indica.

Actividades como gimnasia suave, caminatas asistidas, estiramientos, ejercicios de equilibrio o incluso juegos activos pueden ser opciones seguras y efectivas para esta población.

En una sociedad acelerada, con largas jornadas laborales, estudios y responsabilidades familiares, la falta de tiempo suele ser una excusa frecuente para no hacer ejercicio. Sin embargo, integrar pequeñas dosis de movimiento a lo largo del día puede ser más fácil de lo que parece: subir escaleras, bajarse una estación antes del transporte público, hacer pausas activas o caminar mientras se habla por teléfono son formas válidas de comenzar.

El Día Internacional de la Actividad Física invita justamente a eso, a repensar la relación que tenemos con nuestro cuerpo y con el tiempo que le dedicamos al autocuidado.

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