La plataforma WorldCoin genera controversia al comprar datos biométricos impulsados por su criptomoneda, el token WLD. Expertos advierten sobre riesgos de privacidad y seguridad, destacando la falta de regulaciones. La concientización del usuario se vuelve esencial en este tipo de plataformas.
La privacidad y seguridad digital, en la actualidad, son fundamentales; es por ello que la plataforma WorldCoin ha generado un revuelo significativo al embarcarse en la compra de datos biométricos, impulsados por su criptomoneda nativa, el token WLD.
Iván Gomolinsky, experto en ciberseguridad y Director de Operaciones de Security Advisor Chile, y Nicolás Riquelme, CFO de Kuvasz y líder del proyecto SatPay, advierten sobre los riesgos asociados con esta práctica y la falta de regulaciones claras. A medida que el valor del token WLD experimenta una montaña rusa financiera, surge la preocupación sobre la integridad de la identidad digital y la necesidad urgente de concientización del usuario en el mundo de las transacciones biométricas con criptomonedas.
WorldCoin es la iniciativa más recientemente concebida por Sam Altman, uno de los líderes en inteligencia artificial y CEO y cofundador de OpenAI. OpenAI es la entidad responsable del desarrollo de destacados proyectos como ChatGPT y DALL-E.
El token WLD es la criptomoneda nativa de Ethereum (ERC-20) -plataforma abierta que permite la ejecución de contratos inteligentes y es programable para que los desarrolladores la utilicen en la creación de aplicaciones descentralizadas-, con Layer 2 de Optimism, -blockchain de capa 2 para Ethereum que reduce costos y acelera las transacciones-.
Nicolás Riquelme destaca que es negociable tanto en Optimism como en plataformas Ethereum. Además, tiene funciones diversas, desde gobierno en Worldcoin hasta facilitar transacciones, aunque algunos tenedores son puramente especulativos.
En cuanto al valor actual del token WLD, Riquelme comenta que se lanzó a $0.10 USD en julio de 2023, con fluctuaciones notables. Desde enero de 2024, ha experimentado un alza constante, alcanzando $6.90 USD el 20 de febrero, impulsada por especulación ya que WorldCoin aún está en desarrollo.
En la distribución, el profesional de Kuvasz prevé que “habrá un total de 10 mil millones de WLD en 15 años, emitidos con base a un algoritmo público. Luego de esos 15 años, la inflación será de 1,5% anual. Asimismo, señala que la concentración del 75% en usuarios escaneados y 13.5% en inversores genera incertidumbre, una estafa o “rug pull” es poco probable, pero existe preocupación por una posible venta masiva.
La venta de datos biométricos, como los impulsados por WorldCoin, plantea riesgos significativos para la privacidad y seguridad de los individuos. Los datos biométricos, al ser parte integral de nuestra identidad digital, deben manejarse con el mismo cuidado que cualquier otro dato sensible. Aunque WorldCoin asegura cumplir con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR por sus siglas en inglés), su estatus como organización no local la sitúa fuera del alcance de las regulaciones específicas de cada país. Además, la opacidad asociada con la tecnología blockchain utilizada por WorldCoin podría plantear desafíos en términos de transparencia.
Si bien WorldCoin afirma utilizar blockchain, específicamente Ethereum, para tokenizar la información biométrica, la descentralización puede introducir tanto beneficios como riesgos. La garantía de la protección de datos biométricos frente a posibles violaciones de seguridad es un desafío constante para cualquier plataforma.
Iván Gomolinsky manifiesta que “en todos los casos el usuario debe dar consentimiento expreso para que su información sea almacenada y compartida. Y más especialmente debe expresar en qué condiciones puede ser compartida, para que, teniendo que llegar a la menor granularidad posible ese consentimiento. Si lo llevamos a un ejemplo de salud, debe poder expresar que quiere compartir solo sus datos dentales y para fines de identificación”.
Gomolinsky comenta que desde la visión de profesional “sin intentar ser final ni absoluta dado que es un mundo en donde todos los días caen los paradigmas y cambian las concepciones, las plataformas descentralizadas basadas en blockchain pueden ser una alternativa en el mediano plazo, quizás. Centralizadas seguro que no. Siempre debemos recordar que nosotros debemos ser los dueños de nuestra identidad”, añade que “en todos los casos debemos apostar a la concientización del usuario acerca de sus derechos y obligaciones respecto al manejo de su identidad digital. Cuanto más información y más clara podremos ser más responsables y más conscientes”.
Aún no existen regulaciones claras sobre el uso de criptomonedas en el contexto de datos biométricos. Mientras que los esfuerzos regulatorios se centran en los datos personales, la falta de claridad respecto a activos financieros y criptomonedas representa un desafío adicional.
El experto en ciberseguridad arguye que “los bancos centrales y agencias reguladoras de sistemas financieros están dando los primeros pasos, pero aún lejos de resolver el tema de activos financieros. Por lo que para el manejo de datos sensible estamos aún más lejos”.
La venta de datos biométricos compromete la integridad y autenticidad de la identidad individual, especialmente considerando el riesgo de uso indebido de la información. La falta de regulaciones específicas en nuestro país para proteger la privacidad de los usuarios en transacciones con criptomonedas agrega una capa adicional de preocupación.
Iván Gomolinsky afirma que “en nuestra región en particular estamos en un camino incipiente de utilizar datos biométricos como factores de autenticación adicionales o incluso llegar conceptos como tecnologías passwordless – que sirve para confirmar si alguien es realmente quien dice ser sin necesidad de que la persona escriba letras o números manualmente- como es el uso de huellas digitales. Añade que “por tanto suministrar esta información (iris, voz u otros) a organizaciones como WorldCoin cuando aún no sabemos el uso final que terminarán teniendo es temerario”.
Gomolinsky cuestiona “¿Le vendería su pasaporte o documento de identidad a alguien o se lo daría sin saber para que lo está requiriendo?”
Aunque no hay incidentes específicos de fugas de datos biométricos asociados al iris, la venta de fotos o huellas dactilares ha resultado en consecuencias negativas en algunos casos. La necesidad de precaución al compartir información biométrica se destaca, especialmente ante la falta de claridad sobre el uso final de dichos datos.
Riquelme advierte sobre controversias en torno al proyecto WorldCoin, que busca crear identidades digitales únicas mediante escaneo ocular con el dispositivo Orb. La distribución de tokens como incentivo ha generado preocupaciones sobre datos biométricos, investigaciones y bloqueos en algunos países, como España, Francia, Kenia y Brasil.
Nicolás Riquelme se refiere también a posibles estafas y lavado de dinero, comentando que “WorldCoin no parece estar involucrado, pero se advierte sobre posibles riesgos. Se destacan precauciones como comprender la correlación entre riesgo y retorno, investigar la legitimidad de proyectos, equipos y plataformas, custodiar activos personalmente, utilizar billeteras custodias confiables, y nunca compartir información personal o claves privadas. Estas medidas buscan prevenir fraudes y asegurar una participación segura en el mercado de criptomonedas”.
De la misma manera, Iván Gomolinsky enfatiza en que si bien “no tenemos referencias de incidentes asociados con fuga de datos biométricos asociados a iris, sí los hay de fotos o huellas dactilares, por ejemplo, Renaper en Argentina”.
En conclusión, las inquietudes planteadas sobre WorldCoin y plataformas de la misma característica en relación a la venta de datos biométricos, subrayan la necesidad de una mayor prudencia en el manejo de información sensible. La opacidad asociada con la tecnología blockchain y la centralización plantean desafíos en términos de transparencia y seguridad. Además, la distribución concentrada de tokens y la falta de regulaciones claras en la intersección de criptomonedas y datos biométricos generan incertidumbre en la comunidad digital. En este contexto, la concientización de los usuarios acerca de sus derechos y responsabilidades se vuelve esencial para construir un futuro digital más seguro y confiable.