>Ha existido un gran movimiento en este último mes en el mundo de los “piperos”. Por un lado partimos septiembre recibiendo a Astro Bot, que, por muy cliché que suene, es un poema a los 30 años de la consola de Sony. Además llegó la confirmación de la PlayStation 5 Pro, la cual ha generado más controversia que entusiasmo. Este contraste creo que resume muy bien el último año de la compañía: una mezcla de éxitos nostálgicos y decisiones comerciales un tanto cuestionables.
No puedo evitar empezar hablando de Astro Bot. Lo que partió como un nivel para conocer el control dual sence de la PS5 en su lanzamiento, pasó a ser una complicación de aventuras y cariño a los grandes títulos y estudios que han estado al lado de Play en sus 3 décadas, sacando sonrisas a todas las personas que lo han jugado.
Cada escenario, cada personaje y cada cameo me recordaron, en más de una ocasión, por qué llevo tantos años jugando. Aquí no solo tenemos un gran juego de plataformas; es una celebración del legado de PlayStation y porque no, a nosotros como jugadores ya que el cariño al mundo gamer se siente y traspasa la pantalla.
Lo que más me sorprendió y que muy pocas veces pasa hoy en día, fue la sensación de estar jugando algo que fue creado “a la antigua”, donde importa que el juego me entretenga antes que el marketing. En un tiempo donde muchos juegos se apresuran para cumplir con fechas de lanzamiento y sacar una versión “nueva y mejorada” año a año, Astro Bot vino a romper ese molde, tal como lo hizo Ori and the Blind Forest para mi en su momento o Mario Galaxy en la Wii por allá, en el 2007. Hoy, si me pidieran elegir el juego del año, no tendría ninguna duda en señalar este título como mi favorito al podio.
No había tenido la oportunidad de tener entre mis garras la PlayStation Portal, la cual ya va a cumplir el año. Logré hacerme con una y, aunque el dispositivo no es innovador en sí, fue una experiencia muy cómoda a la hora de jugar. Como alguien que ha usado la Nintendo Switch durante años, Portal se siente más robusto y poderoso, aunque más tosco. La pantalla de 8 pulgadas, ligeramente más grande y fluida que la de la Switch, destaca en juegos mucho más exigentes, sin sacrificar rendimiento. Eso sí, al final del día, no deja de sentirse como un DualSense con una pantalla.
La idea detrás del Portal es que podamos jugar sin tener que mover la consola completa de una habitación a otra, y en ese sentido, cumple muy bien. Quizás su problema es su costo, el cual supera los $250.000 y que si bien es barata versus dispositivos como la ROG Ally (que se acerca a los $700.000) este es un complemento a una consola, no una como tal.
Y quizás la nota más difícil de digerir en este mes de noticias:PlayStation 5 Pro. Tras la emoción de Astro Bot, las expectativas por el tan anticipado State of Play eran altas, pero la presentación de la PS5 Pro dejó un sabor amargo en la boca de muchos, yo incluida. No es sorprensa que Sony quiera lanzar una versión mejorada de su consola, pero los detalles presentados, especialmente el elevado precio y la necesidad de adquirir accesorios adicionales, generaron más memes que aplausos.
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— AriZona Iced Tea (@DrinkAriZona) September 10, 2024
La falta de un lector de discos es, para mí, un grave error. Aunque los juegos digitales están en auge, aún hay un mercado considerable de jugadores que prefieren los juegos físicos, ya sea por nostalgia o por comodidad. Sacar una consola “pro” sin un lector parece dejar de lado a un segmento importante de usuarios y quitarle una pieza fundamental a una consola grande. Si fuese una versión “lite” entendería el sacrificio sin cuestionar.
En cuanto a sus características técnicas, en papel es impresionante hablar de 33.5 teraflops, 2 TB de almacenamiento y la posibilidad de reproducir juegos en 8K. Pero ¿cuántos de nosotros realmente tenemos un televisor a la altura para aprovechar esos 8K? En este punto, la PS5 Pro se siente como un exceso, algo diseñado más para presumir que para ofrecer una mejora sustancial en la experiencia diaria de juego. Yo ya hice la inversión en una pantalla para esta generación de consolas y no me veo haciendo este esfuerzo económico para una versión 2.0 de algo que ya tengo.
Claramente estas semanas para Play han sido una montaña rusa, tanto para los fans como para los ejecutivos. Diversas marcas han salido a hacer chistes sobre el precio de PS5 Pro mientras otros estudios han salido a felicitar tanto a Sony como a Team Asobi, el estudio desarrollador, por Astro Bot y el cómo han integrado juego y franquicias en un homenaje y viaje histórico.
Creo, de forma muy personal que PS5 tienen aún mucho que ofrecer y que, en honor a la verdad, en la balanza PS5 Pro no se lee como un gran avance, cuando lo que los jugadores y jugadoras en general buscan jugar juegos entretenidos y eso, a mi parecer, de nuevo, muy personal, es lo que ha faltado en PS5 y que PS3 tan bien nos supo dar. De todas formas muchas críticas fueron apaciguadas con el anuncio de la edición especial de PS5 que celebrará los 30 años de la marca – y que luego volvieron a elevar la voz al saber el precio, que debería bordear el millón de pesos chilenos – para luego, en cuestión de días reencantar a los fans con el anuncio de la continuación de Ghost of Tsuhima, el cual llegará el 2025 y será situado 300 años después bajo el título Ghost of Yotei. Un círculo vicioso por donde se mire.
Como jugadora lo que más deseo ver en el futuro son más títulos que me emocionen, que me recuerden por qué amo los videojuegos. Y si Sony logra equilibrar ese enfoque con decisiones comerciales más sensatas, el futuro de PlayStation seguirá siendo brillante. Sin embargo, si continúan apostando por productos caros y poco accesibles, donde la innovación se siente perdida entre bits, podrían perderse en el ocaso.