
Claves para combatir el ciberacoso en educación
El 14 de marzo fue instaurado por el Ministerio de Educación como el Día contra el ciberacoso en Chile, una fecha muy pertinente para generar conciencia si consideramos que, según una encuesta publicada en 2023 por el Injuv, un 21% de los jóvenes en el país declara haber sido víctima de este tipo de maltrato.
En la Superintendencia de Educación hemos recibido cada año más denuncias relacionadas con ciberacoso. En 2022 fueron 770, en 2023 aumentaron a 857, y en 2024 llegaron a 910, una tendencia que probablemente responde al mayor acceso de niños, niñas y adolescentes a teléfonos celulares, al auge de los juegos en línea del tipo “metaverso”, al uso extendido de redes sociales y al desarrollo de herramientas de inteligencia artificial que facilitan la creación de imágenes o videos falsificados.
Ante este escenario, las y los adultos integrantes de las comunidades educativas estamos llamados a capacitarnos, no minimizar este fenómeno y conocer la normativa vigente para prevenir vulneraciones de derechos.
Los establecimientos educacionales tienen la obligación de contar con un Reglamento Interno que regule las relaciones entre el establecimiento y los distintos actores de la comunidad educativa, además de desarrollar estrategias de prevención y protocolos de actuación ante situaciones de acoso o violencia, ya sea en el espacio físico o digital. Estos protocolos deben determinar con claridad los procedimientos y acciones a seguir en cada caso.
Asimismo, la normativa establece la obligatoriedad de contar con un consejo escolar o comité de buena convivencia, diseñar un Plan de Gestión de la Convivencia Escolar, asignar un encargado de Convivencia Escolar y actualizar y difundir los protocolos de actuación frente a situaciones de maltrato o acoso. También se debe fomentar la gestión colaborativa de conflictos y el respeto mutuo como ejes fundamentales de la vida escolar.
En tiempos en que las formas de convivencia entre niños, niñas y adolescentes cambian vertiginosamente, resulta imprescindible promover una cultura de respeto en todos los espacios, tanto físicos como digitales.
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