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Taller Buitano: la escuela que busca formar a la nueva generación de luthiers en Chile

Taller Buitano: la escuela que busca formar a la nueva generación de luthiers en Chile

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Tras iniciarse en Chile y tener un exitoso paso por España, el luthier Marco Buitano instaló una escuela en Ñuñoa para enseñar el oficio de la fabricación de instrumentos hechos a mano. 


La pandemia no solo significó un “después” para industrias como el streaming y el ecommerce, que vieron explotar sus ventas y consolidar sus modelos a todo el mundo, sino que también marcó un “antes” para otros sectores. Y decimos “antes” no como algo retrógrado, sino como un resurgir que evoca a su esplendor pasado.

Uno de los ejemplos más icónicos es la guitarra. Empresas como Fender, emblema del rock, tenía un pasar complejo hasta que el covid provocó un resurgimiento que conllevó a un crecimiento anual del 30% en los últimos años. Y es que el pasatiempo de las seis cuerdas, considerado por muchos como una práctica en extinción, hoy vive un segundo aire que recuerda a las décadas de los 80s y 90s.

Pero si la demanda de instrumentos está por los cielos, eso también implica que los talleres y artesanos dedicados a su reparación y fabricación experimentan un resurgir. Por lo mismo, se revitalizó el interés por un oficio que hace años venía perdiendo terreno ante las guitarras asiáticas hechas en serie: la luthería.

Santiago-Madrid-Santiago

Ubicado en Ñuñoa, cerca del Metro Grecia, en la Villa los Jardínes, se encuentra el Taller Buitano. Allí, Marco Buitano, luthier de larga trayectoria en la construcción de instrumentos, emplazó su base de operaciones desde 2018. Su idea: no solo ofrecer reparaciones y construcción de instrumentos de cuerda a pedido, sino que también realizar clases de luthería a distintos niveles.

“Partí en la luthería por un poco de suerte, porque en el año 1991 una persona me contó que había un taller de luthería que estaba buscando un aprendiz. A mí me dieron ganas de entrar por toda esta mística que tiene. Ya en esa época construir una guitarra, hacer algo tan difícil, no había donde hacerlo. Por suerte, me aceptaron en ese taller y desde entonces no paré”, relata Buitano.

Tras pasar un tiempo de aprendiz en ese taller de violines y chelos, el luthier pasó a una casa de música que se enfocaba en guitarras clásicas. “Llegó el punto en que quise irme, porque no había mucho camino para progresar en Chile. Mi decisión fue partir a España, porque mi meta era alcanzar el el nivel europeo, que creo es el máximo nivel”, recuerda el artesano.

Estando en Madrid, en el 2000, y tras golpear varias puertas, fue recibido en un taller que al fin se dedicaba a su pasión: la construcción de guitarras eléctrica. Además, colaboró en una fábrica especializada en Jazz Manouche, haciendo réplicas de las guitarras SelmerMaccaferri.

Posteriormente, en 2007 Marco abrió su propio taller en el centro de Madrid. “De ahí en adelante todo empezó a fluir mejor para mí, porque comencé a construir mis propios modelos de guitarra (…) Y en 2010 me convertí en luthier oficial de Gibson por petición de la propia marca. Fue un hito importante porque me abrió muchos caminos, me hizo una referencia a nivel España como el primer luthier de Gibson oficial en la península ibérica”.

En paralelo, el artesano comenzó a hacer clases de luthería, y llegó a formar a 120 estudiantes de España, Argentina, Colombia, Dinamarca y Venezuela, entre otros países. Sin embargo, un día, decidió que esa experiencia debía regresar a Chile para ser replicada.

Nueva generación

Tras regresar a Chile y tomarse un par de años para montar su taller en el patio de su casa, en 2018 comenzó a operar el Taller de Luthería Buitano. Por desgracia, tras año y medio de clases, la pandemia interrumpió esa iniciativa. No así la reparación y fabricación de guitarras y bajos, que el covid disparó.

“Hay un segundo aire. A mí me fue bien en medio de la pandemia, porque vi mucha gente venir, mandar sus guitarras en el Uber. La música siempre ha sido una gran compañera, es inherente al ser humano. Si no hay tanta afición quizá es porque vivimos en una época en que no hay tiempo, vivimos atareados. Pero cuando lo hay, siempre volvemos a la música”, describe Buitano.

En cuanto a las clases, el taller ha recibido a una quincena de estudiantes hasta la fecha. Según comenta el artesano, comparando experiencias, en Chile llegan personas mucho más jóvenes que en España, donde incluso experimentaba casos de jubilados que acudían a los talleres.

“Mi idea de impulsar esta iniciativa es porque se necesita una escuela y , en el fondo, se trata de compartir. Quizá es una forma de dejar un pequeño recuerdo o legado a las futuras generaciones de parte mía. Viví lo que es no tener donde estudiar, no tener cómo aprender. Como sea, este humilde aporte me pone muy orgulloso, más que nada de mis alumnos, de los trabajos que aquí surgen. Es de las cosas más satisfactorias para mí”, destaca el luthier.

Las clases de Buitano son presenciales, y en general constan de cursos de tres horas, dos veces por semana, y con un piso de tres meses hacia arriba para generar un proyecto. Para personas sin experiencia alguna en carpintería ni luthería, el artesano recomienda realizar una guitarra atornillada “tipo Fender”, como el caso de las Telecaster. De ahí en más, o en el caso de tener experiencia, se pueden realizar trabajos más exigentes, como réplicas de guitarras “tipo Gibson”, encoladas, con tapa tallada o semi huecas y de jazz, entre otras.

Todo alumno que pase por el taller, finaliza con una guitarra propia construida con sus manos, y, según explica el profesor, el enfoque es introducirlo al sello europeo que aprendió en España, que viene de una tradición de cientos de años de mueblistas, carpinteros y ebanistas de trabajos de alta factura.

“Yo a la escuela no la quiero dejar nunca, y también me pone contento que cada vez llegan más encargos de guitarra, que es otra de las cosas que más me gusta, disfruto fabricar (…) En cuanto a industria, el más desarrollado es Estados Unidos y ahí sí tienen un gremio de luthiers, con gran apoyo técnico interno y colaboración. En España también lo conformamos para toda la Península Ibérica. Aquí todavía estamos por dar ese paso. Sería muy positivo, porque los gremios son capaces de generar instancias, experiencias públicas para acercar el oficio a más gente”, cierra diciendo Marco.

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