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“Tenemos que ir generando una cultura del acogimiento familiar”

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Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista UC
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El acogimiento familiar es una medida de protección para niños, niñas y adolescentes que, por diversas razones, no pueden vivir temporalmente con su familia de origen. Por eso son integrados en un entorno familiar alternativo que les brinda cuidado, apoyo emocional y estabilidad.


El acogimiento familiar busca garantizar que niños, niñas y adolescentes puedan crecer en un ambiente familiar, incluso cuando no pueden permanecer con sus familias biológicas, brindándoles estabilidad emocional, apoyo y mejores condiciones para su desarrollo.

Por eso nació la Alianza de Fundaciones por el Acogimiento Familiar, una iniciativa en Chile que reúne a diversas fundaciones comprometidas con la promoción y desarrollo de este proceso como alternativa al cuidado residencial para niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad.

Esta iniciativa reúne una serie de estrategias innovadoras para abordar los desafíos del acogimiento familiar y las condiciones de la niñez bajo protección del Estado, con lo que se busca transformar la manera en que se realiza este proceso  para  generar mejores vínculos y resultados.

El proceso llevó a su vez a la “Caja de Herramientas de Buenas Prácticas para el Acogimiento Familiar”, un trabajo colaborativo entre seis organizaciones de la sociedad civil que trabajan con el Servicio Nacional de Protección Especializada.

Para conocer de esta iniciativa conversamos con Alejandra Catán, directora del área social de Fundación Pre Acogida; Soledad Yáñez, directora social de Fundación San José para la Adopción, y Alejandra Ramírez, directora ejecutiva de la Fundación Chilena de la Adopción y Familia.

“Nos dimos cuenta de que había una necesidad de contar y disponer con más familias de acogida externas, por lo que teníamos que hacer un trabajo de difusión y de captación de estas familias, dar a conocer qué es el programa familiar de acogida porque no es tan conocido”, explica Alejandra Catán, directora del área social de Fundación Pre Acogida.

Por eso el organismo busca “promover y buscar una metodología que sea cercana y acogedora para que esas personas que quieren recibir más información tengan este espacio, este lugar y metodología donde se les va a dar información de caracter general, sobre los requisitos, y después se les orientará para indicarles dónde tienen que ir, cuál es el proyecto donde van a hacer su proceso de evaluación y captación”.

Además destaca que cuando hay personas que se muestran interesadas, “es importante ir generando esta cultura del acogimiento e indicar qué es el acogimiento, decir cuáles son las diferencias con la adopción y orientar a las familias de cuando tienen una motivación hacia la adopción de aquella motivaciones que tienen que ver con el cuidado transitorio de niños, niñas y adolescentes”.

En el caso de Fundación San José para la Adopción, llevan cuatro años trabajando en el programa de familias de acogida. “Ha sido un tránsito de pasar desde lo residencial a estas familias, y ahí nos dimos cuenta de la importancia de la formación especializada que deben tener dichas familias”, asegura Soledad Yáñez, directora social de Fundación San José para la Adopción.

“Entendemos que las familias tienen que ser formadas en una parte inicial si recibirán a un niño en situación de protección o en el tránsito del acogimiento. Después viene la formación continua porque aparecen nuevas situaciones y para que las familias puedan ir habilitándose de mejor manera. La esencia de la buena práctica tiene que ver con la capacidad de pedir ayuda y de entender que las familias no son super familias, tienen luces y sombras y necesitan fortalecerse”, plantea.

¿Por qué es fundamental entregar herramientas a las familias que deciden ser de acogida? Porque no todas las familias son iguales ni tienen las misma necesidades. “Ciertas familias responden mejor a niños chicos, otras a niños más grandes. Si pones a todas las familias en un solo molde es más complejo, por eso hay que generar más cultura del acogimiento y que las familias se mantengan en el tiempo, que formarlos de manera especializada permita que estén con nosotros por mucho tiempo más y que aporten a la comunidad”, destaca.

En el caso de la Fundación Chilena de la Adopción y Familia, han desarrollado un trabajo de 40 años de mucho aprendizaje a partir de la experiencia propia.

“Partimos intuitivamente y luego fuimos profesionalizando”, comenta Alejandra Ramírez, directora ejecutiva de la Fundación Chilena de la Adopción y Familia.

“Nos dimos cuenta de que teníamos un camino recorrido y que esos tropiezos que habíamos tenido se estaban dando en otros equipos más jóvenes. En ese sentido nos tocaba enfrentar situaciones en que los niños transitaban desde su familia de acogida a la familia definitiva, ya sea de origen o adoptiva y de manera abrupta, provocando un quiebre de sus vínculos sin que la familia de acogida pueda siquiera participar del proceso de transición de entrega de ese niño o niña, y ese trayecto nosotros ya lo habíamos reocrrido”, detalla.

“Nos dimos cuenta de lo importante de la permanencia relacional, que estos vínculos se mantuvieran. También nos dimos cuenta de la necesidad de la familia, saber dónde y con quién iba a estar su niño y niña y cómo solucionar esa situación familiar. Nuestras últimas generaciones de familias de acogida nos planetaron ese punto, por eso propusimos este modelo que habla justamente de las transiciones amorosas de las familias. Ha sido exitoso”, asegura.

“Lo que necesitan nuestros niños es reparar sus experiencias de adversidad temprana y con esta intervención amorosa solo se suma. Si generas una relación desde lo vincular, el respeto, el cariño y el amor, eso suma”, enfatiza Ramirez.

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