En el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) el 91% de las personas que participan de nuestros programas de emprendimientos—de un total de 35 mil— trabajan de manera informal. Pero la gran mayoría de ellas, un 58% admite intensión de hacerlo. ¿Cuál es la piedra de tope entonces? En muchas ocasiones la desinformación, o los mitos que existen, sobre todo dentro de las familias más vulnerables.
Por ello, es importante interpretar de correcta forma las últimas cifras dadas a conocer por el INE sobre la tasa de empleo y el nuevo aumento de la informalidad laboral, una cifra que, si bien es cierto es menor que los niveles prepandemia, no nos deja tranquilos, porque la tasa de informalidad —que se ubicó en 27,6%— continúa subiendo, esta vez en 0,9 puntos porcentuales respecto al año pasado, consagrando 10 trimestres consecutivos de alza. Así, los datos arrojan que tenemos 2.547.138 trabajadores informales en el país, de un total de 9.235.064 personas ocupadas.
Ahora, retornando a nuestra pregunta inicial, el principal mito que escuchamos a diario de nuestras personas emprendedoras es que al formalizarse se pierden beneficios sociales. Esto no es así. La formalización, por sí sola, no excluye a las personas del sistema de seguridad social, pues esto depende de los ingresos reales. Por el contrario, los emprendimientos formales pueden tener accesos a más beneficios sociales; además de poder optar a créditos para impulsar sus negocios.
Este es un tema central para el Fosis y el Gobierno. Por lo tanto, nos estamos ocupando, aumentando las asesorías y capacitaciones mediante diferentes formatos para dar más certezas a las emprendedoras de las familias más vulnerables. Nuestra tarea es educar y entregar herramientas para cumplir con el mandato presidencial de reducir la informalidad a un 20%. No es una tarea fácil, pero a eso estamos abocados, especialmente para el empleo independiente. Porque para muchas personas, —sobre todo para quienes ejercen cuidados— la única forma de trabajar es de manera independiente.
La informalidad laboral es posible abordarla desde distintas miradas, una de ellas son las personas que su única posibilidad de salir adelante es por medio de un empleo independiente. En este grupo no es sólo la fiscalización la herramienta, sino también —y quizás fundamentalmente — el acompañamiento y la educación tributaria. Por ello, desde el Estado debemos tener una mirada amplia, para apoyar a estos grupos de manera intensiva, atendiendo los cambios y las nuevas realidades sociales y económicas de las familias más vulnerables, para hacerlas partes del sistema. De lo contrario, la pobreza y la informalidad seguirá estando cerca de ellas.