En el Mes del Adulto Mayor, es clave reforzar los estímulos para que cuiden su bienestar y accedan a una atención médica oportuna y de calidad.
Temor a diagnósticos desfavorables, falta de aliciente, desánimo o experiencias negativas son factores que se conjugan para que los adultos mayores vayan posponiendo los controles médicos, fundamentales para mantener una buena condición de salud.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más del 19% de la población supera los 60 años de edad, cifra que llegará al 31% en el año 2050. En el Mes del Adulto Mayor, es fundamental hacer hincapié en la necesidad de mejorar los incentivos para que puedan ser más conscientes de su bienestar y acceder a una atención médica oportuna, efectiva y enriquecedora.
Un estilo de vida saludable es el que nos permitirá mantenernos en las mejores condiciones por el mayor tiempo posible, comenta el doctor Carlos Núñez Toledo, médico general de Cordillera Interclínica: “Este se compone de una una nutrición equilibrada, que privilegie alimentos saludables y evite sustancias tóxicas como el alcohol y tabaco; de realización de actividad física, que ayude a fortalecer el cuerpo y la mente, y de acudir periódicamente al especialista, para realizar los controles de rutina que detectarán cualquier anomalía a tiempo, para tratarla oportunamente”.
Y es en este último punto, explica el especialista, donde a menudo se encuentra resistencia de los pacientes, sobre todo de los mayores. Sin embargo, es necesario que comprendan que la prevención y la detección temprana son claves en esta etapa de la vida, “por lo que una visita al médico y la realización de esos exámenes que preferirían evitar, puede marcar la diferencia entre una vida activa y complicaciones serias para la salud”, precisa.
Para la atención del adulto mayor, es necesario que todo el personal médico y técnico esté preparado y lo acompañe para entender y enfrentar los cambios y desafíos que se viven en esta etapa de la vida. “Junto al entorno del paciente, tenemos que ser aliados desmitificando el proceso de acudir al médico, presentando las consultas como oportunidades para aprender sobre la salud y beneficiarse de ella”, sostiene Núñez.
También es importante que esta alianza funcione como un sistema, que sea capaz de detectar, en una fase temprana, otros problemas de cualquier tipo que puedan estar afectando el bienestar del adulto mayor o a su cuidador -si es atingente-, para realizar contención o buscar soluciones.
“Los profesionales de la salud debemos ser empáticos y claros en nuestra comunicación, a través de un trato humano y respetuoso que pueda transformar la experiencia de una consulta en un acto de empoderamiento”, añade.
En este sentido, también son un aporte las campañas de concientización y programas comunitarios que ofrezcan charlas educativas o transporte gratuito, como instancias que permiten fomentar una cultura de cuidado y, por ejemplo, entregar buenos ejemplos de diagnósticos tempranos que han sido exitosos en la prevención o tratamiento de enfermedades.
“Cuidar la salud en la tercera edad es una inversión en bienestar. Incentivar a nuestros mayores a acudir al médico, realizar exámenes y superar temores es también un acto de amor y un camino hacia una mejor calidad de vida”, concluye el especialista.