Nunca es tarde: La experiencia de emprender en la tercera edad

Cuando se habla de emprendimiento, es común imaginar a jóvenes recién salidos de la educación superior, llenos de ideas disruptivas y energía inagotable. Pero poco se dice de aquellos que, con una vida ya recorrida, deciden conformar un equipo que te invita a iniciar algo nuevo. A mis casi 70 años, yo soy uno de ellos.

Como ingeniero comercial de profesión y con una familia de médicos y profesionales de la salud, siempre estuve ligado —aunque de manera indirecta— al mundo del bienestar y la atención médica. Pero fue recién en la tercera edad cuando decidí dar el paso y emprender en serio la creación de esta empresa que comenzamos a construir. Hoy, junto a un grupo multidisciplinario de profesionales comprometidos, soy parte del equipo que lidera Living Better, una empresa que lleva atención médica integral directamente a la puerta de las personas.

Este proyecto nació de una reflexión profunda: ¿cómo mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan, sobre todo en un contexto donde la salud a domicilio es cada vez más necesaria? Quisimos ofrecer una solución cercana, humana, efectiva y muy comprometida. Y aunque el camino del emprendimiento siempre es desafiante, puedo asegurar que también es profundamente gratificante.

A mis años, lo hago por convicción y lo disfruto. Por el deseo de seguir contribuyendo, de no quedarme quieto, de demostrarme —y demostrar— que siempre se puede empezar algo nuevo y contribuir de manera importante a hacer un aporte por la salud y el bienestar de las personas y su entorno familiar.

Por eso, en este 16 de abril que recién pasó, Día Mundial del Emprendimiento, cuyo objetivo es promover el espíritu emprendedor y la generación de ideas, quiero decirle a quienes creen que “ya es tarde” o que “ese tren ya pasó”: nunca es tarde. Emprender no tiene edad. La experiencia, la madurez, la visión que se gana con los años son un activo valiosísimo.

Si tienes una idea, una pasión, un propósito, este es tu momento. No importa si tienes 30, 50 o 70 años. Empezar es una decisión, no una cuestión de edad.