Estudio recomienda que las zonas de mayor riesgo para cetáceos sean consideradas en la planificación de las áreas protegidas ya existentes, o bien que sean el sustento de propuestas de protección de áreas críticas para delfines chilenos y otros cetáceos.
Tres especies de pequeños cetáceos estarían amenazados por el tráfico marítimo que tiene lugar en la Patagonia norte, incluso dentro de áreas protegidas. Así lo revelaron los resultados de un estudio del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile, que identificó 18 zonas donde los delfines chileno, austral y marsopa, conviven diariamente con alto tráfico marítimo asociado a la industria acuícola, además de otras amenazas. De estas 18 zonas, 14 están dentro de áreas protegidas.
“Este estudio da cuenta de la urgencia de desarrollar e implementar protocolos de cambios de ruta y/o disminución de velocidades de embarcaciones en ciertas áreas y, de esta manera, mitigar efectos por colisiones con los animales y evitar los cambios conductuales claves que pueden poner en jaque su supervivencia”, dijo Francisco Viddi, biólogo marino e investigador asociado del Programa Austral Patagonia, y uno de los autores del estudio.
“Esto es especialmente importante para el delfín chileno, que presenta una baja abundancia en toda la Patagonia”, recalcó.
Tras analizar un área de unos 70.000 km 2 entre Puerto Montt y Laguna San Rafael, el estudio sobrepuso las rutas de navegación de embarcaciones, las operaciones industriales, y los hábitats utilizados por las tres especies de delfines, determinando la existencia de 18 zonas que representan mayor riesgo para estos animales, principalmente por la posibilidad de colisionar o interactuar de forma negativa con las embarcaciones.
De todas las flotas que forman parte del tráfico de embarcaciones en la Patagonia, la que presenta la mayor densidad es aquella derivada de la industria de la acuicultura, registrándose hasta 729 embarcaciones activas en un día, equivalente al 83% del total de tráfico marítimo. A ella se le suma el tránsito de embarcaciones asociadas a otras actividades comerciales intensivas, como la pesca, el transporte y el turismo.
“La interacción con embarcaciones pueden ocasionar colisiones con resultado de muerte o daños graves al animal, alteración del comportamiento y abandono del hábitat a largo plazo”, agregó Viddi .
Esto se vuelve crítico al considerar el rol ecológico clave que tienen los mamíferos marinos en estos ecosistemas. Al tráfico marítimo hay que agregar los otros riesgos inherentes a la actividad acuícola del salmón y sus impactos directos e indirectos sobre los cetáceos, como los enmallamientos, los cambios conductuales, la degradación y pérdida de hábitats.
Las zonas identificadas como de mayor riesgo de impacto entre las distintas especies de cetáceos y esta flota, se ubican dentro del Parque Nacional Isla Magdalena, Reserva Nacional Las Guaitecas y Reserva Nacional Kawésqar, entre otras áreas protegidas.
Muchas de estas áreas, en efecto, poseen un importante número de concesiones de salmonicultura: en el caso de la Reserva Nacional Las Guaitecas, por ejemplo, existen más de 300 concesiones exclusivamente de salmones, abarcando un importante espacio dentro del área protegida.
“Estamos hablando de una región crítica para la diversidad de mamíferos marinos y para la presencia de especies de cetáceos. Tenemos la responsabilidad, como país, de considerar la información que revela este estudio y utilizarla para tomar las medidas necesarias que garanticen la protección de estos animales”, señaló por su parte César Guala, director del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile.
“Se trata de cetáceos emblemáticos y vulnerables que ni siquiera dentro de las áreas protegidas, encuentran protección. Esto es algo en lo que debemos avanzar sustancialmente evitando, por ejemplo, las actividades de este tipo al menos dentro de parques y reservas”, agregó.
El caso del delfín chileno concita particular preocupación por parte de los científicos, ya que se trata de una especie endémica de distribución limitada y baja densidad: de hecho, se estima que es una de las menos abundantes de sus congéneres, con una población de entre mil quinientos y dos mil quinientos individuos concentrados en la zona norte de la Patagonia.
Las zonas definidas como de mayor riesgo de impacto para esta especie en particular se concentran en la costa oeste del seno de Reloncaví, particularmente en la zona aledaña a Calbuco, y en la Reserva Marina Putemún ubicada en costa este de la isla Grande de Chiloé, coincidiendo con las mayores densidades de concesiones de acuicultura.
“Los cetáceos son importantes especies indicadoras, emblemáticas y paraguas, y deberían jugar un papel aún más relevante en la orientación y promoción de políticas efectivas relacionadas a la conservación de las porciones marinas de las áreas protegidas, así como también aportar al desarrollo de una acuicultura más responsable en el maritorio”, finalizó Viddi.