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Iniciativa busca poner fin al desperdicio de alimentos beneficiando a personas mayores en Santiago Sustentabilidad

Iniciativa busca poner fin al desperdicio de alimentos beneficiando a personas mayores en Santiago

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Tras cuatro años de trabajo, se ha recuperado casi una tonelada de residuos orgánicos convirtiéndolos en compotas de fruta y concentrado de hortalizas de alto valor nutricional para personas de la tercera edad.


Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se pierde entre un 40% y 50% de las frutas y verduras a nivel mundial y el 39% proviene de su consumo en los hogares.

Asimismo, la pérdida y el desperdicio de alimentos representan entre el 8 % y el 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Aportar una solución a esta problemática, elaborando nuevos alimentos a partir de excedentes considerados desechos, es el objetivo del inédito proyecto impulsado por la Universidad Bernardo O’Higgins, que no sólo tiene impacto medioambiental, sino también social.

A través de una colaboración con la Fundación Banco de Alimentos de Lo Valledor (FBALV), la iniciativa ha fomentado la recolección de tallos, hojas frescas y restos de fruta en buenas condiciones para crear compotas de fruta y concentrado de hortalizas de alto valor nutricional, con menor procesamiento y libres de sellos.

“Hemos desarrollado tres líneas: el concentrado verde a partir de tallos y hojas de apio y brócoli y hojas de betarraga, el rojo, diseñado con tomates donados y tallos de betarraga, y variedades dulces que son la compota pera-plátano y ciruela-plátano”, puntualizó Ximena Rodríguez, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO).

Un punto crucial de la iniciativa es que no sólo repercute positivamente en el cuidado del planeta, sino que además juega un rol social para los habitantes de la ciudad en que está emplazada la casa de estudios.

“Cuando comenzamos en 2019 nos enfocamos en un grupo de 25 personas mayores, entregándoles gratuitamente una compota de fruta y un concentrado verde o rojo a diario.  Ya desde abril de este año hemos alcanzado más de 400 compotas,  lo que equivale a aproximadamente a 50 kilos destinados a distintas organizaciones de adultos mayores de la Región Metropolitana”, destacó Rodríguez.

En cuanto a las tecnologías que utilizaron, la académica señaló que el primer paso fue el proceso de innovación en lo que respecta el diseño de estos prototipos de alimentos, dada la escasa información existente y las pocas referencias en torno al desarrollo de nuevos alimentos a partir de excedentes agrícolas.

Desde eso, han evolucionado hasta el pasteurizado y la implementación de una planta piloto de procesamiento, que ya cuenta resolución sanitaria. Desde ahí nacen todos los productos que son entregados gratuitamente a las organizaciones sociales beneficiarias.

Sobre las perspectivas, Rodríguez aseguró que tienen planificado seguir avanzando, pues la problemática persiste y es crucial capitalizar la experiencia aprendida. “Ya estamos diseñando nuevos prototipos a partir de otros descartes alimentarios y trabajando, además, en envases sustentables para su transporte y almacenamiento”,concluyó.

 

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