El metano es un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el CO 2 , generando preocupación por sus efectos en el calentamiento global y el cambio climático.
Mucho se habla de los gases de efecto invernadero (GEI) y su contribución al calentamiento del planeta y, por ende, al cambio climático. Entre ellos el más conocido es el dióxido de carbono o CO 2 , cuyas emisiones provienen en gran parte de la actividad humana, representando alrededor del 80% de las emisiones globales de GEI.
Le sigue el gas metano (CH 4 ), que, aunque representa cerca del 20% restante de los gases y tiene un tiempo de vida en la atmosfera menor al CO 2 , causa preocupación en la comunidad científica.
¿Por qué? “Porque las concentraciones de gas metano poseen una capacidad de calentamiento 80 veces más potente que la del dióxido de carbono, lo que acelera aún más el aumento de la temperatura del planeta”, explica Sebastián Lira, director de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Andrés Bello.
“Al igual que el CO 2, las concentraciones de metano en la atmósfera han ido aumentando progresivamente debido a las actividades del ser humano, que van en aumento también, y dada la alta capacidad de calentamiento del metano, mucho mayor que la del CO 2 , la reducción de emisiones de este gas también es clave para limitar el calentamiento global del planeta y sus nefastas consecuencias”, agregó el académico.
A nivel global, cerca del 40% del metano proviene de fuentes naturales, como, por ejemplo, de los humedales, y aproximadamente el 60% se genera por actividades humanas.
“La agricultura, el uso de combustibles fósiles y la disposición de residuos son responsables de más del 90% del metano generado por actividad humana. La ganadería también contribuye a las emisiones de metano, a través de la fermentación entérica, que son los gases que expulsan los animales rumiantes”, señala Lira.
En Chile, según cifras del Ministerio de Medio Ambiente, las emisiones de metano se generan principalmente debido a la disposición de residuos orgánicos sólidos en sitios como vertederos y rellenos sanitarios.
También aporta emisiones la ganadería, con la fermentación entérica. Otras fuentes que emiten metano en menor medida son el tratamiento de aguas residuales, las emisiones fugitivas relacionadas con la producción de petróleo y gas, y la quema de combustibles.
Según la comunidad científica, el gas metano es responsable de cerca de la mitad del aumento de 1,2 °C de la temperatura media mundial desde la era preindustrial, debido a su alto potencial de calentamiento, 80 veces mayor que el CO 2 en un rango de 20 años.
Esto se suma al aumento significativo que se ha observado en los últimos años de las concentraciones de gas metano en la atmósfera. Por ejemplo, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA, informó que el 2021 el metano en la atmósfera aumentó 17 partes por billón (ppb), el mayor aumento anual registrado desde que se iniciaron las mediciones. En el año 2022 el aumento fue de 14 ppb.
Adicionalmente, el metano es un importante precursor del ozono troposférico. “El metano emitido a la atmosfera reacciona con otros compuestos formando este contaminante secundario, que es el ozono troposférico, y que genera efectos en la salud de las personas y en los cultivos”, explica el académico.
En un informe del 2022, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) declaró que, para abordar la mitigación del cambio climático no basta con centrar los esfuerzos en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO 2 ), sino que también se deben reducir las emisiones de metano (CH 4 ).
Según el IPPC, para limitar la temperatura en 1,5ºC es necesario reducir 34% de las emisiones de metano para el año 2030. Hacerlo evitaría un calentamiento de hasta 0,3°C.
En este contexto, Lira destaca un dato relevante. “El gas metano tiene un tiempo de vida en la atmósfera más corto que el CO 2 , de entre 9 a 12 años, por lo tanto, si logramos reducir las emisiones de metano se notarían efectos en las temperaturas de una
forma más rápida”.
Una de las principales formas en que la comunidad puede ayudar a bajar las emisiones de gas metano es disminuyendo la cantidad de residuos orgánicos que ingresan a los vertederos o rellenos sanitarios, ya que es allí donde son degradados por la acción de microorganismos que no necesitan oxígeno, y esta descomposición es la que genera emisiones de metano.
Tomando esto en cuenta, el académico destacó el proyecto de ley anunciado este año por el Ministerio del Medio Ambiente, que busca impulsar el reciclaje de residuos orgánicos.
Según estimaciones, este tipo de residuos representan el 58% de lo que se genera en nuestros hogares, y que va a parar a los vertederos y rellenos.
“Mientras tanto, las personas pueden aprender a compostar sus residuos, con lo que además producirán compost para sus huertos y plantas. También pueden intentar no botar alimentos a la basura; cerca del 14% de los alimentos en el planeta se desperdician”, indica Lira.
Finalmente, también insta a las personas a esforzarse por disminuir su consumo de carne u optar por una dieta vegetariana para reducir la emisión de metanodesde la industria ganadera.