La experta se ha dedicado a estudiar el ciclo del carbono oceánico y el impacto de los microplásticos en los ecosistemas marinos. En su exposición en Congreso Futuro hizo un llamado a la educación y concientización ciudadana como un aspecto fundamental para afrontar los desafíos de la contaminación.
Durante los últimos años se ha evidenciado cómo la contaminación del mar se ha ido incrementado, siendo las aguas invadidas hasta las zonas más remotas de uno de los elementos más nocivos para el ecosistema: el plástico.
En este contexto, Cristina Romera, oceanógrafa y experta en el estudio del ciclo del carbono oceánico y el impacto de los microplásticos en los ecosistemas marinos, expuso en la decimotercera versión de Congreso Futuro bajo el título “Salvar los óceanos: un desafío para la sobrevivencia”.
En conversación con El Mostrador, abordó la situación actual de los microplásticos en los océanos y cómo estos atentan a los ecosistemas marinos pero también a la salud humana.
“Todo el océano esta conectado, entonces lo que hacemos en un punto del planeta afecta al otro. La situación es bastante mala porque cada vez hay más plástico, cada vez se fabrica más plástico y hay más que entra al océano. Este material se va fragmentando en trozos pequeños, que cuando son menores a 5 milímetros se llaman microplásticos, y este ya es muy difícil de limar. Es ingerido por animales marinos y puede llegar hasta nosotros a través de la cadena alimentaria”, explica la experta.
En este sentido, la especialista sostiene que un problema importante son los aditivos que los plásticos contienen y que hoy en día se están consumiendo por animales marinos, pero también por humanos a través de la cadena trófica. “Los microplásticos pueden ser ingeridos por animales, pero también es necesario destacar que los plásticos no son el polímero puro, sino que llevan aditivos, que son compuestos químicos que se le añaden para darle las propiedades que se requieren para el uso de ese plástico, y estos son tienen un efectivo negativo y toxicidad para la fauna marina. Este es un aspecto que se habla menos y es preocupante porque todos estos químicos pueden llegar hasta nosotros en la cadena trófica”, detalla.
“Los plásticos que se utilizan en la alimentación llevan mucho de estos aditivos y aunque hayan pasado una norma o regulación y estén en baja concentración, el problema es que estamos expuestos a constantemente a estos químicos”, añade.
Sobre el rol que tienen los humanos, Romera afirma que la urgencia hoy en día es terminar con el uso del plástico de un solo uso, ya que este es el que más presencia tiene en las playas. “Estamos contaminando entre todos, todos los residuos que generamos y los plásticos de un solo uso, que a pesar que se está regulando, se siguen usando. Este es el que más se encuentra en limpieza de playas y cuando se recoge plástico en el océano. El que se prohiba ya es un paso importante y nosotros como consumidores deberíamos pensar y ser conscientes del residuo que estamos dejando. El mejor residuo es el que no se genera”.
“Hay una parte muy importante del rol de las empresas, pero nosotros como individuos también podemos hacer un rechazo a los residuos y no generar tantos en la medida que podamos”, agrega.
Respecto de las cantidades de plástico que actualmente se encuentran en el mar, la oceanógrafa indica que, a pesar de las investigaciones, hoy hay mucho más plástico del que se calcula.
“Hay muchas investigaciones en que se ha recogido plásticos en distintas zonas del planeta, en diferentes partes del océano, y a través de modelos se han hecho estimas de cuánto llega y cuánto hay. Llega al mar muchísimo más plástico del que se ha encontrado. Hay mucha cantidad de plástico que no se ha contabilizado, o bien porque es demasiado pequeño y las redes de muestreo no lo capturan o bien porque se ha hundido y las redes solo recogen el de superficie. También pueden ya haber sido ingerido por animales. Esto se llama el plástico perdido, el plástico que no se sabe bien donde está”, detalla.
“A pesar de que hay investigación todavía hay mucho por hacer porque es un problema de una dimensión enorme y hay estimas pero probablemente sea mayor de lo que se ha calculado hasta ahora”, concluye.