Cada vez escasea más el agua en las ciudades. ¿Qué métodos ayudan a utilizar mejor este recurso?
Cada vez más ciudades tienen problemas para abastecer de agua a un número de habitantes que asciende con rapidez. Actualmente, hay más de 4.000 millones de personas que viven en ciudades. Se calcula que, en 2050, esa cifra aumentará hasta los 6.500 millones.
Naciones Unidas estima que, en esa fecha, más de la mitad de los habitantes de zonas urbanas podría sufrir escasez de agua. El cambio climático agrava el problema. ¿Qué soluciones funcionan?
Además de la industria y el comercio, los hogares también necesitan mucha agua. En Alemania, el consumo diario por persona es de unos 125 litros, mientras en EE. UU. llega a 300. Las duchas (40 por ciento), las cisternas de los inodoros (30 por ciento) y las lavadoras (13 por ciento) son las instalaciones que más consumen. Solo el 4 por ciento del agua se utiliza para cocinar y beber.
Las campañas de concienciación pueden animar a la gente a ahorrar agua. Ciudad del Cabo, que lleva años luchando contra graves problemas de agua, se está centrando en la educación y la modernización. La ciudad ha puesto en marcha reparaciones gratuitas de fontanería en hogares con bajos ingresos y ha aumentado los precios al consumidor del agua para animar a la gente a ahorrar agua. En 2018, un año de sequía, la ciudad fue capaz de reducir el consumo a solo 50 litros por persona en promedio.
Las fugas en las tuberías y una red anticuada provocan grandes pérdidas de agua. En toda Europa, más de una cuarta parte del agua potable se pierde por este motivo. Reparar las tuberías puede reducir en gran medida las pérdidas de agua.
Tokio, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, tenía hasta hace unas décadas entre un 15 y un 20 por ciento de pérdidas por fugas en las tuberías. Ahora la cifra es inferior al 3 por ciento.
Cuando se construyen nuevas tuberías, se pueden planificar mejor para evitar pérdidas de agua.
Tanto el agua de lluvia como las aguas residuales depuradas pueden utilizarse en las cisternas de los inodoros, las lavadoras o la industria. En los nuevos barrios urbanos de Melbourne (Australia) y Aarhus (Dinamarca), por ejemplo, el agua de lluvia se desvía de las calles y aceras, se filtra y luego se utiliza en los edificios circundantes. En muchas ciudades de Estados Unidos, India, Taiwán, España y Turquía, la utilización del agua de lluvia es ya obligatoria en los nuevos edificios.
Muchas ciudades promueven ahora la reutilización de aguas residuales. Un tercio del agua de Pekín, por ejemplo, es agua residual reciclada. Se utiliza principalmente para regar la vegetación, la limpieza de las calles, el lavado de coches y las cisternas de los inodoros. En Madrid también se riegan los parques urbanos con aguas residuales depuradas. En Singapur, las aguas residuales depuradas incluso vuelven a convertirse en agua potable mediante una etapa de depuración adicional.
Mientras escasea el agua durante los periodos secos, aumenta al mismo tiempo el número de lluvias torrenciales con inundaciones. El problema para las ciudades es que los sistemas de alcantarillado se sobrecargan y muchas superficies selladas no permiten que el agua de lluvia se filtre lo suficiente. Por ello, la ciudad china de Wuhan y la ciudad-estado de Singapur han sido pioneras en el concepto de ciudad esponja.
En todas partes de las ciudades se han creado lugares donde almacenar el exceso de agua de lluvia, desde cuencas subterráneas hasta franjas y tejados verdes, donde el agua de lluvia puede filtrarse. Las calzadas permeables también ayudan a que el agua se filtre.
Ya hay más de 60 ciudades esponja solo en China, y el concepto se está utilizando en todo el mundo para la remodelación urbana. En Europa, la capital danesa, Copenhague, se está remodelando de este modo.
Es esencial que las ciudades protejan y regeneren las fuentes naturales de agua de sus alrededores. Bogotá, por ejemplo, recibe el 80 por ciento de su agua del paisaje montañoso que la rodea, un ecosistema único con páramos y lagos.
Sin embargo, el uso excesivo de la tierra por parte de los agricultores está poniendo en peligro el suministro de agua. El proveedor de agua del país quiere contrarrestarlo y regenerar estas fuentes de agua mediante la compra de tierras y la concienciación.
También puede ayudar la eliminación de plantas singularmente sedientas en la zona de captación de agua. En Ciudad del Cabo, por ejemplo, se han sustituido muchos pinos y eucaliptos por la plantación del arbusto autóctono fynbus, más frugal.