Los derrames tóxicos representan un desafío ambiental de gran magnitud, pues pueden comprometer el equilibrio ecológico y la salud humana de forma persistente y a largo plazo. La prevención y la pronta respuesta son esenciales para mitigar estos efectos.
Tanto en tierra como en el mar, la contaminación por aceites de desecho, hidrocarburos y químicos afectan la funcionalidad del ecosistema, causando graves daños.
La toxicidad de ciertos derrames puede eliminar a especies sensibles en las zonas afectadas, tanto en ecosistemas acuáticos como terrestres. Esto no solo afecta a los organismos directamente contaminados, sino también a especies que dependen de ellos, causando un desequilibrio en el ecosistema local y reduciendo la biodiversidad.
Pueden infiltrarse en ríos, lagos y acuíferos, contaminando las fuentes de agua potable y destruyendo hábitats acuáticos. Las sustancias tóxicas pueden acumularse en el cuerpo de peces y otras especies acuáticas, afectando la cadena alimentaria y propagando contaminantes a los animales y seres humanos que los consumen.
Además, muchos derrames afectan directamente el suelo, haciéndolo menos fértil y alterando la composición de nutrientes. Esto impide el crecimiento de plantas y puede dejar el suelo inutilizable para la agricultura o reforestación, ya que algunos químicos persisten durante años.
“Los derrames de hidrocarburos de petróleo son una de las principales fuentes de contaminación de suelos y aguas, ya que causan daños en los ecosistemas. Este tipo de contingencias ambientales originan efectos directos sobre la tierra, el agua y también en nuestras vidas – en muchos casos aguas contaminadas generan cortes y problemas de suministro -, por lo cual hay que contar con herramientas que permitan a las empresas y/o servicios actuar con rapidez frente a este tipo de escenarios”, señala Andrés Jullian, representante en Chile de Peat Sorb, líder mundial en la absorción de hidrocarburos, ahora disponible en Chile.
Los derrames tóxicos, como aquellos de sustancias químicas industriales, hidrocarburos o metales pesados, pueden tener efectos graves y duraderos en el medio ambiente.
La turba de Sphagnum – cultivada y gestionada de manera ambientalmente responsable en Canadá – , es el componente principal de Peat Sorb. Al ser deshidratada y curada mediante un procedimiento patentado que le otorga capacidades de absorción únicas, esta turba es una solución eficiente, sustentable y versátil para tratar la contaminación tanto en tierra como en agua.
Algunas de las principales ventajas de esta turba 100% orgánica y natural es su alta capacidad de absorción – posee 12 veces más capacidad que los solventes derivados de arcilla – , permitiendo contener y eliminar derrames de petróleo y productos derivados al instante, además de ser biodegradable – sin riesgo para los equipo de trabajo que lo manipulen -, y su fácil manejo y almacenamiento.
A ello se suma el cuidado por el medio ambiente, ya que esta solución encapsula el líquido, no devolviéndolo al medio ambiente, además de pasar pruebas de lixiviación y reducir en un 90% los vapores de combustión, evitando atmósferas inflamables, generando así menor cantidad de residuo, por su gran capacidad de absorción.
Actualmente, Peat Sorb es utilizada a nivel mundial en aeropuertos, hospitales, industria alimentaria, minería, fuerzas armadas, marinas, centrales eléctricas, astilleros, empresas químicas, siderúrgicas, refinerías de petróleo, puertos y portuarias, gasolineras, hoteles, obras de construcción, talleres mecánicos, transportistas, campos de golf, fabricantes de automóviles, fabricantes de pinturas, granjas (agrícolas, animales y peces), cruceros y mucho más.
Funciona para toda la gama de productos derivados del petróleo: desde petróleo crudo, gasolina, PCB, alquitranes de hulla, ácidos grasos, tintas a base de hidrocarburos y más. Además, solidifica y absorbe resinas, y se puede aplicar – interior y exterior – en tierra, suelo y agua.