Cristina Dorador es investigadora y especialista en microbiología, y explica la relación intrínseca, natural y necesaria del mundo bacteriano con el humano. “Los microorganismos son comensales de nuestro cuerpo y regulan muchos procesos metabólicos en una relación simbionte”, detalla.
Las bacterias son amor, las bacterias son naturaleza, las bacterias son parte del día a día de los más de 8 mil millones de personas que habitan el planeta. Pero, ¿cuál es la relación inquebrantable entre las bacterias en el funcionamiento de la vida vegetal y animal en la Tierra? ¿Influye tanto en nuestro microbioma la forma en que nacemos, dónde vivimos y con quién nos relacionamos?
La destacada científica chilena -que publicó este año su segundo libro “Amor Microbiano”- Cristina Dorador, y quien también es doctora e investigadora en microbiología, ecología microbiana, limnología, geomicrobiología y profesora asociada del departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos de la Universidad de Antofagasta, nos cuenta con mayor claridad la relación intrínseca, natural y necesaria del mundo bacteriano con el humano.
En una gota de agua hay millones de bacterias, en un puñado de suelo también, ¿Cuál es la importancia de las bacterias en el día a día del humano?
Vivimos en un planeta microbiano. Los primeros seres vivos de la Tierra fueron microorganismos y como humanos derivamos de ellos. Además, los microorganismos son claves para nuestra existencia y, en ese sentido, es importante aumentar el entendimiento de que los seres humanos somos parte de la naturaleza y tenemos una relación indisoluble con todo el planeta. Los vegetales que consumimos crecen gracias a los nutrientes que movilizan los microorganismos del suelo, el agua se purifica gracias a bacterias, cuando nos enfermamos tenemos medicinas que son derivadas de procesos microbianos.
Según sus estudios, ¿Las bacterias deberían ser consideradas amigas del ecosistema y del humano? ¿Hasta qué punto?
Más que amigas, las bacterias y otros microorganismos son fundamentales para el funcionamiento del planeta. Ellas regulan los ciclos biogeoquímicos, gracias a las cianobacterias y su evolución hacia las algas y plantas, es que la atmósfera tiene oxígeno. Los seres humanos convivimos con millones de otros organismos, el 50% de las células en el cuerpo humano son células microbianas que tienen funciones claves.
¿Por qué es importante entender su funcionamiento en nuestro entorno, en nosotros?
Hasta hace unos años se desconocía el profundo vínculo entre los microorganismos y los seres humanos. El avance de los estudios del microbioma humano ha permitido comprender mejor cómo funciona nuestro organismo. Por ejemplo, cada vez que comemos son las bacterias del intestino las que ayudan a degradar los alimentos y dejar disponibles los compuestos necesarios para el funcionamiento del cuerpo. Además, en el intestino se producen neurotransmisores que son esenciales para el cerebro, incluyendo el ánimo y otros aspectos. Entender el microbioma humano, además, nos ayuda a prevenir y diseñar nuevos tratamientos para las enfermedades.
¿Por qué si tienen un rol tan importante se tienden a asociar a cosas o procesos negativos?
Históricamente las bacterias han estado asociadas a las enfermedades, eso ha llevado a que se tenga un rechazo incluso a la palabra “bacteria”. Si bien es cierto, hay bacterias patógenas (además de virus y hongos) que causan enfermedades, la gran mayoría no son dañinas. Los microorganismos son comensales de nuestro cuerpo y regulan muchos procesos metabólicos en una relación simbionte, donde tanto microorganismos como seres humanos nos beneficiamos de la convivencia.
El descubrimiento de que las bacterias causan enfermedades a finales del siglo XIX fue clave para la creación de vacunas y descubrimiento de los antibióticos, los cuales han evitado la proliferación de enfermedades mortales. Estamos vivos porque nuestros antepasados se vacunaron alguna vez. Ahora entendemos mejor estas relaciones y podemos saber que hay enfermedades que se producen por un desequilibrio de las comunidades microbianas “normales” de nuestro cuerpo, por ejemplo, esto se ha asociado a la artritis reumatoide, síndrome de colon irritable, enfermedades autoinmunes, entre otras.
¿Cómo disminuir ese desconocimiento?
La investigación científica avanza rápidamente, por lo que es importante que estos resultados sean transferidos a la comunidad para aumentar el conocimiento de las personas. El estudio del microbioma ambiental y humano es un área interdisciplinaria, que requiere de distintas visiones y, en ese sentido, la comunicación de la ciencia es un área clave. Por eso también es importante fortalecer la investigación en microbioma en Chile, ahora tenemos acceso a herramientas que antes no había, como la secuenciación masiva de ADN lo cual permite generar más información respecto a distintas preguntas en áreas como la medicina, agricultura, ecología, entre otras.
¿Cómo influye la contaminación ambiental en el mundo microscópico del humano? ¿Hay posibilidades de que en algún porcentaje sea beneficioso para crear anticuerpos o resistencia contra ciertos contaminantes presentes en nuestra vida diaria?
El microbioma cambia a lo largo de nuestra vida. Las condiciones iniciales son muy importantes, no da lo mismo cómo nacemos (cesárea o parto normal) ni lo que comemos, ni donde vivimos, todo eso afecta o hace que cambien las comunidades microbianas del cuerpo. El estar expuestos a contaminación ambiental también tiene un efecto, de hecho, se han realizado estudios que muestran las diferencias de microbioma entre personas que viven en ambientes rurales y urbanos, la exposición a contaminantes y el tipo de dieta.
En general, la exposición a contaminantes hace que disminuya la diversidad microbiana, seleccionando algunos grupos sobre otros. No necesariamente esto trae beneficios, ya que al disminuir la diversidad se pierden también oportunidades metabólicas o de adaptación a nuevos escenarios.
En cuanto a tu libro Amor Microbiano, ¿Cuál es la relación entre bacterias y amor?
El vínculo amoroso entre dos personas es también un vínculo físico. Las personas tenemos un microbioma único que va cambiando a lo largo de la vida y en la convivencia con otra persona intercambiamos microbiomas. Por ejemplo, durante un beso se comparten bacterias de la boca, un abrazo permite que se intercambien microorganismos de la piel, los cuales se van quedando en nosotros por el tiempo que dure la convivencia o intercambio. Se ha estudiado que las parejas que viven juntas terminan pareciéndose en cuanto a su microbioma. Por lo tanto, el amor se podría relacionar a este intercambio físico de microorganismos que a su vez van moldeando nuestro propio organismo.
Cuando el amor termina (o la convivencia se acaba), quedamos con el microbioma del otro en nuestro cuerpo por un tiempo indeterminado, por eso digo que: “es tan corto el amor y tan larga la convivencia microbiana”.
En una entrevista mencionaste que Chile lidera el porcentaje de partos por cesárea y que eso afecta la microbiota, entonces ¿Cómo el humano va construyendo la microbiota faltante a lo largo de su vida o en sus primeros años?
Cuando se nace por cesárea el bebé adquiere bacterias ambientales vinculadas, por ejemplo, a la piel del médico o matrona. Luego con el apego materno, se van transfiriendo microorganismos de la madre y con la lactancia materna se puede compensar la falta del baño bacteriano que se obtiene al nacer por parto normal. Nunca será lo mismo, por lo que es muy importante la lactancia materna, el apego materno y la exposición a ambientes naturales. El contacto con la naturaleza y el consumo de alimentos no procesados es clave para generar una microbiota más diversa. El nacer por cesárea se ha vinculado a una mayor posibilidad de tener alergias o problemas autoinmunes, por eso sólo en casos justificados se debería nacer por cesárea.
¿Qué mensaje sobre las bacterias en nuestra vida le dejarías a tus lectores?
Los seres humanos somos parte de la naturaleza, somos un ecosistema, convivimos con otras especies y nos necesitamos. Estas conexiones son tan profundas que vienen desde el origen de la vida en la Tierra. Los seres humanos no somos dueños del planeta, somos parte de él, por eso es crucial preservar la naturaleza. Hay que hacer todo lo posible para que la biodiversidad del planeta no siga disminuyendo, la pandemia del covid-19 se explica justamente por esta disminución de biodiversidad.
El amor microbiano es también el amor a la vida y a la naturaleza. Somos un todo.