Opinión
Chile, país caracterizado por su riqueza geológica y su vulnerabilidad ante peligros naturales, requiere que la planificación territorial, manejo de riesgos y desarrollo sostenible sean lideradas por profesionales especializados en Ciencias de la Tierra. A nivel nacional, son pocos los geocientistas que ocupan puestos directivos, lo que limita una adecuada consideración de las particularidades de nuestro territorio andino.
Un ejemplo reciente nos invita a reflexionar como sociedad: por primera vez en su historia, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernaogemin) contará con un Subdirector Nacional de Geología sin formación geológica. Si bien la selección para este cargo puede responder a criterios administrativos, genera preocupación, especialmente considerando que las decisiones clave deben basarse en conocimiento científico y técnico en estos temas que son pilares para el país.
Chile no solo es uno de los líderes en minería a nivel mundial, sino que también enfrenta desafíos únicos por su contexto tectónico, geográfico y climático. Estos desafíos, intrínsecos a nuestro territorio, requieren de una institucionalidad sólida para gestionar escenarios preventivos y de resiliencia que nos imponen ciertos eventos naturales como terremotos, erupciones volcánicas, remociones en masa e inundaciones.
Asimismo, la geología desempeña un papel crucial en la valoración y administración de los recursos que el territorio ofrece, como minerales, agua y fuentes de energía. Por ello, las características de Chile hacen indispensable integrar el conocimiento de las Ciencias de la Tierra en la planificación territorial, la gestión de riesgos, las políticas de extracción y uso de recursos, y la preservación de nuestro geopatrimonio.
En un contexto donde el otorgamiento de permisos, la definición de presupuestos para investigación y su gestión dependen del entendimiento profundo de la compleja realidad geológica del país, resulta esencial que las instancias superiores estén lideradas por especialistas, capaces de transmitir la relevancia de estos temas a otras autoridades y al público en general.
El acceso a cargos con derecho a voz y voto en instancias superiores es clave para asegurar que las prioridades de nuestro país estén alineadas con las demandas de un desarrollo sostenible. Los profesionales en geología no deben ser limitados a cargos técnicos, y como comunidad geológica, somos conscientes de que nuestra formación debe incluir habilidades de comunicación y liderazgo que estos cargos requieren, pues sin una representación adecuada, se corre el riesgo de que temas cruciales queden relegados.
La reflexión final es que queda de manifiesto la necesidad de contar con un Servicio Geológico Nacional. Chile debe reconocer a las Ciencias de la Tierra como un valor estratégico, asegurando que quienes lideran estas áreas cuenten con la formación y experiencia necesarias para tomar decisiones informadas. La experiencia técnica y el conocimiento especializado son insustituibles cuando se trata de definir políticas públicas que impactan directamente en nuestra convivencia con el entorno. Es una deuda con nuestro presente, y nuestro futuro depende de esto.
