A estas alturas, y especialmente en estas fechas, nadie podría estar ajeno a las consecuencias severas del cambio climático. Apenas tres semanas después de la llegada del verano, nos enfrentamos a una ola de calor que, en su punto máximo, auguraba 38°C en la Región Metropolitana y hasta 40°C en Bíobío, Ñuble y Maule, dejando en evidencia la necesidad urgente de abordar este fenómeno con políticas articuladas a nivel nacional, regional y local.
La bibliografía inicial que existe sobre el impacto del calor extremo en nuestro país demuestra lo evidente: las comunas más afectadas son precisamente las de mayor densidad poblacional y las que poseen menor cobertura vegetal, ejemplo de esto son las El Bosque, Lo Prado y Cerrillos, por nombrar solo algunas, dejando expuestas principalmente a personas mayores, niños y niñas.
En otras grandes ciudades como Madrid, Florencia e incluso Buenos Aires, las olas de calor prolongadas bordean las 11 muertes diarias, y las consecuencias son cada año más graves frente a un fenómeno que sigue creciendo año a año.
Como toda urgencia, pasar a la acción es la única manera de hacer frente a esta problemática, y la experiencia en otros países ha demostrado que las soluciones de áreas verdes, cobertura vegetal y sombra son el primer paso. En este contexto, la iniciativa Barrios por el Clima, refleja por un lado la puesta en marcha de una respuesta significativa que precisa avanzar y confirma que el cambio climático es un problema real.
Barrios por el Clima reúne la preocupación de ocho organizaciones por el impacto de las olas e islas de calor en la Región Metropolitana. Desde Fundación Mi Parque, el rol es justamente la ejecución de un primer proyecto, cuyo foco principal es dar refugio a una comunidad que se encuentra en la zona norponiente de Santiago, donde se han evidenciado las mayores temperaturas en los últimos 10 años.
Se busca crear una alianza que genere conocimiento y acción para aportar con soluciones concretas en las zonas más afectadas por el calor, lo cual se verá materializado en la construcción del primer refugio climático en la comuna de Cerrillos.
Los refugios climáticos no solo ofrecen un alivio temporal frente a las altas temperaturas, sino que también buscan generar beneficios a largo plazo para las ciudades y sus habitantes, disminuyendo el riesgo de problemas de salud asociados al calor y deshidratación, proveer de espacios de encuentro y recreación, fomentando la cohesión social y mejorando la calidad de vida y promoviendo la biodiversidad
Este proyecto es una alternativa concreta frente el problema y busca iniciar una estrategia que ya se ha iniciado en otras ciudades. En Colombia, por ejemplo, se ha desarrollado la red de corredores verdes de Medellín y Bogotá ya está desarrollando un Plan Distrital de Silvicultura Urbana, Zonas Verdes y Jardinería para Bogotá, que para el 2030 pretende ser una respuesta efectiva al cambio climático.
El desafío es grande y por ello la necesidad de articular esfuerzos cobra sentido y es urgente. La oportunidad de unir esfuerzos en virtud de una solución tangible y a la altura de las circunstancias está latente. Es una invitación a ser parte de una solución real.