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Verano y crisis ambiental en playas chilenas: iniciativas y desafíos para un turismo sustentable
Toneladas de plástico y otros desechos amenazan cada año la costa del país. Iniciativas de reciclaje y reducción de residuos buscan revertir esta crisis.
Quedan pocas semanas para el término de las vacaciones, sin embargo, los turistas nacionales y extranjeros siguen visitando las costas chilenas para disfrutar del mar y el sol. Sin embargo, esta masiva afluencia conlleva el aumento de la contaminación en las playas, donde los residuos plásticos, latas, vidrios y colillas de cigarro generan un impacto negativo en los ecosistemas marinos.
Frente a esta crisis, diversas iniciativas han surgido para fomentar el reciclaje, reducir los desechos y concientizar a la población sobre la importancia de preservar estos entornos naturales.
Reciclaje en las playas de la zona central
Durante esta temporada, el “Plan Playas” ha tomado protagonismo en la lucha contra la contaminación costera. Esta campaña de reciclaje, impulsada por el Gran Sistema de Gestión (Gransic) ReSimple en conjunto con los municipios de La Serena, Coquimbo y Viña del Mar, busca convertir las playas más concurridas en espacios más sostenibles.
La iniciativa, que se extenderá hasta el 28 de febrero, contempla la instalación de 20 puntos de reciclaje en sectores estratégicos, además de otros 10 puntos adicionales en Reñaca y la Playa del Deporte.
El gerente general de ReSimple, Javier Fuentes, destacó la importancia de la educación ambiental para generar un cambio real. “El verano es una época clave para disfrutar de nuestras playas, pero también para reflexionar sobre el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente. Con esta campaña, buscamos no solo reducir la contaminación en estos destinos turísticos, sino también educar y fomentar una cultura de reciclaje y cuidado del entorno”, señaló.
Según cifras de la organización, si la población flotante de Viña del Mar, Coquimbo y La Serena no separase sus residuos, las consecuencias equivaldrían a la tala de 125.548 árboles o la emisión de gases contaminantes de 16.505 autos adicionales circulando por las calles.
Reducción del uso de plásticos en Zapallar, Cachagua y Maitencillo
Otra estrategia exitosa ha sido la disminución del uso de plásticos de un solo uso. En las playas de Zapallar, Cachagua y Maitencillo, una iniciativa ha hecho historia al lograr evitar la generación de más de 50.000 botellas plásticas en enero, gracias a la instalación de dispensadores de agua purificada gratuitos en distintos puntos estratégicos.
Un estudio realizado por Científicos de la Basura y la Universidad Católica del Norte (UCN) reveló que el plástico es el principal residuo en las playas chilenas, representando el 34,6% de la basura acumulada. En Chile, la acumulación de plásticos alcanza las 25.000 toneladas al año, posicionando al país como líder en acumulación per cápita de plásticos en la región.
Bajo este contexto, la empresa Maihue, impulsa la campaña “El futuro no es desechable”, promoviendo el uso de botellas reutilizables y evitando la compra de envases plásticos desechables. Claudio Brinkmann, co-Fundador y CEO de Maihue, destacó la importancia de estas iniciativas frente a la crisis global del plástico.
“Uno de los mayores desafíos en la gestión de residuos es el manejo de las botellas de plástico, que representan casi el 40% del peso total de los desechos generados a nivel mundial. Sin embargo, solo el 8.5% de estas botellas se reciclan, lo que tiene un impacto devastador en nuestros océanos y ecosistemas”, explicó
La tendencia global hacia la reducción de plásticos de un solo uso se hace cada vez más evidente. El uso de dispensadores de agua ha permitido reducir significativamente la cantidad de desechos plásticos en las playas chilenas, estableciendo un precedente para futuras regulaciones en la industria turística y del consumo de agua embotellada.
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Un peligro invisible: los microplásticos en el ecosistema marino
Más allá de los residuos visibles, la contaminación de las playas tiene un componente aún más preocupante: los microplásticos. Según el doctor Pablo Oyarzún, director de Biología Marina e investigador del Centro de Investigación Marino de Quintay (CIMARQ) de la Universidad Andrés Bello, estos pequeños fragmentos de plástico se acumulan en el fondo marino y representan un grave riesgo.
“Una simple colilla de cigarro puede contaminar hasta 50 litros de agua y su efecto puede durar años en el ecosistema. Contienen sustancias tóxicas como nicotina, arsénico y plomo, altamente perjudiciales para la vida marina y para nuestra salud“, advierte Oyarzún. Pese a los esfuerzos de limpieza organizados por estudiantes de Biología Marina de la Universidad Andrés Bello, que han retirado más de 100 kilogramos de basura de las playas, el problema persiste año tras año.
Un cambio cultural urgente
Para los expertos la solución no solo pasa por la instalación de puntos de reciclaje o dispensadores de agua, sino por un cambio cultural en la forma en que los chilenos consumen y gestionan sus residuos. Iniciativas como la promovida por Maihue y el Plan Playas son pasos en la dirección correcta, pero requieren del compromiso de ciudadanos, empresas y autoridades para lograr un impacto duradero.
“Un pequeño cambio en nuestros hábitos puede marcar la diferencia para preservar estos valiosos ecosistemas para las futuras generaciones”, concluye el doctor.