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Planificación urbana para mejorar la calidad de vida de las ciudades en Chile Sostenibilidad

Planificación urbana para mejorar la calidad de vida de las ciudades en Chile

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Una correcta planificación urbana puede ser una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida, pero debe evolucionar a partir de las necesidades sociales que surgen dentro de cada ciudad. Para Viña del Mar, una ciudad que crece rápidamente hacia los cerros, sigue siendo un desafío.


La Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) de Chile, que busca mejorar la calidad de vida de las personas a través de la integración social, el desarrollo económico y el equilibrio ambiental aborda el concepto de calidad de vida urbana desde perspectivas complementarias, enfocándose en el desarrollo sostenible y equitativo de las ciudades, que incorpora cómo las personas se mueven y utilizan los espacios disponibles.

Esto se suma a la Nueva Agenda Urbana (NAU) de las Naciones Unidas, que promueve una urbanización sostenible como fuerza transformadora para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las ciudades son un engranaje complejo y evolucionan constantemente, lo que exige una planificación urbana flexible y adaptable a las necesidades contemporáneas. Viña del Mar no es la excepción, enfrentando desafíos significativos en la demanda de vivienda y la gestión de espacios, ante un crecimiento demográfico sostenido. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la población cuenta con 371.490 habitantes en el 2024, teniendo una variación de más de un 11% respecto al 2017.

En ese sentido, Marcela Soto Caro, directora del Magíster en Gestión de Proyectos Urbanos Regionales UVM, explica que “la planificación urbana y territorial es fundamental porque es la única manera de entender cómo deben crecer y robustecerse las ciudades y los territorios, buscando calidad de vida de todos sus habitantes, como también en el resguardo de nuestro hábitat”.

Bajo este paradigma, “existe una excelente paradoja en la tasa de crecimiento en el área metropolitana de Valparaíso, donde Viña del Mar juega un rol esencial. Esto se debe a que el déficit de infraestructura entre la superficie urbanizada (10.200 ha) del Área Metropolitana de Valparaíso y la superficie regulada por el Plan Maestro Metropolitano de Valparaíso (51.845 ha), es decir, la superficie regulada es enormemente mayor a la superficie real urbanizada”.

“Si bien, en teoría, la utilización de instrumentos de planificación reglamentarios ha incrementado la superficie urbanizable en 41.000 hectáreas, la falta de infraestructura de todo tipo y en particular de accesos, hace que en la práctica la cantidad de territorio disponible para el desarrollo urbano futuro se mantenga estancada. Esto quiere decir que, en las partes altas, si bien el Plan regulador permite construir, no hay desarrollo de infraestructura de accesibilidad para que ello ocurra”, detalla.

Iniciativas para la Región de Valparaíso

A pesar de que el rol del Estado y de los municipios es clave, también lo son las iniciativas público-privadas y privadas en las ciudades. En el caso de Viña del Mar, proyectos como el Distrito V21, Aconcagua 2050, Las Salinas e iniciativas de distintas carteras como el teleférico Placilla-Barón, Muelle Barón y el tren Valparaíso-Santiago, son espacios que proponen y contemplan variables que destacan al momento de continuar construyendo una ciudad sostenible, inclusiva y resiliente.

En el caso del Distrito V21, se propone un polo de innovación a través de un ecosistema diseñado para ser compacto, dinámico y accesible. Su organización combina múltiples usos en un mismo espacio como sectores residenciales, comerciales, educativos, culturales, de entretenimiento, áreas deportivas y servicios de alto estándar, fomentando la colaboración y el desarrollo sostenible.

Por su parte, Las Salinas está desarrollando un proyecto de descontaminación en un terreno de 16 hectáreas, marcando un hito en la recuperación de suelos urbanos en Chile. A través de la biorremediación, una técnica basada en la naturaleza, se busca regenerar ambiental y urbanísticamente el área.

Este proceso no solo sanea el terreno, sino que también abre la puerta a nuevos usos urbanos, gracias a la visión de un barrio de uso mixto que combina vivienda, comercio y servicios en edificaciones de mediana altura, con un 40% del terreno destinado a áreas verdes, veredas anchas, ciclovías, y espacios para la cultura y el deporte, con la promesa de generar un espacio integrado a la ciudad, con un enfoque especial en la sostenibilidad, la movilidad eficiente y la vida comunitaria.

En cuanto a su visión de ciudad, Soto, arquitecta de la Universidad de Valparaíso, comenta que “hay que seguir trabajando en consolidar barrios, que tengan buenos servicios públicos, buen transporte público y accesibilidad. Creo que nos hemos enfocado desde los noventa en las grandes conectividades de los centros urbanos y poco en las comunidades y los barrios”.

“Creo que es ahí donde hay que situar la mirada sobre todo en una ciudad como Viña del Mar, que se podría decir tienen un solo centro extendido que es la parte plana de la ciudad”, agrega.

Por su parte, el profesor titular de la Escuela de Arquitectura y diseño de la PUCV Andrés Garcés señala que “cuando vemos la ciudad de Viña, podemos observar un claro ejemplo de cómo los servicios se han apoderado de la vida en las ciudades, principalmente los servicios de consumo determinados por el retail. Su dinámica es muy básica para lo que realmente significa vivir en una ciudad”.

“Esto se debe a que, a mi juicio, las relaciones entre las dimensiones privadas de la vida y las dimensiones públicas se han polarizado. Lo privado ha ganado terreno desde hace tiempo, lo cual es muy delicado para la vida de las ciudades”, sostiene.

En ese sentido, agrega que “es clave dotar a la ciudad de espacios con perspectiva de barrio, que contengan la multiplicidad de servicios privados en equilibrio con los servicios públicos, de pequeña, mediana y gran escala. ¿Por qué no un bello museo para la ciudad emplazado en un barrio alejado del centro clásico? Tal vez una obra así podría activar procesos interesantes de valorización”.

La planificación urbana permite adaptar el desarrollo de las ciudades a su identidad, historia y necesidades específicas, reconociendo que no existe un modelo único. En línea con la Política Nacional de Desarrollo Urbano de Chile y la Nueva Agenda Urbana de la ONU, este enfoque permite generar ciudades armoniosas y amigables para los habitantes, donde el patrimonio inherente a la historia converse con los espacios públicos y distintas generaciones puedan congregarse para producir sinergias y avances que se producen naturalmente en una ciudad que está en constante cambio.

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