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Zero Waste: un movimiento en auge que busca reducir el impacto ambiental en Chile Sostenibilidad

Zero Waste: un movimiento en auge que busca reducir el impacto ambiental en Chile

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El movimiento Zero Waste surge como una respuesta directa a los problemas generados por el consumo desmedido y la acumulación de desechos. En Chile, la tendencia ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente en jóvenes, quienes buscan alternativas más sostenibles en sus hábitos de consumo.


El concepto de “Zero Waste” o “Cero Desperdicios” busca reducir al máximo la generación de basura, promoviendo el consumo responsable, la reutilización y el reciclaje. Se basa en el principio de minimizar el impacto ambiental de nuestras acciones cotidianas, desde la compra de alimentos hasta la disposición de residuos. Este movimiento no solo contribuye a disminuir la contaminación, sino que también permite ahorrar y fomentar economías más sustentables.

Entre los beneficios más destacados del Zero Waste están la reducción del uso de plásticos de un solo uso, la menor emisión de gases de efecto invernadero y el incentivo a la economía circular. Además, este estilo de vida ayuda a combatir el desperdicio de alimentos, un problema crítico en la actualidad.

Zero Waste en Chile

En Chile, la preocupación por la sostenibilidad ha ido en aumento en los últimos años. La Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor) ha sido un avance clave, obligando a las empresas a gestionar los residuos de sus productos. Sin embargo, el país aún enfrenta desafíos importantes en cuanto a reciclaje y reducción de desechos.

Un reciente sondeo realizado por Cheaf, una aplicación que combate el desperdicio de alimentos, reveló datos significativos sobre la percepción y las prácticas de los chilenos en relación con el Zero Waste. Según la encuesta, el 98% de los consultados afirmó que le gustaría ser una persona que no genere desperdicios. Esto refleja un interés creciente de la población por adoptar hábitos más sustentables. 

A pesar de este alto nivel de interés, los hábitos diarios aún muestran una brecha entre la intención y la acción. El 49% de los encuestados reconoce que bota comida entre dos y tres veces a la semana, mientras que un 5% lo hace más de cuatro veces y un 3% desperdicia alimentos todos los días. Por otro lado, un 43% asegura no botar comida nunca, lo que indica que existen personas comprometidas con la reducción de desechos.

Factores que impiden una cultura de cero desperdicios

El informe de Cheaf también destaca las principales razones por las cuales los chilenos terminan desperdiciando alimentos. Un 43% de los encuestados dijo que olvida consumir productos antes de su vencimiento, mientras que un 23% señaló que no siempre tiene tiempo para cocinar lo que compra. Otros factores incluyen la falta de espacio para almacenar alimentos de manera adecuada (10%) y la tendencia a comprar más de lo que se consume (7%).

Por otra parte, según Elena López, cofundadora y COO de Cheaf, la principal razón para querer reducir la propia producción de desechos es “evitar gastos innecesarios”, con un 56% de las opiniones; seguida por “para contribuir a reducir la cantidad de basura que se genera y la contaminación por desechos”, con un 48% de las preferencias de los consultados, y “para consumir sólo lo necesario”, con un 26% de las opiniones. Estos resultados demuestran que las personas ven en el Zero Waste una forma no solo de cuidar el planeta, sino también de administrar mejor sus recursos.

Hábitos para un futuro sustentable

El estudio también indagó en los hábitos que los chilenos están implementando para reducir el desperdicio. Un 73% de los encuestados afirmó que compra alimentos rescatados, es decir, productos en buen estado pero con fechas de vencimiento próximas o que no cumplen con ciertos estándares estéticos. Además, un 57% evita botar comida, un 50% recicla todo lo posible, un 43% cambia o renueva dispositivos electrónicos solo por necesidad, y un 28% compra ropa de segunda mano.

“Sabemos que las personas quieren contribuir a las soluciones de estos problemas, y esperan que las empresas los acompañemos y ayudemos en estos esfuerzos. Desde el sector privado tenemos una oportunidad única de producir vínculos importantes con nuestros consumidores y crear iniciativas que mitiguen los efectos del calentamiento global, a la vez que logramos generar valor real para nuestros negocios. La circularidad de estos procesos provoca un verdadero win-win”, concluye López.

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