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Barrios por el Clima: Cerrillos inauguró el primer refugio climático de la Región Metropolitana Sostenibilidad Alejandro Müller

Barrios por el Clima: Cerrillos inauguró el primer refugio climático de la Región Metropolitana

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La comuna de Cerrillos estrenó una solución concreta frente a las olas de calor. El refugio beneficiará a más de 13 mil vecinos en un barrio donde la temperatura ha superado los 40°C. Una alianza multisectorial apuesta por un modelo replicable en todo Chile.


Las olas de calor dejaron de ser fenómenos esporádicos. En ciudades como Santiago, donde el pavimento domina el paisaje urbano el aumento sostenido de las temperaturas se traduce en incomodidad, enfermedades e incluso riesgo vital, sobre todo para las comunidades más vulnerables. Este verano fue una muestra clara de aquello: durante la temporada estival 2024, varias comunas del Gran Santiago superaron los 40 grados Celsius, lo que en muchos sectores significó temperaturas peligrosas para la salud.

La capital vive lo que expertos han denominado “efecto isla de calor urbano”, una consecuencia directa de la expansión urbana desregulada y la falta de planificación climática. En este contexto, nacen iniciativas innovadoras como “Barrios por el Clima”, un programa que busca hacer frente, con medidas concretas, a los efectos más críticos del cambio climático. Este fin de semana, en la comuna de Cerrillos, se inauguró el primer refugio climático de la Región Metropolitana, un espacio diseñado para disminuir drásticamente la temperatura y ofrecer alivio a una comunidad golpeada por el calor.

Un refugio en medio del asfalto

En el corazón del sector Las Tres Villas, uno de los puntos más calurosos del norponiente de Santiago, se construyó una intervención de 1.200 metros cuadrados que incluye árboles, arbustos, áreas de descanso y mobiliario urbano. Pero más allá del paisajismo, el objetivo es reducir entre 7 y 15 grados la temperatura del entorno y mejorar la calidad de vida de más de 13 mil habitantes del sector.  El refugio climático de Cerrillos se ubica en una zona donde los termómetros han alcanzado más de 40°C. 

El proyecto “Barrios por el Clima” es impulsado por la Fundación Ibáñez Atkinson y la Corporación Ciudades, en conjunto con Fundación Mi Parque, Patio Vivo, Reforestemos, Bosko y el Magíster en Arquitectura Sustentable y Energía de la Universidad Católica. Esta alianza inédita entre organizaciones civiles, académicas y del mundo ambiental, busca intervenir espacios públicos abandonados o poco utilizados, transformándolos en zonas resilientes frente al aumento térmico.

Martín Andrade, director ejecutivo de Corporación Ciudades, mencionó que “el cambio climático es una realidad presente hace tiempo en nuestras ciudades, y como en tantos otros temas urbanos, también golpea con más fuerza a los sectores con mayor vulnerabilidad. Y si bien todo indica que este es un tema sin retorno, sí podemos enfrentarlo desde el diseño urbano. La tecnología nos permite afinar las mediciones a nivel de manzanas en los barrios, por lo que resulta relevante poder fortalecer alianzas y  coordinaciones para tomar estos diagnósticos y transformarlos en acciones concretas”.

Participación vecinal como eje del proyecto

El desarrollo del refugio fue liderado por Fundación Mi Parque, con una fuerte estrategia de involucramiento comunitario. Fue una obra construida en conjunto con los vecinos, quienes participaron en jornadas de diseño participativo y plantación. De hecho, este sábado se llevó a cabo una jornada abierta donde las propias familias pintaron muros, sembraron árboles y celebraron la recuperación del espacio.

Juan Ignacio Díaz, director ejecutivo de Fundación Mi Parque, destacó la participación de las comunidades. “Como equipo multidisciplinar con más de 16 años recuperando espacios públicos para el encuentro, desde Fundación Mi Parque nuestro rol es justamente el diseño participativo junto a las comunidades y la ejecución de los proyectos enmarcados en esta iniciativa, en la que hoy por fin podemos decir que se ha inaugurado el proyecto piloto aquí en la comuna de Cerrillos y cuyo foco principal es dar refugio a toda una comunidad de la zona norponiente de Santiago, donde efectivamente se han evidenciado las mayores temperaturas en los últimos 10 años y por lo mismo tenemos las ganas y la motivación para construir refugios climáticos en todo Chile”, expresó.

Créditos: Alejandro Müller

Las comunas más golpeadas por el calor

Según un estudio realizado por Corporación Ciudades en el marco de este proyecto, más del 50% de la población de Santiago vive en lugares afectados por altas temperaturas. En el verano de 2024, las comunas que registraron mayor intensidad de olas de calor fueron Quilicura, Renca, Cerrillos, Pudahuel, Cerro Navia, Conchalí, Estación Central, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda y Lo Prado, con temperaturas que llegaron hasta los 43,4°C.

Además, en comunas como Quilicura, Cerro Navia, Conchalí y Cerrillos, el 100% de sus barrios experimentaron temperaturas por sobre el promedio, afectando principalmente a los sectores de mayor vulnerabilidad socioeconómica. En los 10 barrios con más densidad poblacional que vivieron estas altas temperaturas, más del 40% de los residentes pertenece al segmento más vulnerable del Gran Santiago.

Un llamado a la acción colectiva

Antonia Ibáñez, gerente de Medio Ambiente de Fundación Ibáñez Atkinson, destacó que este tipo de iniciativas sólo pueden prosperar mediante la colaboración activa entre organizaciones del mundo público, privado y la sociedad civil. ““Este proyecto nos muestra la fuerza del trabajo colaborativo. Los desafíos del cambio climático son tan grandes que solo es posible abordarlos desde una perspectiva que sume voluntades, experiencia y, sobre todo, compromiso con generar cambios significativos y duraderos”, señaló.

El proyecto piloto de Cerrillos es un refugio ante la emergencia climática. Una prueba de que es posible cambiar realidades locales desde la acción territorial y comunitaria. Y mientras el termómetro sigue en alza y las olas de calor se vuelven más frecuentes, lo que comenzó en Cerrillos podría convertirse en una red de espacios resilientes que marquen la diferencia en las ciudades del futuro.

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