
Chile frente a la crisis ambiental: desafíos y compromisos en el cuidado del agua y la biodiversidad
Chile avanza en inversión sostenible, pero el gasto en biodiversidad y la crisis hídrica revelan desafíos pendientes en el camino hacia una economía más verde.
Tras el Día Internacional de la Tierra, una fecha que no solo busca recordar la interdependencia entre los seres humanos y los ecosistemas, es importante poner en la agenda pública los desafíos medioambientales más urgentes. En ese contexto, Chile ha tomado compromisos importantes en la protección de su biodiversidad y recursos hídricos, aunque las cifras revelan que aún queda mucho por hacer.
Inversiones sostenibles en aumento
Uno de los avances más significativos ha sido el incremento sostenido de las inversiones sostenibles, que han crecido un 220% entre 2018 y 2024. Según la Guía de Inversión Sostenible en Chile 2023-2024 de la Asociación Chilena de Administradoras de Fondos de Inversión (ACAFI), más de 9 mil millones de dólares provenientes de fondos públicos están destinados a este tipo de iniciativas, lo que representa un 25,5% del total disponible en el país.
Los principales proyectos apuntan a economía circular, energías renovables y agricultura sustentable, áreas que permiten conciliar crecimiento económico con responsabilidad ambiental. En esta línea, Camilo González, gerente de operaciones de Genau Green, señala que “al mantener la biodiversidad intacta, generamos un impacto positivo que aumenta la plusvalía del país y fortalece su atractivo para inversionistas nacionales e internacionales, pues Chile tiene el potencial de liderar en inversiones sostenibles, demostrando que no es solo un compromiso ético, sino una estrategia económica que beneficia a todos los sectores”.
Biodiversidad como un activo clave, pero vulnerable
Chile es considerado un país megadiverso. De hecho, el 17,4% del Producto Interno Bruto depende directamente de la biodiversidad, de acuerdo con cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Sin embargo, el gasto público en esta área apenas alcanza el 0,036% del PIB, una cifra que expertos consideran insuficiente para enfrentar el nivel de amenaza actual.
Hoy, el 62,4% de las especies evaluadas en el país se encuentran bajo algún grado de riesgo. Esto se debe a la pérdida de hábitats, la expansión urbana desregulada y los efectos cada vez más severos del cambio climático. Sin embargo, Chile mantiene bajo conservación activa un 22% de sus territorios ecológicos, una acción que contribuye a la reducción del 21% de los niveles de contaminación.
“También aseguran un crecimiento económico sostenible a largo plazo, es por eso que las inversiones de Genau Green establecen parámetros claros para la preservación y conservación de la naturaleza”, agrega González.
El agua como recurso estratégico y en crisis
La situación hídrica del país es uno de los temas más críticos. En la última década, Chile ha enfrentado un déficit de precipitaciones de entre un 20% y un 40%, lo que ha repercutido directamente en los niveles de embalses y aguas subterráneas. La sequía prolongada afecta tanto a zonas rurales como urbanas, poniendo en riesgo no solo los ecosistemas, sino también el acceso al agua potable.
El consumo doméstico tampoco es menor: cada persona consume entre 125 y 200 litros de agua diarios en promedio, una cifra que el Gobierno busca reducir mediante campañas de concienciación y educación ambiental.
Si bien existen esfuerzos, los especialistas advierten que el país necesita avanzar hacia una política nacional de gestión hídrica integral, que incorpore tanto a comunidades locales como a empresas y gobiernos regionales, para preservar este recurso vital de forma equitativa y sostenible.
El rol del sector privado y el desafío de escalar el impacto
A medida que crece el interés por los fondos sostenibles, también aumenta la responsabilidad del sector privado. Empresas como Genau Green han comenzado a establecer parámetros claros para la inversión responsable en territorios naturales, priorizando proyectos que no solo generan valor económico, sino también beneficios sociales y ecológicos.
La lógica es simple, pero potente: un entorno natural bien conservado ofrece servicios ecosistémicos clave, como regulación del clima, purificación del agua, captura de carbono y mantenimiento de la fertilidad del suelo, todos elementos esenciales para la vida humana y la actividad económica.
Si bien las cifras de inversión son prometedoras, los desafíos estructurales siguen existiendo. Aumentar el financiamiento público en biodiversidad, consolidar una gobernanza ambiental efectiva y robustecer la legislación sobre aguas y ecosistemas son pasos fundamentales para avanzar hacia una verdadera transición ecológica.
En este sentido, el Día Internacional de la Tierra no solo debe ser una fecha conmemorativa, sino una oportunidad para repensar el modelo de desarrollo del país y alinearlo con los desafíos de un planeta en crisis climática y ecológica.