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A romper la inercia del financiamiento a la educación superior Opinión

A romper la inercia del financiamiento a la educación superior

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Ante el inminente proyecto de ley de modernización de la Educación Superior (ES), el 6 de septiembre, Brunner y Alarcón publicaron una columna donde plantean los desafíos que enfrenta nuestro sistema. Si bien estamos de acuerdo con varios de sus planteamientos, creemos necesario profundizar en ciertos aspectos clave para un mayor impacto en los estudiantes y en el país.

Primero, el diseño de la política de gratuidad. Bajo el actual modelo, a futuro, Mineduc concentrará la mayoría de sus recursos y atención en la política de acceso (Policy 3, Inacap), imposibilitando un mayor foco en retención estudiantil y la efectividad/pertinencia de la oferta educativa.

Esto último es especialmente relevante si la política busca alinearse con la promesa hecha a sus estudiantes de cursar una carrera con buena empleabilidad y desarrollo futuro. Muchos jóvenes están ingresando a carreras saturadas o no logran ser absorbidos por el mercado del trabajo, afectando gravemente su realización personal y contribución al proyecto país. Así, si se rediseña la política de gratuidad, es imprescindible complementar la metodología de costos, incorporando un aporte especial a carreras estratégicas para el desarrollo de Chile y sus regiones (ej. STEM).

Por otra parte, velar por la equidad en el acceso a la ES no significa que el Estado no pueda proveer alternativas de financiamiento (créditos) y de acción afirmativa que respeten el principio de no discriminación arbitraria para postular a cualquier carrera de la ES, aun a aquellas con menor empleabilidad. Pero, seamos sinceros, las personas no han estado en el centro de la expansión del sistema de ES, ni la información ha estado disponible para favorecer la toma de decisiones por parte de estudiantes y familias.

Muchas instituciones abrieron carreras para capturar matrícula sin considerar si sus egresados accederán a trabajos pertinentes o a buenos salarios. Es una promesa de futuro compleja de la cual tanto las instituciones como el Estado debemos hacernos responsables, pues tal como señala el último informe de PNUD, la frustración social aumenta cuando las personas no ven opciones de desarrollo integral hacia el futuro, afectando la cohesión social.

Por lo mismo urge pensar en un sistema de ES vinculado con otros niveles educativos previos, potenciando vocaciones y trayectorias formativas y laborales que permitan la construcción de proyectos de vida orientados a la realización personal, al aporte a la comunidad, al crecimiento y desarrollo integral de Chile, a la búsqueda de la felicidad a través del “aprendizaje a lo largo de la vida”.

El país necesita una Estrategia de Desarrollo Sostenible y para ello se debe reconocer el potencial que el sistema universitario y técnico profesional hacen al país. En sistemas avanzados el Estado es un socio fundamental de ambos subsistemas, propiciando desarrollos conjuntos y facilitando, a través de políticas concretas, la generación de bienes públicos. Hoy, el sentido de la ley sobre educación superior y su operacionalización están totalmente desbalanceados, mostrando graves problemas de equidad horizontal entre ambos subsistemas.

Si bien la ley mandata a las instituciones técnicas de nivel superior a innovar e impulsar la vinculación con el medio, estas reciben menos del3% de aportes públicos directos  (Contraloría, 2023), versus las universidades, que acaparan casi la totalidad de ellos.

Así, ¿obedece a una mirada estratégica impulsar una política pública desequilibrada?, ¿se está reconociendo la identidad y valor de la educación técnica? A la fecha esto no es así, pues una política pública sin recursos es solo una declaración, por lo que descuidar un nivel educativo fundamental para el país denota una falla de Estado y no lo podemos seguir ignorando.

La confianza es uno de los principales pilares para el funcionamiento de la sociedad y, en un Chile tensionado, debemos cuidar a las instituciones de ES, ya que aún son depositarias de esta.

Si queremos generar un modelo donde la productividad contribuya a un proyecto de sociedad, respetuosa con el medio ambiente, que facilita el emprendimiento y la movilidad social, son las personas quienes deben estar al centro.

Si queremos avanzar más rápido para lograr objetivos de largo plazo, démonos el tiempo para tomar buenas decisiones, con toda la información disponible. Solo así podremos construir un Chile más justo, productivo y feliz.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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