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Agresiones que no paran ¿qué estamos haciendo mal? Opinión Créditos: Cedida

Agresiones que no paran ¿qué estamos haciendo mal?

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Eliseo Lara Órdenes
Por : Eliseo Lara Órdenes Director del Programa de Pedagogía en Educación Media, Universidad Andrés Bello.
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El aumento de agresiones entre adolescentes escolares y también en niños y niñas, como entre estudiantes universitarios, ha llevado al Ministerio de Educación a hablar de Convivencia Educativa. Los planes de acción sugeridos a los distintos tipos de establecimientos educacionales han dado resultados relativos, en ocasiones funcionan muy bien, en otras hay que hacer ajustes mayores en su implementación, dado que hay factores que no se resuelven por decreto o simplemente por un protocolo.

Ello se conoce como cultura educativa. Las comunidades tienen sus propias dinámicas y prácticas sociales que no son tan fáciles de modificar, por ello entendemos que la reacción violenta es también una forma de convivencia y no está ajena u opuesta a las formas de relacionarse. Ahí es donde nos preocupa bajo qué marcos socioculturales estamos formando a las nuevas generaciones, qué rol están teniendo los padres y apoderados, cómo se relacionan las familias, qué impacto tienen los discursos de las redes sociales en una etapa tan crítica como la adolescencia.

Los datos son preocupantes, consumo de pornografía, acoso virtual, comunidades juveniles con discursos de odio, venta de drogas y medicamentos, grupos de aplicaciones de mensajería instantánea en que se comparte información sensible y un suma y sigue sin control.

Y como hace ver la serie Adolescencia, ocurre todo en el plano de una responsabilidad parental que asume que está todo bien porque el hijo o hija no presenta arrebatos, malas calificaciones en la escuela o simplemente no generan grandes problemas. Pero justamente ahí es donde hay un vacío de conocimiento y de influencia de relación familiar. ¿Quién o quiénes llenan los espacios virtuales en que mi hijo o hija no está compartiendo conmigo?, ¿qué mira en internet?, ¿quiénes son sus amigos/as?, ¿qué conflictos o problemas tiene mi hijo o hija?, son solo algunas de las preguntas que debemos hacernos para tener una relación más participativa y responsable en la crianza de mis hijos. Algo que se ha perdido en la sociedad del cansancio como la llama Byung-Chul Han, que no es más que el alto rendimiento laboral sin mediar más actividad vital que la del trabajo individual.

Esto es solo una mirada a uno de los aspectos que estamos enfrentando día a día en los establecimientos educativos respecto de las agresiones, en el fondo se nos pide que resolvamos aspectos que vienen desde el hogar. Es posible modificarlos si, pero no en ausencia de la familia. Algo que se está pasando por alto, porque los padres y madres cuando llegan al establecimiento por una llamada donde se da aviso de una pelea o agresión, siente que están culpando a su hijo o hija mal, que le tienen mala voluntad o simplemente no les agrada. Es decir, no asumen que su hijo o hija actuaron mal, sino , simplemente, culpan a otros.

Por eso la interpelación de la serie de Netflix es tan profunda, porque nos hace ver como sociedad que la educación de nuestros hijos la estamos dejando a un algoritmo virtual sin ningún control y con efectos sociales y psicológicos cada vez más grave.

Tenemos que ser más responsables con nuestros hijos e hijas para comenzar a mitigar la agresión entre niños, niñas y adolescentes, sino cada día conoceremos de más riñas y peores desenlaces.

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