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Brucelosis bovina en Chile: una amenaza persistente para la salud pública y el desarrollo rural Animales

Brucelosis bovina en Chile: una amenaza persistente para la salud pública y el desarrollo rural

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Pese a los esfuerzos sostenidos durante las últimas dos décadas, la brucelosis bovina sigue siendo un desafío epidemiológico y económico en Chile. Esta enfermedad, que puede transmitirse de animales a humanos, requiere un enfoque integral que combine prevención, vigilancia, educación y colaboración.


En el extenso y diverso territorio chileno, donde la actividad ganadera representa un motor económico fundamental para muchas zonas rurales, persiste un enemigo silencioso que amenaza tanto la salud humana como la productividad del sector agropecuario: la brucelosis bovina.

Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, que puede transmitirse de animales a personas, provocada por bacterias del género Brucella. Aunque ha sido objeto de campañas de erradicación desde hace décadas, su control total aún está lejos de concretarse. Chile viene aplicando desde 2004 un Programa Nacional de Erradicación de Brucelosis Bovina, impulsado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), que ha logrado avances importantes, pero aún enfrenta múltiples desafíos, especialmente en contextos donde la educación sanitaria, el cambio climático y las condiciones laborales dificultan la implementación de estrategias de control efectivas.

Qué es la brucelosis y cómo se transmite

La brucelosis es una enfermedad infecciosa causada por bacterias que afectan principalmente a bovinos, pero también puede infectar a ovinos, caprinos y cerdos. La transmisión hacia los humanos ocurre generalmente por contacto directo con animales infectados o por el consumo de productos animales contaminados, especialmente leche y quesos sin pasteurizar.

Según la doctora María Teresa Solís, académica del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad de O’Higgins (UOH), la enfermedad humana puede comenzar con síntomas inespecíficos como fiebre, dolor articular y malestar general, pero si no es tratada a tiempo, puede derivar en cuadros crónicos como artritis severa, endocarditis e inflamaciones hepáticas o del bazo.

“La brucelosis humana es una enfermedad grave y debilitante que inicialmente puede presentarse con fiebre, malestar general y dolor osteo-articular, pero, en caso de no diagnosticarse a tiempo, podría derivar en complicaciones crónicas como artritis, endocarditis e inflamación hepática o esplénica. En ese sentido, la prevención es clave para impedir su transmisión, evitando el consumo de carne o productos lácteos no pasteurizados, como leche, queso o helados”, añade la médico-cirujano.

En trabajadores rurales, como veterinarios, ganaderos o empleados de mataderos, el riesgo de contagio es considerablemente alto. Por eso se recomienda el uso obligatorio de elementos de protección personal como guantes, mascarillas, gafas y delantales en faenas que impliquen contacto con fluidos o tejidos animales.

El camino recorrido y las zonas de riesgo

Desde hace 20 años, el Programa Nacional de Erradicación ha basado su estrategia en tres pilares; vigilancia epidemiológica, saneamiento de predios infectados y prevención mediante educación y control sanitario. Una de las claves ha sido la zonificación del territorio nacional, que permite clasificar las regiones en áreas libres y no libres de brucelosis, adaptando las medidas sanitarias a las realidades locales.

Según informes de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), la eliminación de esta enfermedad en cualquier país exige una estrategia integrada que incluya colaboración entre sectores públicos y privados, trazabilidad del ganado, y una participación activa de las comunidades rurales.

El impacto económico

Además del riesgo para la salud humana, la brucelosis bovina tiene consecuencias económicas significativas. La enfermedad disminuye la producción lechera, afecta la fertilidad del ganado y obliga a implementar medidas de cuarentena y sacrificio de animales, lo que genera pérdidas importantes para pequeños y medianos productores.

“La brucelosis humana es una enfermedad grave y debilitante que inicialmente puede presentarse con fiebre, malestar general y dolor osteo-articular, pero, en caso de no diagnosticarse a tiempo, podría derivar en complicaciones crónicas como artritis, endocarditis e inflamación hepática o esplénica. En ese sentido, la prevención es clave para impedir su transmisión, evitando el consumo de carne o productos lácteos no pasteurizados, como leche, queso o helados”, señala Solís.

La académica también hace hincapié en la necesidad de programas de actualización y capacitación permanente para productores, técnicos y veterinarios, que permitan mantener estándares de bioseguridad adecuados en predios rurales.

Cambio climático y nuevas amenazas

Otro factor que complica la erradicación total de la brucelosis en Chile es el cambio climático. Este ha modificado ecosistemas y patrones de comportamiento del ganado, afectando indirectamente las condiciones de transmisión de la bacteria.

“El aumento de temperaturas en los ecosistemas puede favorecer la propagación de la bacteria, por lo que es necesario mejorar las infraestructuras ganaderas con tecnologías y sistemas de monitoreo digital”, advierte Solís.

En este contexto, el abordaje de la brucelosis debe incorporar también una dimensión ecológica, considerando las nuevas dinámicas ambientales que pueden influir en la reemergencia o dispersión de enfermedades infecciosas zoonóticas.

Salud pública y desarrollo rural

La erradicación de la brucelosis no es solo una cuestión sanitaria, sino también un compromiso con el desarrollo rural, la seguridad alimentaria y la equidad en el acceso a servicios de salud. Por eso, la cooperación entre el Estado, el sector privado, la academia y las comunidades rurales se vuelve esencial.

La coordinación con universidades y centros de investigación, como la alianza SAG-UOH puede ser un ejemplo de este tipo de iniciativas pensadas para la prevención y control sanitario de la zoonosis”, sugiere la experta.

Además, la articulación con experiencias internacionales puede acelerar los avances. Países que han logrado erradicar la brucelosis pueden aportar modelos exitosos, adaptables a la realidad chilena.

En última instancia, la lucha contra la brucelosis en Chile requiere educación continua, voluntad política y una visión estratégica de largo plazo. Informar a la ciudadanía sobre los riesgos del consumo de productos no pasteurizados, fomentar la bioseguridad en las labores agropecuarias y mejorar la capacidad diagnóstica de los servicios públicos son pasos clave.

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