Jugar es una función central para el desarrollo de la mente infantil, siendo el vehículo primario de expresión de sus afectos, deseos y frustraciones, entre otros sentimientos.
Un estudio publicado en la revista académica International Journal of Play dio cuenta de un escenario desalentador: los niños y niñas están destinando poco tiempo a jugar de manera libre.
Así, de los más de 500 padres, madres y educadoras que fueron encuestados, solo un 10% reportó que sus hijos e hijas -cuyas edades estaban en el rango de 2 a 5 años– realizaban actividades de este tipo todos los días. Mientras que el 60% de los consultados señaló que sus hijos lo hacían 2 a 4 veces por semana.
Los datos revelaron un panorama preocupante, entendiendo que el juego es fundamental para el bienestar infantil. De hecho, está consagrado como un derecho en el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Viviana Tartakowsky, directora de la Escuela de Psicología de la U. Bernardo O’Higgins (UBO), destaca su importancia al ser el primer lenguaje que usan los niños y niñas para expresarse, incluso antes de hablar. “Cumple una función central para el desarrollo de su mente, pues es el vehículo primario de expresión de sus afectos, deseos, frustraciones, entre otros sentimientos. Luego, al hablar, el juego sigue aportando esos elementos, a lo que se suma la parte creativa que tiene la fuerza de activar acciones diversas a la realidad como “crear castillos con legos”, dibujar o pensar roles con disfraces”, señala la docente e investigadora.
También impacta en el proceso cognitivo de los menores. Por ejemplo, tocar un instrumento musical se asocia con la evolución del lenguaje y las habilidades comunicativas, y se sabe según distintos informes y estudios que cuando los menores de edad juegan, el 56% del tiempo están aprendiendo aritmética.
¿Qué rol desempeñan los juguetes en este proceso de descubrimiento y aprendizaje? Tartakowsky responde esta pregunta, indicando que cuando los niños crecen, por ejemplo, los legos y puzzles son ideales para promover su capacidad creativa e imaginación.
Uno de los juguetes que ha llamado la atención tras su arribo a Chile son los Superzings, pequeñas figuras que imitan objetos de la vida cotidiana convertidos en héroes para enfrentar a los villanos, consolidándose como un verdadero fenómeno a nivel mundial y éxito de ventas en Europa.
Son asequibles en términos de precios y su atractiva presentación en sobres estimula el factor sorpresa frente a los más pequeños, complementándose de manera perfecta con artículos accesorios como autos, camiones, jaulas trampa, entre muchos otros.
“Todas las series, compuestas por casi un centenar de personajes, invitan a soñar con aventuras, súper poderes y enemigos, incentivando la creatividad de los niños y su capacidad de crear historias a lo largo del tiempo. Los coleccionables son una tradición si se trata de juegos para niños y con la llegada de Superzings estamos reviviendo estos clásicos en una era donde prima lo digital, incentivando además las dinámicas de grupo y amistad”, destaca Carlos Curotto, product manager de Superzings.
Finalmente, la especialista releva que el rol del juego es vital para el sano progreso psicológico de los niños y niñas, alertando que si esto no existe o se hace de manera escasa, podría ser un indicador de poca estimulación parental y/o algún problema del neurodesarrollo.
“Si esto se inhibe en algún momento de la vida del niño o niña, habría que estar atento a su capacidad de creatividad, socialización, problemas de autovalía o autoestima. Es un buen indicador en diversas áreas de su salud mental, por lo que los padres y cuidadores deben promover y estimular esta actividad”, concluye Tartakowsky.