reporte remarca desafíos específicos para la primera infancia: se observa un aumento del bajo peso al nacer y la prematurez, una baja en las coberturas de la educación parvularia y condiciones más adversas en los entornos de niñas y niños en Chile. También destaca la crisis de salud mental.
Tras la publicación del primer Informe Nacional de Bienestar de la Niñez en Chile 2024 se dieron a conocer preocupantes resultados en torno a niños, niñas y adolescentes del país.
El Observatorio Niñez de Fundación Colunga recopiló, sistematizó y analizó data pública disponible en distintas encuestas y analizó 20 indicadores clave para el desarrollo de la niñez en Chile en cinco dimensiones -salud, aprendizajes, cuidados, condiciones materiales y barrio y entorno-.
El reporte evidencia un deterioro relevante a nivel país, con casos críticos en algunas regiones. “En Chile hoy nacen menos niñas y niños, pero nacen en peores condiciones que hace siete años. Las dificultades se observan en indicadores de todo el ciclo vital. Ser niña o niño hoy en Chile es más difícil que hace siete años”, señaló Paloma Del Villar, directora de Observatorio Niñez y responsable del informe.
“Los datos reportan un aumento de recién nacidos con bajo peso al nacer, más nacimientos prematuros y también peores condiciones materiales en la primera infancia. Niñas y niños más pequeños tienen mayores niveles de pobreza, más niveles de hacinamiento y en familias que tienen que destinar un mayor porcentaje de sus ingresos en la vivienda, en comparación con familias con niñas y niños en otras edades. A su vez, ha aumentado el número de cuidadores que reconocen no tener red de apoyo para la crianza. Es decir, todo muestra que no estamos generando escenarios que aseguren el bienestar en una etapa clave del desarrollo”, alertó Del Villar.
En el área salud, el informe reporta un incremento en la malnutrición por exceso. Si en 2017 llegaba al 20%, hoy afecta al 23% de las niñas y niños en Chile. Aquellos entre primero y quinto básico son los más afectados: 28% sufre de obesidad. En tanto, se registra un aumento de la inseguridad alimentaria: 22% de las niñas y niños tiene disponibilidad limitada o incierta de alimentos adecuados.
“El problema de la malnutrición por exceso en Chile está llegando a niveles críticos. Esto es grave porque impacta directamente en la probabilidad de tener enfermedades crónicas, con repercusiones en la calidad de vida y salud general a largo plazo que no sólo afecta el bienestar de niñas y niños hoy, sino que implica, a mediano y largo plazo, una recarga al sistema de salud”, enfatiza Del Villar.
“Debemos mirar las condiciones estructurales que impactan en la obesidad, los estilos de vida que estamos promoviendo, pero también las condiciones económicas: uno de cada cinco niños vive en hogares en donde no está garantizado el acceso a una alimentación adecuada ni suficiente”, agregó.
En otros datos de salud, el informe también destaca la crisis de la salud mental: 1 de cada 5 adolescentes presentan sintomatología depresiva y se observa un aumento de 8 puntos porcentuales con respecto a la misma medición en 2017. Las niñas son las más afectadas: 35% de las adolescentes presenta sintomatología depresiva, versus 9% de los hombres. A su vez, el informe reporta un aumento en la tasa de niñas y niños atendidos en el sistema público por intento o ideación suicida.
Otro dato que levanta el estudio es el deterioro de los entornos donde viven niñas y niños: 46% vive en áreas con niveles críticos de violencia, donde hay peleas frecuentemente y/o se han presenciado balaceras en el último mes. En el caso de los adolescentes, 52% de estudiantes entre séptimo básico y tercero medio ha estado expuesto a violencia. Esto incluye haber presenciado balaceras, peleas, venta y consumo de drogas en su entorno. A su vez, uno de cada diez ha presenciado peleas con armas el último año (14%).
“Los entornos donde se habita afectan a niñas y niños desde antes de nacer y durante toda su vida. Los entornos negativos pueden impactar profundamente, afectando el desarrollo del cerebro y de otros sistemas biológicos como el inmunológico y el metabólico. La acumulación de experiencias violentas o tóxicas están vinculados a consecuencias significativas para la salud mental y física de niñas y niños en el presente y hacia su futuro”, remarca Del Villar.
En temas relacionados a educación, el informe reporta que de un total de 8 indicadores, 7 empeoraron en los últimos años, siendo el más alarmante el de aprendizajes en general: en segundo medio uno de cada dos niños y niñas en Chile no alcanzan las competencias mínimas en lectura y matemáticas.
“Si bien vemos una recuperación en cuarto básico en lectura, en segundo medio la tragedia es profunda. Estamos hablando de conocimientos habilitantes para la vida. Estos resultados son parte de la raíz de las inequidades en Chile y requieren acciones decididas y urgentes. Acá estamos privando a las niñas y niños de desarrollar todo su potencial y tener experiencias significativas de aprendizaje, tanto en la escuela como en su entorno”, dice la experta.
Junto con realizar un diagnóstico de los desafíos que enfrenta la niñez y adolescencia, el informe incluye una serie de recomendaciones, priorizando focos que permitan avanzar con urgencia en establecer condiciones básicas para vivir y crecer en Chile. “Es crucial que los gobiernos locales inviertan en infraestructura, educación preescolar y apoyo comunitario para revertir estas tendencias, asegurando un entorno propicio para el desarrollo físico, cognitivo y socioemocional desde la primera infancia hasta la adolescencia”, enfatiza la directora.
“La implementación efectiva de programas que fortalezcan el aprendizaje temprano, con apoyos a familias gestantes y que mejoren las condiciones de vida es fundamental para garantizar un futuro más equitativo y saludable para todas las niñas y niños en el país”, concluye.