Brindar apoyo emocional y entender las necesidades de los jóvenes que están pasando por momentos difíciles puede marcar una gran diferencia en su camino hacia mejorar su estado emocional.
La adolescencia se ha caracterizado por ser una etapa compleja y de muchos desafíos. Esta etapa se caracteriza por cambios a nivel fisiológico y de construcción de la identidad de la persona que está en desarrollo. Por lo mismo es esperable, que una persona que esté transitando por esta etapa del ciclo vital, pueda experimentar emociones intensas las cuales podrían interferir a nivel de comportamiento y de toma decisiones, siendo éstas más irracionales e impulsivas.
Es importante considerar que cuando estos sentimientos se tornan más complejos y persistentes en el tiempo, pueden estar relacionados con alguna alteración emocional y/o trastorno mental. Para muchos padres, ver a sus hijos enfrentar esta lucha interna puede ser abrumador y confuso, especialmente cuando no saben cómo ayudar. Entender las señales y saber cómo acompañar a un adolescente en estos momentos es crucial para su bienestar.
La depresión en los jóvenes no siempre es fácil de identificar. A veces, puede confundirse con los cambios típicos de la edad: mal humor, aislamiento o falta de interés en las actividades. Pero, cuando estos comportamientos se vuelven constantes o interfieren con su vida diaria, es importante prestar atención.
Algunos indicios comunes incluyen una profunda tristeza que lo lleva a tener una pérdida notable de energía, problemas para dormir (o dormir demasiado), cambios en el apetito, un marcado desinterés en actividades que antes disfrutaban, e incluso dificultades para concentrarse en el colegio.
Paula Reyes, psicóloga del Colegio Seminario Menor de Las Condes, explica que “es normal que los adolescentes tengan altibajos emocionales, pero cuando estos se prolongan y afectan su rutina diaria, es una señal clara de que necesitan apoyo profesional. No podemos simplemente esperar a que pase”.
Uno de los primeros pasos para apoyar a un joven que podría estar atravesando una depresión es abrir una vía de comunicación sincera. Como padres, es fundamental asegurarse de que sus hijos sepan que pueden hablar de lo que sienten, sin ser juzgados ni minimizados en sus conflictos interpersonales. Preguntar cómo se sienten, estar presentes y escuchar activamente puede hacer una gran diferencia. A veces, solo necesitan saber que están siendo escuchados.
Es importante evitar frases como “no te preocupes, todo va a estar bien” o “no es para tanto”. Aunque estas expresiones tienen buenas intenciones, pueden hacer que se sienta incomprendido. En su lugar, es más útil ofrecer empatía, decirles que es válido sentirse así, y hacerles saber que no tienen que atravesar esto solos.
Además del apoyo emocional, existen algunos cambios en la rutina diaria que pueden tener un impacto positivo en el estado de ánimo. Por ejemplo, el ejercicio regular es una excelente forma de liberar tensiones y mejorar el ánimo. Incluso actividades simples como caminar o andar en bicicleta pueden tener un efecto notable. Mantener una dieta balanceada y establecer una rutina de sueño adecuada también son factores importantes.
¡Si bien no es fácil hacer que un adolescente participe en estas actividades, los padres pueden alentarlos suavemente, sugiriendo salidas juntos al aire libre o creando espacios de desconexión en casa. Reducir el tiempo frente a las pantallas, especialmente el uso de redes sociales, puede ser igualmente beneficioso, ya que estos medios pueden amplificar los sentimientos de ansiedad o aislamiento.
A veces, a pesar de los esfuerzos de los padres, el adolescente puede seguir luchando con sus emociones. Si los síntomas persisten o se agravan, buscar la ayuda de un profesional de salud mental un especialista psicólogo puede entregar las herramientas necesarias para enfrentar la depresión o dificultades para regular la ansiedad. Es importante entender que no se trata de una solución mágica, pero con el apoyo adecuado, se puede hacer un gran progreso.
Igualmente es importante brindar esta información en el colegio con su profesor jefe y/o tutor a cargo quiénes pueden ser un apoyo fundamental de contención y orientación para el adolescente. Será importante para abordar estas dificultades un apoyo sistémico, que involucre a la familia, especialistas y colegio.
El entorno escolar puede ser un refugio, siempre y cuando haya un enfoque adecuado. Paula Reyes subraya la importancia de que las instituciones educativas ofrezcan espacios donde los estudiantes puedan sentirse seguros al expresar sus emociones.
“El colegio además de ser un lugar de aprendizaje académico, también debe ser un espacio donde los jóvenes sientan que pueden encontrar apoyo en sus compañeros y profesores”, comenta.
Involucrar a los adolescentes en actividades extracurriculares puede ser otra forma de ayudarlos a desconectar y encontrar alegría en algo que disfrutan. Ya sea un deporte, un taller de arte o simplemente pasar tiempo con amigos en un ambiente relajado, estas experiencias pueden tener un impacto positivo en su bienestar emocional.
Para los padres, la clave está en ser pacientes y constantes. La depresión no desaparece de un día para otro, pero con amor, apoyo y las herramientas adecuadas, es posible superar este desafío. No hay una fórmula mágica, pero crear un ambiente donde se sientan seguros. escuchados, alentados y, sobre todo, acompañados, puede marcar toda la diferencia.