Entre los peligros identificados, se encuentran la exacerbación del asma, el aumento de infecciones respiratorias y, en casos extremos, la muerte súbita en lactantes. “Se ha vendido la idea de que el cigarrillo electrónico no es dañino, pero la mayoría contiene nicotina”, explica experto.
Aunque se planteó inicialmente como una opción menos dañina, los estudios han revelado que los cigarrillos electrónicos, al igual que el tabaco tradicional, producen efectos nocivos sobre la salud, especialmente de niñas, niños y adolescentes.
El pediatra broncopulmonar y subdirector de la Escuela de Medicina de la U. de Chile, Guillermo Zepeda, junto a la pediatra del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil, Francisca Rivera, y la estudiante de Medicina de la Uchile, Constanza Coghlan, publicaron en la Revista Chilena de Enfermedades Respiratorias un nuevo trabajo titulado “Efecto del tabaco tradicional y de los cigarrillos electrónicos sobre la salud respiratoria de niños y adolescentes”, que revela que “el tabaquismo tanto en su forma de tabaco tradicional como cigarrillos electrónicos han demostrado un efecto nocivo sobre la salud de las personas con innumerable evidencia a nivel epidemiológico, fisiopatológico, inmunológico, celular, clínico, entre otras”.
El pediatra broncopulmonar explica que, “las diferencias entre ambos productos, si uno lo ve en base a la composición, claramente son distintos: El cigarrillo electrónico utiliza un contenedor en el que se calienta un líquido, mientras que en el cigarrillo tradicional se quema directamente el tabaco sólido. Ahora, los efectos clínicos la verdad es que son muy parecidos ¿por qué? porque la esencia de ambos elementos de combustión es muy similar”.
“Ambos tipos de cigarrillos actúan bajo el mismo principio: generar un humo que ingresa a la vía aérea y provoca los daños conocidos. Tanto el cigarrillo tradicional como el electrónico causan exacerbación asmática y aumentan el riesgo de infecciones respiratorias. En los niños, incrementan la bronquitis, la otitis, la sinusitis y las neumonías, lo que también eleva el riesgo de hospitalización”, explica Zepeda.
“En los más pequeños, como lactantes que inhalan el humo de segunda mano, incluso se ha observado un mayor riesgo de muerte súbita. En general, ambos productos desencadenan una peor salud respiratoria en quienes los inhalan”, añade el especialista.
Uno de los elementos que también hacía creer que el cigarrillo electrónico era menos dañino era que no provocaba adicción.
Sin embargo, Zepeda asegura que “lo que produce la adicción finalmente es la nicotina, cuál es el problema con los cigarros electrónicos, algo que ha dicho la Organización Mundial de la Salud, el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) y el Ministerio de Salud, muchas voces autorizadas tanto a nivel nacional e internacional, es que se han dado voces de alerta con que hay mucho vapeadores que dicen ser libres de nicotina, pero sin embargo, no lo son, si lo contienen y ese uno de los grandes peligros, en el fondo, que efectivamente las nicotina es el gran método por los cuales tanto el cigarro electrónico como el cigarro tradicional producen adicción”.
En esta misma línea, Felipe Rivera, indica que “se ha vendido como que no es dañino, pero el cigarrillo electrónico, la gran mayoría, tiene nicotina, tanto es así que el cigarrillo que más se ha producido por las compañías y que ha aumentado su producción es el que tiene nicotina y tiene tanta nicotina como el equivalente a 200 cigarros tradicionales, eso quiere decir que si un individuo en una semana se fuma un dispositivo completo, está fumando 10 cajetillas de cigarros en la semana ¿por qué? porque no hay una regulación de la cantidad de nicotina”.
“Hay estudios que señalan que los adolescentes que comienzan a fumar cigarrillos electrónicos o a vapear y realizan la encuestas de adicción, los test de Fagerström, la adicción es mucho más alta que aquellos que empieza a fumar cigarrillos común y corriente y, por otro lado, el daño cardiovascular, tanto agudo como crómico, también depende de la nicotina porque no es inocua para el corazón”, concluye Rivera.