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Un 60% de los escolares chilenos enfrenta ansiedad y depresión Niñez

Un 60% de los escolares chilenos enfrenta ansiedad y depresión

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Un estudio realizado por académicos reveló serios impactos en depresión, estrés y ansiedad. Los resultados evidenciaron que las mujeres son más susceptibles a los trastornos, mientras que las prácticas religiosas suponen un factor protector.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada siete jóvenes entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental, lo que puede afectar gravemente su bienestar presente y futuro. De hecho, el suicidio es la tercera causa de muerte en este grupo etario. Sin un tratamiento adecuado, las secuelas pueden extenderse hasta la adultez, perjudicando tanto su salud física como su estabilidad emocional y sus oportunidades de vida. 

Los investigadores María Mercedes Yeomans, de la Universidad de Las Américas, y Jonathan Martínez, de la Universidad Andrés Bello, publicaron en la revista científica internacional Frontiers in Education, un hallazgo que reveló el panorama en salud mental de las y los escolares en nuestro país. La realidad, al menos en Chile, es bastante más dramática que el escenario descrito globalmente por la OMS.

Más de la mitad presenta síntomas de depresión, ansiedad o estrés

El estudio encuestó a 1.174 estudiantes de entre 10 y 18 años, mostrando cifras preocupantes:

  • 60,2% de los encuestados presentó síntomas de depresión.
  • 63,3% manifestó signos de ansiedad.
  • 50,2% reportó estrés.

Algunas de las causas que incidieron en una mayor prevalencia de estas manifestaciones fueron el género (las mujeres son más susceptibles a desarrollar cuadros más agudos), el acceso a dispositivos móviles, la existencia de problemas para dormir y bajos niveles de autoestima.

Entre los factores protectores, un hallazgo que sorprendió a los investigadores fue la relación entre las creencias religiosas y el bienestar de los individuos. Eventualmente, la adherencia a un credo podría entregar a los niños, niñas y adolescentes un entorno social seguro y un sentido de propósito mayor al de sus pares que no profesan ninguna religión: ateos o agnósticos (cuyo número ha aumentado significativamente en los últimos 30 años).

“Son resultados sorprendentes, teníamos un mal pronóstico de acuerdo con lo que se aprecia en escenarios reales, pero esto es mucho más fuerte de lo que estimamos. Estamos hablando de que más de la mitad de los niños está con depresión, la mitad con estrés y más del 60% con ansiedad, lo que significa que hay más adolescentes con problemas de salud mental que aquellos que están totalmente sanos”, dijo Yeomans. 

 

Depresión en enseñanza media

Se trata de una línea de investigación que ambos académicos han explorado desde la pandemia en distintos niveles educacionales: desde universitarios a escolares. En total, este estudio recopiló respuestas de 1.500 alumnos, pero, de ellos, solo 1.174 entregaron, a través de su firma, el asentimiento para participar de los análisis. La edad de los sujetos de la muestra fluctuó entre los 10 y los 18 años (alrededor de quinto básico hasta cuarto medio).

Los responsables del estudio subrayan que hay factores críticos que son transversales a las condiciones evaluadas. Uno de ellos es el ser mujer: la probabilidad de sufrir algunos de los tres trastornos es mayor respecto de los hombres. Lo mismo ocurre con tener un celular: según datos del Ministerio de Educación, un 89% de los alumnos del país cuenta con un dispositivo con conexión a internet y la edad promedio a la que lo obtienen es de 8,9 años.

También se observó que ciertos factores aumentan el riesgo de desarrollar estos problemas:

  • Pensamientos intrusivos o repetitivos.
  • Dificultades para dormir.
  • Baja autoestima.
  • Pertenecer a familias con padres separados.

“La depresión se está dando de forma más frecuente en la enseñanza media, es decir, sobre los 14 años. Para la ansiedad, la edad promedio es a los 12 años, es decir, séptimo básico. En este último caso encontramos un hallazgo sorprendente: los niños que se declararon ateos son más propensos a sufrir ansiedad. Respecto del estrés, se suman elementos como el uso extensivo de redes sociales. Con esto, podemos sacar un perfil de aquellos estudiantes a los que debemos poner más atención”, señaló la académica de la UDLA.

 La religión como un factor protector

Los investigadores consideran que los insumos de este trabajo permiten delinear aspectos de políticas públicas en educación, pero también establecer reflexiones a nivel de las propias familias. Es crucial dedicar esfuerzos a lograr descansos nocturnos más reparadores y hacerse cargo de que el uso masivo de pantallas tiene impactos.

Uno de los hallazgos más llamativos del estudio fue la relación entre la salud mental y las creencias religiosas. Según los investigadores, los estudiantes que se identifican como ateos tienen una mayor tendencia a experimentar ansiedad, mientras que aquellos que practican una religión podrían beneficiarse de una red de apoyo social y un sentido de propósito.

“Nos encontramos con que las personas que tienen creencias en un ser superior normalmente también encuentran un propósito a los problemas. Nos encontramos con comentarios asociados a la fe y a la creencia de un propósito mayor en los desafíos, y que existe un dios que protege. Y que con el paso del tiempo voy a ver con claridad la situación que estoy viviendo, y siempre tendré a alguien a quién acudir. Esto, probablemente, ayuda al escolar a sentir una mayor protección, entre otras posibles explicaciones”, sugiere Yeomans.

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