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Niños y pantallas: la doble cara del acceso digital en la infancia chilena Niñez

Niños y pantallas: la doble cara del acceso digital en la infancia chilena

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Un 55% de los niños chilenos comienza a usar dispositivos electrónicos antes de los 7 años, pero la evidencia científica advierte sobre los riesgos de la sobreexposición temprana.


Antes de aprender a leer o escribir, muchos niños ya saben desbloquear un celular, abrir YouTube o pedir algo a una inteligencia artificial. La tecnología se ha integrado tan profundamente en la vida cotidiana que la edad promedio para el primer contacto con un dispositivo electrónico en Chile es de solo siete años. Aunque esta hiperconectividad abre nuevas puertas al aprendizaje y la entretención, también plantea serios desafíos para el desarrollo emocional, social y neurológico.

Estos datos, contenidos en la Octava Radiografía Digital de Niños, Niñas y Adolescentes 2025, realizada por Claro Chile y Criteria Research,  dan cuenta de un fenómeno que cruza a las familias chilenas. El acceso a la tecnología desde edades cada vez más tempranas, la dificultad para regular el tiempo de conexión y la creciente exposición a riesgos digitales como el ciberacoso, el phishing o la desinformación.

Al mismo tiempo, la neurociencia advierte sobre los efectos negativos que puede tener la exposición excesiva a pantallas en el desarrollo emocional, social y cognitivo de los niños. 

El primer contacto con la tecnología

El 55% de los niños declara haber utilizado por primera vez un celular, tablet o computador antes de los 7 años. Y aunque bajó levemente el porcentaje de menores de 7 años que tienen su propio celular (de 25% a 17%), la edad promedio para obtener uno sigue siendo de 9  y 7 años.

En términos generales, el acceso a dispositivos electrónicos ocurre antes de que los niños ingresen a segundo básico, una etapa en la que, según expertos, deberían estar desarrollando habilidades sociales, motoras y lingüísticas más que interacciones digitales.

Florencia Álamos, neurocientífica y directora ejecutiva de Fundación Kiri, explica que “En etapas tempranas del desarrollo es importante que los niños y niñas puedan jugar, explorar su entorno e interactuar con otros niños y adultos significativos que les ayuden a desarrollar habilidades motoras, lingüísticas, sociales y emocionales. Las pantallas pueden hipotecar el tiempo disponible para estas actividades, teniendo efectos deletéreos en el desarrollo”.

Ansiedad, insomnio y baja regulación emocional

Francisco Aboitiz, director del centro interdisciplinario de Neurociencia de la UC, advierte que hay evidencia creciente sobre los efectos adversos de la exposición prolongada a pantallas en la infancia. Aunque la evidencia es aún preliminar,  estudios sugieren que la exposición temprana puede influir en el desarrollo de problemas de atención, dificultades en el sueño, retraso en el lenguaje y posterior bajo rendimiento escolar. Además, existen indicios de que los niños con mayor tiempo de exposición a pantallas muestran una mayor inestabilidad emocional y dificultad en la regulación de emociones”, detalla.

Por ello, tanto Fundación Kiri como el centro Neuro UC coinciden en que se debe limitar el tiempo frente a pantallas, especialmente en edades tempranas, y que este uso debe estar siempre supervisado por un adulto. La recomendación es clara: establecer horarios libres de tecnología, evitar su uso en comidas y antes de dormir, y fomentar instancias de juego real e interacción no digital.

Entre TikTok y los influencers

El estudio de Claro y Criteria también abordó aspectos culturales del uso de Internet entre los menores de edad. Las redes sociales más usadas por niños y adolescentes son YouTube con un 93%, WhatsApp con 89% y TikTok con 74%. En contraste, Facebook continúa su caída entre este grupo etario.

Por primera vez se preguntó a los menores por sus influencers favoritos. El podio lo lidera el chileno Germán Garmendia, seguido del estadounidense Mr. Beast y el uruguayo Fede Vigevani. Sin embargo, más allá de las figuras públicas, lo que llama la atención es que más del 60% de los adolescentes chilenos declara que es en la vida real —y no en las redes— donde sienten que pueden mostrarse tal como son.

En la misma línea, un 54% afirma que no le importa tener muchos seguidores y que valora más que sus familiares los sigan. Esta desconexión entre el uso intensivo de redes y la importancia asignada a la “popularidad digital” es un dato interesante, que sugiere que la identidad digital sigue estando subordinada a los vínculos del mundo real.

Riesgos digitales

La cara más compleja del acceso digital en la infancia es la exposición a los riesgos en línea. Uno de cada dos adolescentes declara haber vivido una situación de ciberacoso, ya sea como víctima o como victimario. A esto se suma un aumento sostenido en la recepción de llamadas fraudulentas, que pasó de 49% en 2021 a 64% en 2025.

La exposición a noticias falsas también sigue en aumento. Un 63% de los menores declara haber recibido fake news, si bien la mayoría acude a sus madres al vivir una situación preocupante en línea, solo una minoría cuenta con herramientas suficientes para evaluar críticamente los contenidos que consume.

Claudio Araya, subsecretario de Telecomunicaciones, advierte que “el principal desafío que tenemos por delante es enseñar a los niños a identificar la confiabilidad de los contenidos según su fuente. Hoy encontramos información basada en fuentes verificables y otras que no lo son, por lo que es fundamental fomentar el pensamiento crítico desde temprana edad. Además, debemos acercarlos a los métodos científicos para que aprendan a analizar y evaluar la información de manera objetiva”.

Un dato interesante es que el uso de Inteligencia Artificial comienza a instalarse como una herramienta cotidiana entre los adolescentes. El 87% de quienes usan IA lo hace con fines educativos, siendo ChatGPT la herramienta más utilizada con un 52%.

Sin embargo, también crece la desconfianza, un 66% dice no sentirse bien informado sobre esta tecnología y su nivel de desconfianza aumentó respecto al año anterior. Esto abre una oportunidad para abordar la alfabetización digital desde una mirada integral, que incorpore también la IA.

El rol de los adultos

Los expertos coinciden en que limitar el tiempo de conexión no basta. También es fundamental acompañar, guiar y establecer normas claras. “La supervisión en cuanto a tiempos de uso y contenido es fundamental. A su vez, es recomendable capacitar y educar en la relación con los dispositivos electrónicos para poder velar por el uso seguro y responsable, que no perjudique el desarrollo cognitivo ni la salud mental de las y los estudiantes. Tenemos la responsabilidad de velar por este ítem y por ello, de la mano de la literatura científica y la experiencia de campo, queremos exponer el conocimiento existente, entregar orientaciones y herramientas prácticas”, insiste Álamos.

En esa línea, Fundación Kiri y Neuro UC lanzarán este mes el curso “Uso de pantallas en el cerebro de niños, niñas y adolescentes”, dirigido a padres, docentes y cuidadores, con el fin de entregar herramientas prácticas y basadas en evidencia científica para acompañar de mejor forma este proceso.

Chile es uno de los países con mayor penetración de celulares y acceso a internet de la región. La conectividad ya no es una barrera. El desafío ahora es otro, aprender a usar la tecnología de forma segura, equilibrada y consciente.

Como señala el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, “es fundamental tener este tipo de espacios. Porque si bien desde el Ministerio y la subsecretaría estamos preocupados de que haya buena señal, cobertura, que los planes sean accesibles, que las telecomunicaciones permitan una mejor calidad de vida y un buen estándar de seguridad en el ámbito digital, nos parece también fundamental entender cómo se usa la tecnología, pues nos permite detectar oportunidades y contribuir con políticas para mejorar la calidad de vida y seguridad digital”.

La niñez conectada ya es una realidad. Lo que está en juego ahora es cómo lograr que esa conexión no sea una amenaza para su desarrollo, sino una oportunidad para aprender.

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