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Chile y la urgencia de una mejor alimentación infantil: claves para una vida más saludable Niñez Crédito: El Mostrador

Chile y la urgencia de una mejor alimentación infantil: claves para una vida más saludable

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La alimentación en la infancia es determinante para el bienestar físico, emocional y académico. En medio del aumento de la obesidad infantil en Chile, surgen nuevas estrategias para fomentar hábitos saludables desde la sala de clases y el hogar.


Chile figura entre los países con mayores tasas de obesidad infantil en América Latina, una realidad alarmante que no solo compromete la salud física de niños y niñas, sino que también afecta su bienestar emocional y su desempeño académico. En un entorno donde la comida rápida y los productos ultraprocesados están al alcance de la mano, promover una alimentación balanceada desde la niñez se ha vuelto necesario.

El sobrepeso y la obesidad en la infancia no son fenómenos nuevos, pero en Chile las cifras se han mantenido persistentemente altas. Según datos recientes del Ministerio de Salud, uno de cada dos escolares presenta exceso de peso y gran parte de ellos ya desde la etapa preescolar. Esta situación genera consecuencias como enfermedades metabólicas, problemas cardiovasculares, dificultades en la autoestima y bajo rendimiento escolar.

Frente a este escenario, expertos y comunidades escolares han levantado la voz para impulsar una transformación profunda. Una de esas iniciativas es el Programa Sello Nutrición y Vida Saludable de la Red de Colegios Cognita Chile, que promueve hábitos de alimentación saludable desde la educación inicial hasta la enseñanza media.

Alimentación saludable

Carla Cerda, Coordinadora General de Formación de Cognita Chile señala que “una alimentación equilibrada siempre tendrá un impacto positivo en la salud integral de niños, niñas y jóvenes. Las familias son las primeras llamadas a ocuparse de esto dado que todo lo que sus hijos e hijas coman o no, influirá directamente en el desarrollo cognitivo de éstos”.

La evidencia científica ha demostrado que una dieta adecuada incide directamente en la capacidad de concentración, en la retención de información y en la estabilidad emocional de los escolares. Es decir, alimentarse bien no solo es una cuestión de salud, también es una herramienta educativa.

A partir de esa premisa, Cognita Chile entrega tres claves fundamentales para fomentar una alimentación sana que ayude a mejorar el rendimiento escolar y el bienestar general de niños y adolescentes.

1. Planificar las comidas y colaciones

Uno de los errores más frecuentes en la rutina escolar es improvisar la alimentación diaria. Sin planificación, el desayuno puede ser inexistente o sustituido por alimentos altos en azúcar y la colación, por productos procesados.  Iniciar el día con una comida completa permite mantener la concentración durante las primeras horas de clase y evita los bajones de energía.

Para la media mañana o la colación de media tarde, se sugiere incluir frutas, yogur bajo en azúcar, frutos secos o barritas integrales. Evitar productos procesados ricos en azúcares o grasas saturadas ayuda a regular el nivel de energía y a mantener el enfoque en las tareas escolares”, sostiene la especialista.

2. Hidratación

En una época donde el consumo de bebidas azucaradas es generalizado, volver al agua como principal fuente de hidratación es claveEl agua es la mejor bebida para niños y adolescentes, ya que favorece la función cognitiva y ayuda a regular la temperatura corporal. Llevar una botella reutilizable y rellenarla varias veces al día fomenta este hábito.

Es necesario que las familias y las escuelas limiten el consumo de jugos envasados, bebidas gaseosas y productos con sellos altos en azúcar, ya que su consumo frecuente se asocia a mayor riesgo de obesidad y enfermedades crónicas.

3. Proteínas, carbohidratos y grasas saludables

Otro de los pilares de una alimentación saludable es el equilibrio en los macronutrientes. El consumo regular de carnes magras, pescados, huevos o legumbres es esencial para un adecuado desarrollo muscular y el fortalecimiento del sistema inmune. Estos alimentos deben estar acompañados de carbohidratos complejos, como arroz integral, pastas o papas, en porciones moderadas.

Además, incluir grasas saludables, como aceite de oliva, palta, frutos secos o semillas, es fundamental para el desarrollo cerebral y la salud cardiovascular.

Las frutas y verduras, por su parte, deben estar presentes en cada comida, aportando fibras, vitaminas y antioxidantes que protegen el organismo y refuerzan el sistema inmunológico.

El rol de la comunidad educativa y las familias

La tarea de promover hábitos alimentarios saludables no recae solo en las familias. Las escuelas también son actores fundamentales. Un entorno escolar que integre la educación nutricional, fomente la actividad física diaria y ofrezca alimentos saludables en kioscos y casinos, puede marcar una diferencia significativa.

Desde Cognita Chile, aseguran que su compromiso va más allá de lo académico. “Una alimentación equilibrada, reforzada por un entorno escolar que fomente hábitos saludables, es clave para que niñas, niños y adolescentes alcancen un rendimiento académico óptimo y un mayor bienestar integral”, afirmó la profesional.

Si bien los desafíos son grandes, también lo es la oportunidad de cambiar la trayectoria de la salud infantil en Chile. Una alimentación consciente durante la infancia puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas en la adultez, mejorar la calidad de vida y fortalecer la salud mental.

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