
El bajo consumo de agua en niños chilenos pone en riesgo su salud, alertan expertos en nutrición
Solo el 20% de los niños en Chile toma suficiente agua. El alto consumo de bebidas azucaradas preocupa a expertos por su impacto en la obesidad y enfermedades crónicas infantiles.
Según estudios realizados por la Facultad de Ciencias de la Salud y de los Alimentos, el Departamento de Nutrición y Salud Pública de la Universidad del Bío-Bío, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile y el Departamento de Ciencias de la Educación de la misma universidad, 9 de cada 10 niños chilenos consume bebidas azucaradas a diario, con una ingesta promedio de cerca de 450 ml por día. En contraposición, solo el 20% de los niños en el país ingiere la cantidad recomendada de agua, es decir, 4 o más vasos diarios.
Este alarmante comportamiento contribuye al creciente problema de obesidad infantil en Chile, que presenta una de las tasas más altas de América Latina. Según la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), aproximadamente el 25% de los niños en Chile padecen obesidad, una condición estrechamente vinculada al consumo excesivo de bebidas azucaradas.
El consumo elevado de estas bebidas se ha relacionado con serios problemas de salud, como enfermedades cardíacas, problemas hepáticos, diabetes y trastornos óseos. “El consumo excesivo de refrescos puede dañar los vasos sanguíneos, lo que aumenta el riesgo de infartos. Además, la acumulación de grasa en el hígado puede afectar su función, dificultando la producción de insulina y llevando potencialmente a la diabetes”, explica Claudio Brinkmann, cofundador y CEO de Maihue.
Consumo de agua
Con la creciente preocupación sobre la salud pública, el agua filtrada está siendo cada vez más valorado como una alternativa saludable frente al agua de la llave. Los filtros de agua permiten eliminar impurezas, como sedimentos, cloro, metales pesados (como el plomo) y microorganismos, que a veces no se eliminan completamente durante el tratamiento del agua, mejorando así su calidad.
Además, el cloro y otros productos químicos que se emplean para tratar el agua pueden afectar el sabor y olor del agua de la llave. Filtrar el agua ayuda a eliminar estos elementos, brindando una opción más agradable para el consumo diario.
Aunque el agua de la llave en muchas zonas es tratada y segura para el consumo, existen lugares donde la calidad del agua puede verse comprometida debido a factores como infraestructura antigua o contaminación accidental. El filtrado de agua provee una capa adicional de seguridad para evitar riesgos para la salud.
Algunos filtros avanzados también eliminan sustancias como el cloro, el flúor y otros químicos presentes en el agua, lo que resulta en una opción más natural y saludable. Además, el uso de agua filtrada contribuye a reducir el consumo de botellas plásticas, lo que ayuda a mitigar la creciente contaminación por plásticos.
“Optar por agua filtrada no solo es beneficioso para la salud, sino también para el medio ambiente”, comenta Brinkmann, “al reducir el uso de botellas plásticas de un solo uso”.
“Integrar alternativas sostenibles, como los dispensadores de agua, puede mejorar la salud pública, reducir los gastos económicos y contribuir significativamente a la reducción de residuos plásticos”, agrega Brinkmann.