Un tribunal de París prohibió a Google seguir digitalizando libros sin un permiso de las editoriales, en una nueva señal de que Francia salió al cruce de los planes del gigante de internet para crear una gran biblioteca en línea. El gigante del negocio de búsquedas dice que está dispuesta a pagar derechos de autor.
Un tribunal de París prohibió a Google seguir digitalizando libros sin un permiso de las editoriales, en una nueva señal de que Francia salió al cruce de los planes del gigante de internet para crear una gran biblioteca en línea.
En su fallo de este viernes, el tribunal de gran instancia de París ordenó además a Google pagar el equivalente a US$430.000 por daños y perjuicios a tres editoriales que pertenecen al grupo La Martinière.
La sentencia supone un triunfo para los críticos del proyecto de Google, que temen que la empresa monopolice los libros disponibles en internet, y puede sentar un precedente riesgoso para la firma basada en California.
El fallo surge cuatro días después que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunciara una inversión muti-millonaria para digitalizar la «herencia» cultural de su país y competir con el proyecto de Google.
Empeñado en crear la mayor biblioteca en línea del mundo, Google ya digitalizó cerca de 10 millones de libros, más de 100.000 de ellos franceses con derechos de autor protegidos, según el Sindicato Nacional de la Edición.
[cita]“No permitiremos que nos priven de nuestra herencia para beneficio de una gran empresa, no importa lo amistosa, grande o americana que sea”. Nicolas Sarkozy, presidente de Francia.[/cita]
Ese sindicato francés y la Sociedad de la Gente de Letras apoyaron la demanda que Le Seuil, una de las más grandes editoriales del país, presentó contra Google en 2006.
Le Seuil, beneficiada por el fallo judicial de este viernes junto con Delachaux y Niestlé y Harry N. Abrams, denunció que Google había digitalizado hasta cuatro mil de sus libros sin el correspondiente permiso.
La Martínère, el grupo que reúne a las tres editoriales, había reclamado el equivalente a US$21,5 millones en daños y perjuicios.
La sentencia estableció que el gigante de internet «cometió actos de violación de derechos de autor en perjuicio de las (tres) editoriales».
Google también fue obligada a pagar la suma simbólica de un euro (US$1,43 dólares) al Sindicato Nacional de la Edición y la Sociedad de la Gente de Letras.
[cita]“Los lectores franceses ahora enfrentan la amenaza de perder acceso a una cantidad importante de conocimiento y quedar relegados del resto de los usuarios de Internet”. Philippe Colombet, Google Francia.[/cita]
Más aún, el tribunal francés previó que Google deberá pagar una multa equivalente a US$14.300 por día, comenzando dentro de un mes, si no borra la digitalización de los textos de la demanda.
La defensa del buscador estadounidense desafió la competencia del tribunal francés para tratar un caso de este tipo de demandas, algo que fue rechazado por los jueces.
Tras conocer la sentencia, Google anunció que apelará el fallo.
Philippe Colombet, jefe de la biblioteca digital de Google en Francia, sostuvo que «los lectores franceses ahora enfrentan la amenaza de perder acceso a una cantidad importante de conocimiento y quedar relegados del resto de los usuarios de internet».
El fallo del tribunal parisino es uno de los mayores desafíos que Google ha encontrado hasta el momento en Europa para desarrollar su biblioteca digital, pero está lejos de ser el único.
Junto con las editoriales, algunos gobiernos europeos parecen decididos a evitar que la empresa de California logre un archivo digital tan grande que le permita controlar gran parte de la información digital.
Por lo pronto, Sarkozy anunció el lunes que Francia invertirá el equivalente a US$1.075 millones para digitalizar sus libros, filmaciones y el contenido de sus museos, un modo de competir con los planes de Google.
El monto será parte de una inversión cercana a US$50.000 millones que Francia prevé hacer en los próximos años en conocimiento y tecnología, financiada mediante un «gran préstamo» nacional.
La semana pasada, Sarkozy dejó clara su intención de ponerle límites a Google: «No permitiremos que nos priven de nuestra herencia para beneficio de una gran empresa, no importa lo amistosa, grande o americana que sea», dijo.
Sarkozy se sumó así a las inquietudes de algunos intelectuales franceses, incluido el exdirector de la Biblioteca Nacional Jean-Noël Jeanneney, sobre la influencia de Google en el campo del conocimiento.
Hace pocos días, el ministro francés de Cultura, Frederic Mitterrand, se reunió con el vicepresidente de Google, David Drummond, para manifestarle su preocupación sobre la digitalización de libros por parte de la empresa.
Francia es uno de los principales impulsores de Europeana, una biblioteca digital con financiamiento de la Unión Europea.
La canciller alemana, Angela Merkel, también rechazó en octubre el «escaneo de libros sin ninguna protección de derechos de autor, como Google hace».
Sin embargo, el gigante de Internet sostiene que está dispuesto a negociar y pagar por los derechos de autor que corresponda. Su biblioteca digital tiene el apoyo de universidades prestigiosas.
La duda es si los gobiernos pueden llegar a competir con ese proyecto.
La propia Biblioteca Nacional de Francia anunció hace unos meses que negociaba con Google la digitalización de sus contenidos, ante la falta de alternativas serias por parte del Estado, lo que alarmó a varios intelectuales.