Hacer de la lectura un juego es una de las recomendaciones que dan los profesionales de la educación a la hora de incentivarla como un hábito.
¿Quién no ha escuchado a sus hijos reclamar porque tienen prueba de un libro y hay que estar detrás de ellos para que se dignen a leerlo?. La escena la ha vivido la mayoría de los padres, donde las respuestas son que se aburren, que es fome o que prefieren ver televisión o jugar con un celular.
Lo ideal entonces es inculcarles el amor por las letras y a que no las vean como una obligación impuesta por el colegio. Para la profesora de educación general básica y directora de la Editorial Caligrafix, Karla Anavalón, es muy importante generar instancias de lectura fuera de los contextos escolares. “Es bueno que los niños vean y encuentren la utilidad práctica en la lectura. Por ejemplo, que lean la lista del supermercado al ir a comprar o leer los subtítulos de una película”, comenta.
Otra manera es ayudar a niñas y niños acompañandolos cuando desarrollan sus labores escolares, por ejemplo, escucharlos cuando leen. Así podrán descubrir si hay algún problema de pronunciación con algunas palabras o letras. “Lo ideal sería que los niños leyeran por lo menos unos 10 minutos al día», dice la docente.
Y agrega que «a su vez, es recomendable escuchar y evaluar al menos unas tres veces por semanas estas lecturas, pues así podremos ir identificando los avances y los problemas que se han mantenido. También puede ser una buena ayuda grabar la lectura, para luego con calma ir viendo los aspectos que la dificultan».
Asimismo, es fundamental que estas instancias se den en un ambiente distendido y no bajo presión. Es bueno que los niños y niñas perciban la lectura como un juego o como una forma más de entretenerse, y no como una actividad escolarizante en la que si se equivocan recibirán una sanción. Es por eso que los padres no deben tomar el rol de profesor, sino que de un guía que los ayudará y apoyara a comprender y desarrollar estas habilidades.
“Incentivarlos a comentar durante y al finalizar lo que están leyendo es una buena forma de saber si realmente están comprendiendo el contenido que están interiorizando. Otra opción de medir el nivel de comprensión es hacerlos dibujar lo que leyeron”, comenta Anavalón. Definitivamente nada es suficiente para ayudar a nuestros hijos en su educación.
Otro punto a tomar en cuenta dice relación con que las evaluaciones se deben hacer con lecturas cortas que estén acordes al nivel escolar, por ejemplo en el caso de 1º básico que “las palabras solo tengan letras que el niño ya conoce”, acota la especialista.
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