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El efecto de «cara cuadrada» por el bruxismo tiene solución

El efecto de «cara cuadrada» por el bruxismo tiene solución

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El uso de la toxina botulínica permite relajar los músculos masticadores, produciendo que estos reduzcan su tamaño y devolviendo al rostro su forma original.


La toxina botulínica es tradicionalmente conocida por evitar la formación de arrugas por gestualidad. Pero entre sus aplicaciones tiene otro uso estético menos conocido: afinar la mandíbula y adelgazar el contorno facial, devolviendo la forma original a rostros modificados por el bruxismo. Este efecto se produce porque la toxina botulínica relaja los músculos maseteros o masticadores del ángulo de la mandíbula, disminuyendo su tamaño.

“Los músculos maseteros tienen como función normal intervenir en el proceso de masticación. Al apretar los dientes en la noche por bruxismo se sobre ejercita estos músculos, aumentando su volumen y endureciendo sus fibras”, explica la doctora Claudia Avaria, directora de Clínica Avaria.

Por esta razón, las personas que sufren bruxismo a menudo tienen cambios en su fisonomía facial: por el aumento de tamaño de los músculos masticadores su base mandibular se ensancha dando un aspecto pesado al rostro y generando el “efecto cara cuadrada”. En casos excesivos incluso se desarrollan masas circulares en los ángulos de la mandíbula. “En el rostro de actores como Minnie Driver y Brad Pitt se aprecia músculos masticadores desarrollados”, acota la especialista.

El estrés es un factor principal de bruxismo, y debido a su prevalencia es frecuente ver a personas con estos rasgos. “La mayoría de las personas cree que su rostro siempre ha sido de esta manera: cuadrado. Pero a menudo es por bruxar en la noche”, advierte la experta.

Al inyectar toxina botulínica en los músculos masticadores o maseteros se logra relajarlos y eliminar la fuerza excesiva que realizan por bruxismo. Como dejan de sobre ejercitarse, los músculos reducen su dimensión y el rostro paulatinamente va quedando con una apariencia más estilizada.

“La toxina botulínica bloquea la conexión entre las neuronas y los músculos masticadores, interrumpiendo la orden de apretar los dientes. Los músculos masticadores comienzan gradualmente a reducir su tamaño, la mandíbula se afina, la forma cuadrada desaparece, el rostro adelgaza, recuperando su forma original”, explica la especialista.

Este es un procedimiento común entre personas de ascendencia asiática, debido a su predisposición a tener músculos maseteros más desarrollados y, debido al bruxismo, es cada vez aplicado para afinar el rostro en occidente.

A los 15 días de aplicada la toxina botulínica, la persona deja de bruxar. “Quienes se han realizado el tratamiento dicen que les cambia la vida pues al no ejercer presión también les deja de doler la cabeza. También, muchos abandonan el plano o placa de relajación al dormir, porque no necesitan proteger las piezas dentarias de posibles fracturas”, explica la especialista.

A los tres meses de inyectada la toxina botulínica, el rostro comienza a adelgazar debido a la reducción de tamaño de los músculos maseteros. El resultado es progresivo, siendo más notorio luego de la segunda aplicación. Dado que el efecto de la toxina botulínica es temporal, se recomienda realizar el tratamiento cada seis meses.

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