Copiapó, la ciudad almanaque oculta del norte de Chile

Ubicada en un fértil valle donde el desierto es capaz de florecer, Copiapó es mucho más que una ciudad de paso hacia las bellas playas de la Región de Atacama. Al visitarla pude darme cuenta que estamos frente a una capital regional de tradición minera con un importante acervo cultural y patrimonial, en el cual están escritos grandes pasajes de la historia de Chile.

La ciudad me recibe con un radiante día de sol, en el que decido empezar mi recorrido por el corazón de la urbe: la Plaza Arturo Prat. De inmediato me impresiono con los enormes pimientos que sombrean la explanada y hacen de este lugar una especie de pequeño oasis. En el centro de la plaza está el Monumento a la Minería de Atacama, una hermosa escultura en mármol blanco de Carrara que muestra a la benefactora: la minería. Le acompañan cuatro estatuas menores que, según aseguran los transeúntes, corresponden a las cuatro estaciones del año.

De pronto, soy atraído por una característica música nortina; son cuatro jóvenes bailarinas que danzan al ritmo de caporales celebrando el día internacional de la montaña. Las chicas convocan a un centenar de ciudadanos que circulan por la que muchos consideran “la plaza más bonita de Chile”. El tradicional baile culmina en medio de una lluvia de aplausos. Me retiro, pero ahora mis sentidos son convocados por la belleza de la Catedral copiapina Nuestra Señora del Rosario, en la calle Chacabuco. De inmediato asimilo que estoy frente a una construcción de refinado valor arquitectónico, en la cual destaca su torre de tres niveles con un gran reloj en la parte intermedia. La sutileza de su fachada blanca junto a los tonos marrones, le dan sobriedad y elegancia a la obra.

En la entrada sur a Copiapó está instalado el Monumento Por La Paz otorgado por China cuando se conmemoró el primer año del exitoso rescate de “Los 33 de Atacama”. La escultura de acero inoxidable y 20 toneladas de peso es la segunda de su tipo después de la levantada en Normadía como causa del desembarco aliado en las costas francesas durante la II Guerra Mundial.

Caminando cerca de seis cuadras hacia el noroeste, en la intersección de calles Atacama y Rancagua, llegamos al Museo Regional de Atacama. Se trata de la antigua casa de familia Matta, convertida en sala de exposiciones desde el año 1973, y que exhibe colecciones arqueológicas, mineralógicas e históricas del gran patrimonio histórico y minero de la zona. El patio central del recinto alberga la colección estrella que capta el mayor número de visitas. Es la exposición de la Cápsula Fénix-2, la que rescató a “Los 33 de Atacama” del fondo de la Mina San José. También muestra réplicas a escala del yacimiento y artículos originales utilizados durante el rescate como la famosa nota “estamos bien en el refugio los 33”. Aquí conocemos a Gretha y Ronny, una simpática pareja de turistas belgas, quienes nos cuentan que desde 1994 visitan el país, aunque la convocatoria de este día es exclusivamente con la exposición del accidente minero. Muy entusiastas, me piden que les tome una fotografía junto a la cápsula para el recuerdo.

Dejando atrás el museo, nos dirigimos a la Estación de Ferrocarril de Copiapó, Monumento Nacional de sutiles terminaciones ubicado en calle Juan Martínez, y que unía a la capital minera con el puerto de Caldera. Aquí dimensionas el peso histórico que tiene nuestro norte, ya que luego de esta experiencia el Estado chileno ordena construir las vías que posteriormente unieron Santiago y Valparaíso.

A Copiapó se puede acceder por vía aérea desde Santiago a través del Aeropuerto Desierto de Atacama, ubicado a 57 kilómetros de la ciudad. Por vía terrestre, en buses y vehículos particulares mediante la Ruta 5. Desde Argentina, por Camino Internacional N°31 que une la Región de Atacama con la Provincia de Catamarca. En verano, también es posible conectar desde La Rioja a través del paso Pircas Negras.

Sin embargo, no he nombrado a la cenicienta de aquellas vías, “La Copiapó”. Primera locomotora de Chile, la cual llevaba el mineral desde el desierto para ser embarcado en el puerto de Caldera. También es Monumento Nacional y se encuentra en exposición permanente en uno de los patios de la Universidad de Atacama, institución académica que cuenta con un precioso edificio centenario.

Comienza el final de este peregrinar por el Copiapó urbano, por la herencia arquitectónica de las Iglesias Belén y San Francisco, la casa de la Familia Tornini, del Arco del Triunfo a las Glorias de Atacama. Me despido del Museo Mineralógico y su aporte al conocimiento. Copiapó es sin duda un destino obligatorio para quienes disfrutan del patrimonio tangible e intangible de las ciudades y la historia de los pueblos.