Llevar a cabo actividades que potencien el área cognitiva durante el verano permite desarrollar habilidades pensamiento, ampliar el vocabulario y uso del lenguaje.
Si bien las vacaciones de verano son siempre una instancia de ocio y relajo, también es un momento propicio para que los más pequeños de la casa tomen gusto por la lectura, la que además de ayudarles a llegar más conectados cuando vuelven a clases, también les permite desarrollar su creatividad, pensamiento crítico y mejorar su nivel educativo.
Paulina Schwarze profesora de Estado de Castellano y subdirectora de la Editorial Caligrafix, señala que lo ideal es que el fomento lector se practique transversalmente todo el año de manera que los hijos vean a sus padres leyendo con gusto y comentando sobre lecturas.
La educadora señala que si bien es importante, en términos intelectuales y emocionales, que los niños sientan que tienen el merecido descanso después del esfuerzo del año escolar, eso no significa dejar que la mente se duerma hasta el regreso a clases. Al contrario, existen una serie de estudios que señalan la importancia de ofrecer variadas y desafiantes oportunidades de aprendizaje en las actividades del verano.
«Esto contempla actividades más ligadas a lo académico, como lo son la lectura, la escritura, los juegos lógicos como rompecabezas y puzzles, los cuadernos de vacaciones, entre otros, como aquellas que se vinculan con el compartir con otros niños, el contacto con la naturaleza, recorrer la cuidad, colaborar en labores de la casa y muchas más. En todos los casos es recomendable que aunque se trata de un período más distendido y obviamente la dinámica familia se relaja, lo cual es sano y deseable, se conserven ciertos hábitos que son elementos que dan seguridad a los niños, los ordena y les permite retomar con éxito la vuelta a clases”.
Paulina Schwarze destaca que es muy motivante hacer visitas a librerías y bibliotecas y permitir que los niños puedan escoger un libro que llame su atención y que quieran leer. También, durante viajes largos en auto, los padres pueden ir narrando cuentos e historias, ya sean existentes o que se vayan inventando en el momento, incluso se pueden hacer relatos colectivos en los que un integrante de la familia comienza y luego continúan otros, por turno.
“Por otra parte, resulta fundamental que los niños elijan libremente qué quieren leer y es muy útil leer el mismo texto, de manera de ir abriendo un canal de comunicación y poder conversar sobre el tema de la lectura. Y no tiene por qué ser solo literatura, también es muy estimulante que lean y manipulen variados libros, sobre temas disímiles, revistas, enciclopedias, atlas de geografía, de cuerpo humano, de animales, etcétera”.