
Iquique se perfila como una ciudad ideal para el turismo de negocios o «Convention Bureau»
La capital de Tarapacá se ha convertido en el escenario ideal para la realización de congresos, seminarios y encuentros empresariales; gracias a su clima templado todo el año, excelente capacidad hotelera, y los atractivos panoramas que ofrece para los visitantes, como las cálidas playas, el turismo de compras, los museos y la interesante vida nocturna.
El atardecer se toma playa Cavancha y una reconocida viña del valle de Colchagua realiza una cata de vinos en el hotel Gavina Sens de Iquique. Al evento asisten pasajeros del mismo hotel, y algunos invitados de la ciudad. Unas antorchas dan vida a la terraza, que mira de frente la Península y sus imponentes rascacielos. Es viernes y ha terminado otra semana en la capital de Tarapacá.
Durante los últimos días el movimiento no fue menor, ya que una serie de congresos y seminarios tuvieron prácticamente copada la capacidad hotelera de la ciudad, y en especial de este hotel ubicado en la frontera del Iquique patrimonial y las paradisíacas playas tarapaqueñas. Junto con ello, muchos profesionales y ejecutivos que disfrutaron de un paisaje privilegiado, con arenas blancas y aguas tibias. El turismo de compras, y el patrimonio histórico que alberga Iquique también fueron parte del programa. Un mundo de panoramas que hicieron que por unos días, estos visitantes se olvidaran de sus rutinas pudiendo disfrutar de un agradable cambio de aire.

Los atributos de la Capital de Tarapacá van mucho más allá de sus hoteles. El patrimonio histórico que alberga la ciudad es un atractivo imperdible para quienes viajan por trabajo o negocios.
Laurent Devlieger es el gerente comercial del hotel Gavina Sens y Gavina Convention Center. Apasionado por su trabajo, formó parte del equipo que debió implementar hace unos años el Convention Bureau de la ciudad de Valdivia, posicionándola como destino para congresos y convenciones. Es por ello que cuando arribó a la cuidad de Iquique, a cargo de la gerencia comercial del tradicional hotel Gavina, no dudó en sumarse a quienes durante años han estado trabajando por conseguir que esta capital regional pueda constituir su propio Convention Bureau. Es así, como está permanentemente promoviendo acciones que logren atraer las miradas de quienes tienen la misión de elegir las ciudades que serán sede cada año de los principales eventos de negocios o trabajo, tanto nacionales como internacionales.
El turismo de convenciones permite utilizar la capacidad hotelera entre los meses de marzo y diciembre, y con ello se gana a la barrera de la estacionalidad, aumentando la ocupabilidad y las actividades económicas de una ciudad. A modo de ejemplo, y compitiendo con grandes centros urbanos como Río de Janeiro, Cancún y Buenos Aires; Santiago de Chile se ha convertido en una de las mejores plazas en Latinoamérica para la realización de eventos como congresos, seminarios, y otros encuentros de alto nivel. Sus carreteras, su conectividad, y la seguridad que brinda, son claves a la hora de definirla como locación de un evento.
Y así, como la capital de Chile tiene un atractivo inusitado para el turismo de negocios, las principales ciudades de nuestro país también han ido ganando terreno en esta área. Por lo mismo Iquique no se quiere quedar atrás, y ya se trabaja a través de una mesa público privada para lograr esta denominación.
Si bien un plus que tiene Iquique son sus hoteles de primer nivel, los atributos de la capital de Tarapacá van mucho más allá: “Hasta el momento Iquique se había promocionado como una ciudad donde vacacionar, y ahora es el tiempo de comenzar a vender la ciudad para el turismo de negocios” afirma el gerente comercial del Gavina Sens. Y es que el clima que prevalece sin mayores variaciones durante todo el año, sumado a otros atractivos, como su oferta gastronómica, la multiculturalidad, la gran variedad de eventos nocturnos, y la posibilidad de conocer lugares alucinantes, hacen que el destino sea perfecto para organizar un encuentro empresarial.

En el centro de la ciudad se respira historia y patrimonio cultural. Sus edificios y paseos dan vida a un lugar que por años ha sido un centro neurálgico por excelencia.
Pero no ha sido fácil posicionar a Iquique en el turismo de convenciones, y Devlieger cree que en ese sentido existe una deuda pendiente. ”Hay ciudades que ya tienen mucho avanzado en ese aspecto. Antofagasta, Viña del Mar, Puerto Varas; ya tienen consolidado el Convention Bureau, y es porque se han organizado para promover sus ciudades. En este sentido nosotros como Gavina Sens hemos marcado la pauta y estamos permanentemente realizando acciones en pos de avanzar invitando a todos los actores. Pero es una tarea de ciudad y debemos salir juntos. Nosotros no somos suficientes y para eso se requiere aunar esfuerzos. Tenemos ventajas claras respecto a otras ciudades. Estamos frente a uno de los destinos favoritos todo el año, y falta presentar la ciudad más allá del destino de vacaciones, con su infraestructura y servicios. Hay mucho por hacer, y estamos muy motivados” finaliza.
A Iquique por trabajo: una experiencia alucinante
Nuestro paso por Tarapacá comenzó un domingo. El congreso arrancaba a primera hora del lunes y por lo mismo tuvimos que llegar un día antes. Nos llamó la atención que el aeropuerto internacional Diego Aracena tuviera tanto movimiento. Según nos explicaron siempre es así, y es el segundo con mayor entrada y salida de turistas nacionales y extranjeros después de Pudahuel. Llegamos al hotel a medio día. Un sol esplendoroso nos dio la bienvenida, junto a las playas Brava y Cavancha que a esa hora gozaban de la visita de cientos de familias que disfrutaban una mañana al aire libre. El entusiasmo brotó al saber que la Zona Franca se encontraba abierta un domingo, por lo que no dudamos en armar el panorama de la tarde.
Ya en el hotel, pudimos disfrutar de la impresionante vista al océano. Ubicado en el límite entre el paseo Baquedano- puerta de entrada a la zona patrimonial- y la Playa Cavancha, sus 12 pisos proporcionan una vista inigualable a la bahía. Una ubicación privilegiada.

La noche iquiqueña es otro espectáculo imperdible. Las luces de los edificios y de la playa iluminan la bahía otorgando las más increíbles postales nocturnas.
Tras almorzar en una terraza que tenía una piscina sin fin, decidimos ir a vitrinear. Si bien ese domingo abría solo sector 7 de Zofri desde las 11 de la mañana hasta las seis de la tarde – el mismo horario de aquellos domingos en que abre todo el Mall- fue suficiente para admirar cientos de finos productos importados, como perfumes, maquillaje, chocolates, gafas, ropa y lo último en avances tecnológicos. Además disfrutamos de una rico refrigerio en un agradable bulevar. El paso dominical por Zofri fue solo el comienzo, ya que según el programa, el último día teníamos planificado una visita a ese lugar.
De regreso en el hotel, y tras una caminata por Cavancha, cenamos un delicioso potaje de zapallo con centollas gratinadas, acompañado de un vino del Valle Central; y de postre, torta de mango.
Los días siguientes se dividieron entre el compartir con colegas de otras regiones y países vecinos, y los panoramas que nos ofreció Iquique. Veladas en el hotel, un paso por el casino, noche de happy hours en un conocido restaurante de playa Cavancha, y hasta incluso una salida a conocer las salitreras. Eso sumado a tardes de caminata y un breve paso por el Museo Corbeta Esmeralda. La semana pasó volando y no nos dimos ni cuenta cuando tras la segunda visita a la Zona Franca, ya debíamos partir.
El congreso se transformó en una gran oportunidad para disfrutar de unos días soñados junto a amigos y compañeros de trabajo que al igual que nosotros pudieron desconectarse de la vertiginosa vida diaria, con obligaciones y metas que cumplir. Fue una inyección de energía y motivación que además de lo aprendido en términos profesionales, nos permitió darnos la oportunidad de conocer una ciudad llena de bellos atractivos y entretenidos panoramas.
Nuestro vuelo de regreso el día viernes era bastante tarde, así que en hotel nos invitaron a una cata de vinos.
Iquique es una ciudad mágica, que te atrapa y te enamora. Una fresca brisa te inspira, y sus avenidas, con lujosos automóviles descapotables circulando, te recuerdan ciudades como Miami, y Los Ángeles en California.
La noche iquiqueña es otro espectáculo imperdible. Las luces de los edificios y de la playa iluminan la bahía otorgando las más increíbles postales nocturnas.

Iquique se ha convertido en el escenario ideal para la realización de congresos, seminarios y encuentros empresariales; gracias a su clima templado todo el año, excelente capacidad hotelera, y los atractivos panoramas que ofrece para los visitantes.
En el centro de la ciudad se respira historia y patrimonio cultural. Sus edificios y paseos dan vida a un lugar que por años ha sido un centro neurálgico por excelencia, donde convergen la cultura altiplánica, los inmigrantes y los herederos de lo que fue algún día la capital del salitre, o el “oro blanco”, como le llaman con nostalgia.
Dejamos Iquique para internarnos en un trozo de desierto camino al aeropuerto. A pesar de la hora, el movimiento no cesaba. Vuelos con conexión provenientes de Arica, otros hacia La Paz y Santa Cruz de la Sierra. Lima y Asunción también son parte de los itinerarios.
Estuvimos al filo del sobre peso en nuestras maletas. Es importante recalcar que puedes llevar hasta 1.375 dólares exentos de impuestos desde zona franca. Más incluso que lo que puedes traer de otro país. Aunque nuestro peso se debía más que nada a chocherías, uno que otro perfume para la familia, un par de licores, y muchos pero muchos chocolates. Indiscutiblemente, esa semana de trabajo fue toda una experiencia.