A diferencia de los Paralímpicos, atletas severamente discapacitados compiten como un equipo cibernético; brazos artificiales, sillas de rueda eléctricas, exoesqueletos robóticos y ondas cerebrales serán puestos a prueba por sus «pilotos».
Cuando Kevin Evison tenía 22 años, una válvula agrietada y un par de tornillos rotos terminaron por cambiar drásticamente su vida. Oriundo de Sheffield, trabajaba en 1982 en la fábrica de una compañía manufacturera. Fue ahí donde inesperadamente una prensa de acero se torció y se quebró.
«Una pendiente de latón, que no estaba atornillada apropiadamente, se desprendió con una fuerza de mil toneladas justo cuando yo iba hacia ella. Nunca lo vi, no escuché nada. El latón arrancó mi mano y la bobina hidráulica arrancó mi piel»,recuerda Evin, quien muestra la sustitución de alta tecnología para su brazo amputado: una prótesis hecha por el fabricante británico Steeper, dotada de cinco motores para darle destreza.
«Todavía puedo hacer las cosas que hacía antes, pero todo es más lento», dice.
Evison, ahora un profesional con título universitario, estuvo el año pasado entrenando con su brazo prostético en el Imperial College de Londres. Se preparaba para una nueva competición deportiva mundial, que se llevará a cabo en Zurick: los juegos olímpicos biónicos.
Los juegos olímpicos biónicos son la primera olimpiada biónica: un concurso donde pacientes con discapacidades compiten usando los últimos avances tecnológicos.
A diferencia de los Paralímpicos, atletas severamente discapacitados compiten como un equipo cibernético; brazos artificiales, sillas de rueda eléctricas, exoesqueletos robóticos y ondas cerebrales serán puestos a prueba por «pilotos» que compiten por el oro.
El juego involucra no sólo pistas de carreras y circuitos, sino también tareas del día a día como poner la mesa y jugar videojuegos.
El cerebro detrás del evento es el profesor Robert Riene, un ingeniero suizo con especialización en rehabilitación, de la universidad ETH de Zurich.
«La teconología que tenemos hoy no es aceptable para la gente discapacitada. Las sillas de rueda son voluminosas, los brazos prostéticos son muy simples, y los exoesqueletos son voluminosos también. Con los juegos olímpicos biónicos, podemos mejorar la tecnología y hacerla entretenida al mismo tiempo», afirmó.
Silva Sivakanthan, de 23 años, correrá en una silla eléctrica que puede controlar con sus ojos. «El plan es ganar, pero finalmente se trata de entregarle un aliciente a los pacientes tetrapléjicos, las personas que están pensando, ¿me puede ayudar esta tecnología? Le dará esperanza a muchas personas que verán la competencia y que están peor que yo».