En el caso del cáncer, la industria se beneficia de las investigaciones que ya comenzaron a finales de los años 80, ya que existen muchos medicamentos y se ha alargado la vida de los pacientes. Y en el caso del alzheimer se ha tratado de desarrollar medicamentos que hagan más lento el avance de la enfermedad, aunque nadie ha descubierto por ahora nada que la frene por completo.
La investigación médica cada vez es más profunda y dividida en grupos más pequeños, por lo que para las farmacéuticas resulta difícil desarrollar medicamentos que les proporcionen ingresos masivos y millonarios, los llamados «blockbuster», exceptuando dos enfermedades para las que millones de pacientes esperan nuevas terapias: el cáncer y el alzhéimer.
El año pasado, la Asociación de Fabricantes e Investigadores de Medicamentos (vfa) de Alemania registró más de 300 nuevas sustancias que se estima podrían salir al mercado hasta 2019. De ellas, más de un tercio iban destinadas a combatir el cáncer.
La industria se beneficia de las investigaciones que ya comenzaron a finales de los años 80, ya existen muchos medicamentos y se ha alargado la vida de los pacientes. Las mayores esperanzas están puestas en la actualidad en la llamada inmunoterapia, que moviliza las defensas naturales del cuerpo contra el cáncer.
También se investiga mucho en las enfermedades inflamatorias y autoinmunes como la esclerosis múltiple, el reuma, el asma y los problemas intestinales inflamatorios.
Otro campo es el de los nuevos antibióticos que permitan combatir a las bacterias pese a su creciente resistencia. Y las vacunas. «Por una parte, enfermedades antes poco estudiadas como el ébola, el zika o el dengue están cobrando importancia. Por otra, con los avances tecnológicos es posible desarrollar ahora vacunas antes impensables», afirma Siegfried Throm, gerente de desarrollo en la vfa.
Los preparados de inmunoterapia oncológica tienen las mayores perspectivas de convertirse en un gran éxito, opina Siegfried Bialojan, experto en farmacéutica de la firma de asesoría Ernst & Young (EY). «Podrían ser lo más cercano a los blockbuster», los medicamentos destinado a grandes poblaciones.
A través de la mayor subdivisión de las enfermedades los grupos de pacientes se reducen, pero en total siguen siendo grandes debido a la gran cantidad de enfermos.
La farmacéutica alemana Merck presentará este año junto con la estadounidense Pfizer una solicitud para que se empiece a utilizar la sustancia Avelumab. «Con Avelumab Merck podría tener un blockbuster», opina Bialojan. «Para las dos empresas sería un enorme paso adelante».
El alzhéimer es otro de los grandes males actuales y con perspectivas de empeorar ante el envejecimiento de la población. En los últimos años ha habido muchos fracasos con esta enfermedad, pero en tiempos recientes han surgido nuevos enfoques. «El alzhéimer será el siguiente gran tema de la investigación farmacéutica», dice Bialojan.
A diferencia de la oncología, la investigación de base es mucho más compleja, porque el cerebro humano es muy difícil de estudiar. Hasta ahora se ha tratado de desarrollar medicamentos que hagan más lento el avance de la enfermedad, pero nadie ha descubierto por ahora nada que la frene por completo.
Lo que más se está analizando son medicinas biotecnológicas, es decir no químicas, sino desarrolladas en una célula viva. Su porcentaje en el mercado mundial farmacéutico fue de un 21 por ciento el año pasado, según los cálculos de la empresa de asesoría médica IMS Health. Hasta el año 2020 podría aumentar a un 28 por ciento.
Stefan Rinn, gerente de negocios de Boehringer Ingelheim, cree que la tendencia de facturación se acercará a mediano plazo a un 50 por ciento. La empresa está ampliando su producción biotecnológica y acaba de invertir 500 millones de euros en su sede en Viena y también construirá una en Shanghai.
La vfa también espera un gran avance en las terapias biofarmacéuticas mediante el nuevo sistema CRISPR-Cas, descubierto hace poco y que se considera una revolución de la tecnología genética. Con esta tecnología se «edita» o «corrige» parte del genoma humano. Los investigadores esperan poder eliminar así enfermedades hereditarias, mientras que los críticos temen intervenciones éticamente cuestionables en el ADN humano. Los expertos creen que aún quedan años por delante para que se aprueben terapias basadas en esta técnica.