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Una encuesta de Gallup, del mes pasado, mostró por primera vez que los estadounidenses están a favor de legalizar la marihuana, marcando un antes y un después con respecto a la actitud que tenían en las décadas pasadas. Una propuesta de legalizar la sustancia en Maline llegó muy tarde para poder materializarse el miércoles, cuando los votos todavía se estaban contando.
Por Leslie Hook
La marihuana se ha legalizado en la mayoría de los estados de EE.UU. después de las elecciones, lo cual representa un cambio de paradigma que muestra cómo las actitudes de los norteamericanos, en relación a las drogas, han cambiado con el tiempo.
Votantes de California, Nevada y Massachussets decidieron legalizar la cannabis con uso recreacional, mientras votantes de otros cuatro estados la legalizaron para uso medicinal.
Otras mediciones de las votaciones, alrededor del país, dieron cuenta de que los votantes estuvieron de acuerdo con un mayor control en el uso de armas y más impuestos al cigarro y a las bebidas –cuestiones típicamente liberales que, por lo demás, van en contra del giro conservador que tuvo la elección del martes, tanto a nivel presidencial como de parlamento.
Para la industria de la marihuana, la victoria de Trump pone en tela de duda la prohibición, a nivel federal, que existía con respecto a la sustancia, por más de un siglo. La prohibición ha sido cada vez más difícil de reforzar, a medida que más estados la legalizan.
La semana pasada, el Presidente Barack Omaba dijo que la prohibición federal se ve, con el tiempo, “muy insostenible” frente a la creciente legalización de la sustancia. Después de la votación de este martes, la marihuana es legal para usos recreacionales en siete estados, y legal para uso médico en otros 23.
“Ha llegado la hora de legalizar la cannabis”, dijo Troy Dayton, jefe ejecutivo de Arcview, una red de investigación acerca de la marihuana. “Ese va a ser el siguiente paso, cómo terminamos con la prohibición federal, lo antes posible. Cómo resolvemos los asuntos bancarios y el tema de los impuestos”.
Su investigación indica que el mercado de la marihuana legal crecerá en un 29% por año, para llegar a un valor de $7.7 billones anuales en venta, en California, para el año 2020. “Es tremendo crecimiento para la industria”, añadió.
Sin embargo, la prohibición federal todavía previene que la mayoría de las compañías que comercializan la marihuana puedan abrir cuentas con bancos (que tienen licencias federalizadas), lo que significa que largas franjas de la industria todavía funcionan con un sistema de pago en efectivo. Todas las nuevas medidas le adjudicarían un impuesto a la marihuana, con Californa que impone un 15% de impuestos en las ventas de marihuana.
Una encuesta de Gallup, del mes pasado, mostró por primera vez que los estadounidenses están a favor de legalizar la marihuana, marcando un antes y un después con respecto a la actitud que tenían en las décadas pasadas. Una propuesta de legalizar la sustancia en Maline llegó muy tarde para poder materializarse el miércoles, cuando los votos todavía se estaban contando.
Otras medidas que se hicieron después de las votaciones, muestran varias victorias para el control de armas, dado que se aprobaron las restricciones, gracias a los votantes de California, Nevada y Washington. En Nevada, por ejemplo, la iniciativa fue apoyada por Michael Bloomberg, el antiguo acalde de Nueva York, que ha transformado esta idea en una de sus posturas claves. No obstante, votantes en Maine rechazaron una medida similar.
Para la industria del tabaco, las elecciones del martes trajeron resultados mixtos. Los votantes rechazaron impuestos mayores para la industria, en tres estados –Colorado, Missouri y Dakota del Norte. Sin embargo, California, la sexta economía más grande del mundo, incrementó el impuesto al tabaco en 2 dólares por paquete de cigarrillos, y además expandió los impuestos en los cigarros electrónicos.
Las compañías de tabaco gastaron más de $70 millones en luchar contra el impuesto hacia el cigarro en el estado de California, que se aprobó con el 63% de los votantes a favor.
Stanton Glantz, quien encabeza el Centro de Investigación para el Control del Tabaco en la Universidad de California, San Francisco, elogió la medida. “Los efectos combinados del aumento del precio y la revitalización de los programas para control del tabaco, pueden hacer de California el primer estado en alcanzar la utopía de una “sociedad libre de tabaco”, dice.
Votantes de varias ciudades de California y Colorado, también aprobaron los impuestos a las sodas, un hecho que dobla el número de ciudades que adjudican impuestos a las bebidas. Boulder, Colorada y tres ciudades en Claifornia –San Francisco, Albany y Oakland- votaron por la nueva ley de impuestos el martes. Previamente, solo en dos ciudades, Philadelphia y Berkeley, tuvieron impuestos a la soda.
Separadamente, votantes en cuatro estados aprobaron el incremento del salario mínimo. Y en el frente judicial, votantes de tres estados afirmaron que quieren mantener la pena de muerte, rechazando las medidas que pondrían fin a dicha medida.
