La organización elabora aparatos ortopédicos que entregan a costo cero para ayudar al 90% de chilenos que necesitan uno pero no tiene acceso a ellos por falta de recursos. Les enseñan a usarlos con kinesiólogos y terapeutas y de esta forma incluso cambian vidas. “El 80% de las personas que sufren amputaciones pierden la capacidad de trabajar por no tener una prótesis”, dice la directora de la Fundación, Daniela Retamales.
Hace un año, le entregaron una prótesis personalizada a Eder, un niño de dos años de Valdivia que se negó a ponérsela hasta que llegó a su casa. Su madre estaba emocionada y le mandó una foto de inmediato a Daniela: “Mira se la puso”, le dijo.
Eder era muy pequeño y no tenía consciencia de que le faltaba una mano, pero sus padres sí y estaban muy ansiosos porque tuviera una prótesis que le permitiera llevar una vida normal.
Esa es la necesidad real y familiar que Daniela reconoció y que le dio sentido a la decisión que tomaron dos años antes, cuando trabajaba en una empresa de transacciones y tecnología como ingeniera civil y pese a la exitosa proyección laboral, sentían que no tenían ninguna incidencia real. “Uno va porque te van a pagar a fin de mes pero no mejoras nada, salvo las utilidades de la empresa”, cuenta Daniela.
Ahí se pusieron a investigar y a buscar ideas que fueran innovadoras de ayuda social.
Se encontraron con las prótesis.
-¿Por qué trabajar con prótesis?
-Porque la impresión 3D te permite hacer casi cualquier cosa y se está usando esta tecnología para hacer prótesis.Además, las prótesis son una ayuda en el día a día de las personas y un aporte psicológico, por eso las personalizamos. Ahora estamos con una de “Iron Man”.
-¿Cuál es la diferencia con los aparatos tradicionales?
-Lo principal es que esas prótesis trabajan con muñones perfectos, pero nosotros nos podemos adaptar a otro tipo de casos. Sin embargo, potenciamos el uso de ambas prótesis. Es como tener ropa deportiva y un vestido de gala, no los vas a usar para una misma ocasión sino que depende de lo que necesites.
La prótesis 3D es de un material distinto, más ligero, ¿cómo es el proceso de elaboración?
Luego de la evaluación de la persona, planificamos la prótesis con ayuda de un diseñador industrial. Para pasar a la etapa de impresión que demora en promedio cuarenta horas.
Después está el ensamblaje de las piezas que es como jugar con un lego, porque hay que armar la prótesis de manera perfecta.
-Luego de la entrega de prótesis, ¿cómo se relacionan las personas que atendieron?
Les enseñamos a usarlas en sesiones con kinesiólogos y terapeutas ocupacionales. Luego los llamamos una vez al mes para saber cómo están, si necesitan algo.
LA INFLUENCIA DEL CASO DE MARTINA
Martina Villarreal es una niña de Villa Alemana que no cumple con las condiciones físicas para la creación del aparato porque su muñón es muy corto. La fundación no podía garantizarle ni a ella ni a su madre, Tania García, un aparato funcional, pero ellas de todos modos lo quisieron intentar.
Tania les dijo que si ese proceso serviría para otros niños quería que probaran con su hija. Y les acaban de entregar la prótesis 3D.
-Ella no era un caso tradicional, ¿qué tan distinto fue trabajar con Martina?
-Trabajamos una primera prótesis para saber en qué punto no le iba a servir, qué cambios deberíamos hacer y cómo modificar el modelo.
Luego fabricamos una segunda estructura con las adaptaciones hechas y a partir de las observaciones de una terapeuta ocupacional hicimos un tercer modelo que es el final.
-¿Cómo es trabajar con niños?
-Ahí es importante la relación con los padres. Que ellos no se emocionen tanto o a sus hijos porque puede que no les guste la prótesis o que no le quede bien. Y la idea es que los papás bajen esa ansiedad.
-¿Cómo lidian con los padres más complicados?
-Tenemos una psicóloga que trabaja con nosotros, les pedimos que no obligue al niño a ocupar la prótesis, tiene que querer ocuparlas, sentirse cómodo.
-Y luego de Martina, ¿piensan trabajar con personas que no cumplan con los requerimientos?
-Esa es la idea. Ahora tenemos un modelo que se adapta a un muñón más corto y así solucionamos otra necesidad que no estábamos cubriendo.
La fundación de Daniela es una organización sin fines de lucro como varias que existen alrededor del mundo y sus recursos provienen principalmente de donaciones voluntarias que realizan sus pacientes y de inversiones de privados.
Hay empresas que les regalan el material de fabricación y las impresoras, pero en este minuto necesitan apoyo para sueldos y es en lo que esperan seguir avanzando, todo por el objetivo que los movilizó a crear esta empresa que también se volvió a una oportunidad para muchos. “El 80% de las personas que sufren amputaciones pierden la capacidad de trabajar por no tener una prótesis” -cuenta Daniela-. “Entonces también se puede cambiar la vida de una persona que se siente frustrada o improductiva”, cierra.