La adolescencia es el periodo comprendido entre la infancia y la edad adulta, en el que ocurren alteraciones biológicas, psicológicas y sociales, fase muchas veces estresante para los jóvenes. Esta etapa también representa cambios para los padres, que se deparan con la formación de identidad y cuestionamientos frecuentes de los adolescentes, con el desarrollo de su autonomía, su lucha pela independencia y pela libertad de sus padres. Investigaciones (McElhaney & Allen, 2001) muestran que la manera como los padres reaccionan a esta disputa por la autonomía y autoeficacia influye si los adolescentes presentarán o no comportamientos de riesgo.
De acuerdo con tales pesquisas, adolescentes con padres democráticos presentan menor probabilidad de abuso de sustancias, de presentar conducta sexual muy activa y temprana y de desarrollar trastornos mentales. Además, exhiben buena autoestima, alcanzan niveles más altos de rendimiento académico, son más habilidosos socialmente que adolescentes con padres autoritarios, permisivos o negligentes.
Padres democráticos son aquellos capaces de desarrollar la habilidad de negociación y marchar de la predominancia parental de la infancia para una relación más igualitaria sin desplomarse hacia la permisividad y el descuido. Esto significa que los padres que gradualmente abren mano del control pero siguen monitoreando los comportamientos de sus hijos contribuyen para que aprendan a controlar y regular su propio comportamiento. Además, estos padres son capaces de escuchar los argumentos y opiniones de sus hijos, aunque no cambien de idea, estimular la independencia y establecer límites y consecuencias para los comportamientos inapropiados de manera consistente.
Además del estilo de crianza, investigaciones (Novak & Pelaez, 2002) sugieren que el apoyo familiar y social es extremadamente importante para el adolescente, especialmente en periodos de estrés. Tales pesquisas encontraron que adolescentes que reciben apoyo en situaciones de estrés intenso exhiben daños menos severos y menores niveles de síntomas ansiosos y depresivos.
Frente a los datos presentados por las investigaciones, es recomendable, aunque no sea una tarea fácil, que los padres de adolescentes desarrollen estilos de crianza democráticos y que muestren apoyo a sus hijos en los momentos de estrés.