Son muchos los factores que preocupan a los padres al momento de que su hijo ingresa a clases, y todos están relacionados con entregar las herramientas, para que puedan tener el mejor rendimiento escolar y asegurar así un futuro auspicioso en el ámbito académico.
Sin embargo, un factor que no es muy tomado en cuenta y que es fundamental para un adecuado desarrollo cognitivo de los niños, es una alimentación y una actividad física saludables. Ambas deberían representar una de las preocupaciones prioritarias, no solo porque las tasas de obesidad siguen en aumento en nuestro país y las políticas públicas no han sido suficiente para parar este mal entre la población infantil., sino porque hay una creciente evidencia que demuestra el efecto negativo de los estilos de vida poco saludables, sobre el rendimiento académico.
A medida que la dieta occidental y el sedentarismo se han instalado en todas las sociedades, ha empezado a crecer el interés por conocer cómo el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados y la inactividad física interfieren en los procesos fisiológicos de los que dependen la formación de la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Una recopilación de evidencia realizada por Investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, INTA, llamada “El Impacto de la Nutrición y la Actividad Física y la Función Cognitiva y el Rendimiento Académico”, muestra como la ingesta excesiva de carbohidratos refinados y ácidos grasos saturados se ha relacionado con un peor rendimiento académico en todos los grupos de edad, incluidos niños y adolescentes.
“Estos macronutrientes, que suelen ser parte de la dieta daría de muchos niños, debilitan la plasticidad sináptica y la neurogénesis en estructuras fundamentales del cerebro, como el hipocampo y la corteza prefrontal medial, alterando los procesos de aprendizaje y memoria. Además, la exposición a alimentos de alta densidad energética reduce los niveles hipocampales del factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), una proteína que es fundamental para la supervivencia, crecimiento y diferenciación de las neuronas”, explica la académica del INTA Raquel Burrows.
“Estudios realizados en diversos países coinciden en que el impacto de una dieta no saludable sobre las habilidades cognitivas es acumulativo y se mantiene en el tiempo, confirmando que las prácticas alimentarias no saludables en los primeros 24 meses de la vida tienen una asociación positiva y duradera con el coeficiente intelectual evaluado en la niñez y la adolescencia”, agrega la especialista.
Dieta y Rendimiento Académico
El documento revela también, cómo la dieta va teniendo efectos directos sobre el rendimiento en las escuelas. La exposición permanente a grasas saturadas y azúcares simples tiene un efecto sostenido sobre las funciones de memoria y aprendizaje y tarde o temprano esto interferirá en la capacidad de niños y adolescentes para rendir en el colegio.
“Otra comprobación que han hecho los estudios que analizan la relación dieta y rendimiento académico, han podido mostrar que el consumo regular de comida ‘chatarra’ durante la infancia y la niñez impacta negativamente en el rendimiento en pruebas estandarizadas que se aplican en el sistema educativo británico en la preadolescencia y adolescencia, lo que refuerza la idea de un efecto a largo plazo de la nutrición sobre la capacidad cognitiva y relacionan además la ingesta alimentaria y el rendimiento académico en estudiantes islandeses de 1° y 2° medio, donde observaron que el rendimiento en lenguaje, matemáticas y lenguas extranjeras se asoció directamente con los hábitos alimentarios”.
Lo que ocurre con los niños chilenos
En Chile, señala esta recopilación, hay estudios que muestran que los niños en edad escolar que consumen alimentos poco saludables en la colación, tienen un rendimiento más bajo en Matemáticas y Lenguaje en comparación con los estudiantes que consumen colaciones saludables. Al margen del sexo, nivel socioeconómico, estado nutricional y nivel de excelencia académica del colegio, la colación no saludable redujo significativamente el rendimiento académico en las pruebas SIMCE, aplicadas en 4° y 8° básico. El consumo de alimentos no saludables a la hora de la colación está muy extendido en los estudiantes chilenos. Otro estudio nacional y retrospectivo que evaluó la calidad de la dieta en adolescentes chilenos de nivel socioeconómico medio-bajo y bajo, confirmaron además que hay una relación positiva entre la calidad de la dieta a los 16 años y la nota promedio al egresar de la enseñanza media, al margen del estado nutricional, el sexo, y el nivel educativo de la madre. Lo mismo se pudo observar ante el rendimiento en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) de Matemática y Lenguaje. En estos mismos adolescentes se observó, además, que la calidad nutricional de la colación se relaciona positivamente con la propensión a concluir la enseñanza media y a rendir las pruebas de acceso a la universidad.
Con este documento el INTA deja el descubierto una realidad que afecta a gran parte de la población infanto-juvenil de Chile. confirmando que en escolares chilenos también existe una asociación entre la calidad de la dieta y el rendimiento académico de los escolares.