La llegada de la primavera trae consigo un renuevo de la naturaleza con colores y olores que resaltan el paisaje. Sin embargo, para muchas personas, la primavera también desencadena un desafío silencioso, pero persistente: las alergias estacionales que, aunque a menudo se consideran solo molestos, pueden afectar profundamente la calidad de vida de quienes los padecen.
A pesar de su prevalencia, las alergias a menudo se minimizan o se consideran simplemente “un problema estacional”. Sin embargo, para aquellos que las experimentan, son mucho más que congestión nasal, estornudos, picazón en los ojos y piel, ya que afectan la calidad del sueño, la capacidad de concentración en el trabajo o en la escuela, e incluso pueden impactar emocionalmente a las personas, causando frustración y agotamiento.
Afortunadamente, hay medidas que se pueden tomar para minimizar su impacto. La prevención y el manejo son clave. Consultar a un profesional de la salud, como un alergólogo o un médico para un diagnóstico adecuado y opciones de tratamiento, además de conocer los desencadenantes alérgicos personales.
En general, los tratamientos en los casos leves y moderados son abordados con antihistamínicos, y en casos severos, se agrega un corticoide nasal o inhalador. La inmunoterapia también es una alternativa, la cual se evalúa con el historial de antecedentes de cada persona.
Dentro de las medidas para prevenir y reducir algunos efectos de las alergias se encuentran el evitar, en lo posible, el contacto directo con los pólenes durante el período de polinización, por ejemplo, al cortar el césped o barrer. Si no puede evitar realizar este tipo de actividades, se aconseja hacerlo usando mascarilla.
Asimismo, mantener las ventanas de la casa o vehículo cerradas en lo posible, o limitar a un período acotado para evitar la suspensión de los alérgenos en el ambiente, evitar secar ropa en el exterior durante el periodo de máxima polinización, pues el polen queda atrapado en la ropa húmeda.
También es recomendable usar gafas de sol, ya que ayudan a reducir la irritación conjuntival y el lagrimeo, evitar el contacto con otros agentes irritantes como el humo del tabaco y productos químicos irritantes que pueden potenciar la reacción alérgica.
Lavar de manera frecuente nuestras manos y mantenernos hidratados es fundamental para disminuir los efectos alérgicos, pues la prevención es esencial para cuidarnos y disfrutar con responsabilidad momentos de esparcimiento tan necesarios en esta época del año.